PELICULA RECOMENDADA POR CINEMANET Título Original: Solas |
SINOPSIS
Sevilla. Una mujer de pueblo ha acudido a la ciudad para acompañar a su marido, ingresado en un hospital. Se ve forzada a compartir piso con su hija María, que dejó el campo hace tiempo para malvivir en permanente estado de crispación en la gran ciudad. Poco a poco vamos conociendo a los personajes. La madre, cargada de bondad y cariño, recia, atenta a los detalles. El marido, un tipo machista y bastante insoportable, celoso y posesivo. La hija, desilusionada, pero a la que la maternidad no deseada con un tipo al que no ama puede cambiar la vida. Y un vecino, anciano y solitario, al que hace compañía un perro, y que traba amistad con la madre.
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CRÍTICAS
[Carmen Lucena Hidalgo. Colaboradora de CinemaNet]
El homenaje más claro del cine andaluz a la madre en la sombra, a la madre luchadora y silente, a la madre que ama la vida
Una hija atormentada y una madre sufriente pero feliz. Un vecino solo con su perro Aquiles. Un moribundo intratable. Un médico bondadoso. Una vida que brota. Pero, en medio de los problemas, ellas están solas.
Solas, el primer largometraje de Benito Zambrano (ganador por esta película del Goya a la mejor dirección novel), nos muestra la historia de una mujer, María (Ana Fernández, ganadora del Goya a la actriz revelación ) que malvive como limpiadora y que descubre que se ha quedado embarazada del “hombre” con quien tiene una relación exclusivamente pasional. Rosa (María Galiana, ganadora del Goya a la mejor actriz de reparto), la madre de María se presenta en su casa para quedarse mientras su padre esté en el hospital.
El comienzo de la novela de Tolstoi “Anna Karenina” siempre me ha parecido muy acertado, y al ver la película Solas, pienso que es interesante traerlo a la memoria “Todas las familias felices se parecen y las desgraciadas lo son cada una a su manera”. La historia de esta familia es una historia de desgracias, sí, pero que se tornan en aceptación y serenidad si se miran desde el amor, como hace Rosa. Maltratada, cansada, desgraciada, abandonada, Rosa es extrañamente feliz porque vive, porque puede disfrutar de las plantas, porque disfruta al ver la sonrisa de los demás, porque la vida se abre camino a pesar del sufrimiento. Y María, contraria a todo eso, va aprendiendo toscamente a ver así los problemas.
El término embarazo no deseado, muy en boga hasta donde llega mi memoria, en Solas va cambiando a embarazo transformador; en embarazo redentor, que rompe con la desgracia, que pese a haber sido concebido en una relación egoísta y tras haber sufrido la amenaza del odio de su padre (el camionero no ve otra opción que provocar el aborto so pena de abandonar la relación), sale adelante porque en lo más hondo del corazón de la nueva madre, María, la semilla del amor y de la ilusión alegre, ha brotado gracias a la callada educación que sin duda ha recibido de Rosa, a su ejemplo, a su alegría de vivir.
Es arrollador el papel que interpreta María Galiana, es un personaje heroico, espectacular, magnífico… pero sin duda tranquilo, callado, discreto… No grita ni pelea, no es agresiva ni discute, simplemente se sacrifica gustosamente por los demás, cocina algo para el anciano y reguñón vecino, compra una maceta, hace la colada, teje ropitas para el bebé del médico, calla frente a los insultos… pasa calladamente por la vida de los demás transformándola y volviéndola alegre y esperanzada.
La ambientación de la película es extremadamente realista, ambientada en el extrarradio de Sevilla, y con personajes secundarios muy de la tierra, da matrícula de honor al desconocido y escaso cine andaluz. La fotografía es muy urbana, con planos largos y tranquilos, la cámara nos lleva por la historia pausada y relajadamente, sin llamar la atención, el espectador parece asomado a una ventana, pues no hay casi artificio… son escenas cotidianas en el universo en el que nos movemos en Solas.
La vida, y nada más
Sevilla. Una mujer de pueblo ha acudido a la ciudad para acompañar a su marido, ingresado en un hospital. Se ve forzada a compartir piso con su hija María, que dejó el campo hace tiempo para malvivir en permanente estado de crispación en la gran ciudad. Poco a poco vamos conociendo a los personajes. La madre, cargada de bondad y cariño, recia, atenta a los detalles. El marido, un tipo machista y bastante insoportable, celoso y posesivo. La hija, desilusionada, pero a la que la maternidad no deseada con un tipo al que no ama puede cambiar la vida. Y un vecino, anciano y solitario, al que hace compañía un perro, y que traba amistad con la madre.
Peliculón. Repetimos: peliculón. Este film es una completa sorpresa. Director desconocido (solidísimo Benito Zambrano), actores desconocidos (formidables María Galiana, Ana Fernández, Carlos Álvarez-Novoa). Pedro Almodóvar confesaba que esta peli, maravilloso canto a la maternidad, es la que más le había gustado en 1999. La historia es buena y logra emocionar. Los personajes resultan cercanos y bien definidos. Temas como el amor, la aceptación de los hijos como un regalo en contraposición al aborto, o la buena cara ante las contradicciones, son tratados con hondura y sin efectismos. Con toda justicia el film tuvo el Premio del Público en Berlín y a los actores en Tokio. También se alzó con siete Medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos y cinco premios Goya.
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No se puede dudar ante esta conmovedora historia. Benito Zambrano es un buen director y esta su mejor película. Quiero decir peliculón.