[Guillermo Callejo. Colaborador de Cinemanet]
No es un tema nuevo, por supuesto que no. El debate surgió durante el inicio mismo del cine sonoro, a finales de los años 20 y, sobre todo, principios de los 30. Desde entonces, el interés y la polémica siguen vigentes. Para unos, es absurdo renunciar a la voz primitiva del actor o actriz en cuestión, puesto que constituye una parte inextricable de la interpretación y del personaje. Para otros, lo importante se reduce a la trama del filme y al mensaje visual: por eso no convienen –dicen- los subtítulos, porque empañan la imagen y distraen al espectador.
A esta disputa se le añade otra, a saber, la de quién dobla mejor las películas. España es uno de los países con las mejores traducciones cinematográficas del mundo. Un artículo en ‘Blog de Cine’ explica bastante bien por qué. Todo indica que, por lo general, son superiores a las que se producen en Latinoamérica. Aunque hay una excepción que le hace la competencia: el doblaje mexicano. En la Península Ibérica, como se explica acertadamente en otra página web, contamos con mejores instalaciones y más dobladores, pero en México la caracterización de las voces tiende a ser más ajustada.
El hecho es que pocas naciones se han lanzado al doblaje en serio. En Europa, por ejemplo, únicamente Alemania, Francia, Rusia, Italia y España lo utilizan para sus productos cinematográficos y televisivos. Algo parecido ocurre con los otros continentes, si bien en Latinoamérica se dan algunos casos más.
¿Son todos los doblajes peores que las versiones originales? En la inmensa mayoría de los casos, creo que sí. Las excepciones se cuentan con los dedos de una mano, pero las hay. Me encanta ilustrarlo con un ejemplo irrefutable: el pez Dory, en Buscando a Nemo, al que originalmente Ellen DeGeneres ponía la voz, pero que en castellano estaba al cargo de Anabel Alonso. Esta última logró que la co-protagonista del filme brillara y resultara más cómica que DeGeneres. Pero es eso, un caso, y además un caso de personaje animado, en donde a los gestos faciales no se les exige estar tan en consonancia con las palabras dichas.
La tesis final es básica: prefiero escuchar la voz británica de Ralph Fiennes, la susurrante de Jason Statham, la perturbadora de Anthony Hopkins, la clásica de Gregory Peck, la dulce de Audrey Hepburn, la grave de Marlon Brando y John Wayne, la aguda de James Stewart, la teatral de Emma Thompson y Kenneth Branagh… que la de cualquier doblador. ¡Ojo! Y no me refiero sólo a las películas rodadas en inglés. Hablo de cualquier extranjera, bien sea alemana, francesa, china, india o iraní: nada como el tono melodioso de la francesa Catherine Deneuve o la oriental Zhang Ziyi, el marcado acento del indio Anil Kapoor o las parcas expresiones chinas de Jet Li y Yun-Fat Chow.
Casos admirables de doblaje son, en mi opinión, los de las películas estrella de Disney. La compañía se tomó muy en serio el asunto, qué duda cabe. Porque lograr crear unas letras tolerables para las melodías originales, y con un significado casi idéntico, no era tarea fácil. Sin embargo, lo consiguieron, por primera vez, con La Bella y la Bestia, y más tarde con obras esplendorosas como El Rey León, Mulán, Tarzán o la más reciente Spirit: el corcel indomable.
Basta moverse un poco por el mundo para comprobar que lo del doblaje, en definitiva, es un remedio de andar por casa; una manera de hacer más cómoda la visión de una película, pero poco más. Y a los defensores más acérrimos de las traducciones cinematográficas les recomendaría que prueben, por una vez, con una versión original. Que se lancen. Porque con frecuencia los prejuicios juegan una mala pasada. Ni los subtítulos –si es que necesitan usarlos- estorban ni la imagen sale tan perjudicada como esperaban. Al contrario, la historia y los protagonistas ganan en cercanía, fuerza y veracidad, como todos reconocerán al llegar los créditos finales. Ejemplo/recomendación: ver El bueno, el feo y el malo.
P.D. Una buena lista de los mejores dobladores españoles la pueden encontrar aquí. Y la base de datos sobre doblajes por antonomasia, aquí.
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Interesante tema, de discusión muy abierta. Tuvimos en los foros de cinemanet esta discusión hace tiempo:
http://www.cinemanet.info/foros/viewtopic.php?p=2264
Yo confieso que, personalmente, prefiero que haya oferta «doblada» suficiente para mi propio consumo. Y que aumente la oferta en VO. Veo bastante en VO (ya probé ;D ), especialmente cosas que no están aún dobladas o cosas cuyas voces dobladas me repatean. Pero, aún sabiendo que me pierdo un poco de la «caracterización», sigo prefiriendo verlas dobladas. ;D