Un plan perfecto, remake de Ladrona por amor, dirigida por Ronald Neame y protagonizada por Michael Caine y Shirley MacLaine en 1966, tal vez no tenga la calidad del original, pero es una película muy recomendable para disfrutar de un curioso y atípico guión de los hermanos Ethan y Joel Cohen, que divierte y hace pasar un buen rato.
ESTRENO
Título original: Gambit
País: Estados Unidos
Año: 2012
Dirección: Michael Hoffman
Intérpretes: Colin Firth, Cameron Díaz, Alan Rickman, Tom Courtenay, Cloris Leachman, Stanley Tucci
Guión: Joel Coen, Ethan Coen
Música: Rolfe Kent
Fotografía: Florian Ballhaus
Distribuidora en cine: Aurum
Duración: 89min.
Género: Comedia
Estreno en EEUU: 21 de Noviembre de 2012
Estreno en España: 15 de Febrero de 2013
SINOPSIS
Harry Deane (Colin Firth) es un especialista en arte que trabaja para Lionel Shabandar (Alan Rickman), hombre inmensamente rico, excéntrico, odioso en el trato con sus empleados –especialmente con Harry, al que no pierde ocasión de humillar– y ávido coleccionista de obras de arte. Para vengarse de su jefe y ganar una buena suma de dinero, Harry organiza «un plan perfecto» para engañar a Shabandar vendiéndole un falso Monet que hace juego con otro de su propiedad por el que siente especial apego y admiración. Para poner en marcha el proyecto, Harry y su amigo falsificador (Tom Courtenay) recaban la colaboración de Philomena Puznowski (Cameron Diaz), reina del rodeo de Texas, para que finja ser la propietaria del Monet que había sido robado por los nazis y que fue recuperado por su abuelo al final de la guerra.
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CRÍTICAS
[Mª Ángeles Almacellas – CinemaNet]
Harry Deane es un especialista en arte que trabaja para Lionel Shabandar, hombre inmensamente rico, excéntrico, odioso en el trato con sus empleados –especialmente con Harry, al que no pierde ocasión de humillar– y ávido coleccionista de obras de arte. Para vengarse de su jefe y ganar una buena suma de dinero, Harry organiza «un plan perfecto» para engañar a Shabandar vendiéndole un falso Monet que hace juego con otro de su propiedad por el que siente especial apego y admiración. Para poner en marcha el proyecto, Harry y su amigo falsificador recaban la colaboración de Philomena Puznowski, reina del rodeo de Texas, para que finja ser la propietaria del Monet que había sido robado por los nazis y que fue recuperado por su abuelo al final de la guerra.
Hay que destacar los deliciosos títulos animados del principio, que recuerdan La pantera rosa y que predisponen al espectador a disfrutar de un típico film de robos, pero en clave de comedia ligera. Cuando vemos el desarrollo del plan en la imaginación de Harry, aparece totalmente “perfecto”, sin fisuras. Cada detalle está minuciosamente previsto. Pero PJ no se corresponde en absoluto con el perfil que Harry Deane había imaginado para su personaje y, en la realidad, el «plan» distará mucho de ser «perfecto».
Toda la película es divertida, pero algunas secuencias son realmente hilarantes, como las aventuras y vicisitudes de Harry en el Hotel Savoy. La pareja protagonista, Colin Firth y Cameron Diaz, hacen muestra de su calidad interpretativa y consiguen un divertido contraste entre el impecable caballero inglés y la espontánea y desinhibida texana, mucho más evidente si se ve la película en versión original para percibir las distintas entonaciones propias de Londres y Texas. Y también los actores secundarios, Alan Rickman encarnando a Lionel, el impresentable magnate, y Stanley Tucci como el estrafalario crítico de arte alemán, aunque tal vez algo exagerados, especialmente Tucci, resultan de una gran comicidad.
Un plan perfecto, remake de Ladrona por amor, dirigida por Ronald Neame y protagonizada por Michael Caine y Shirley MacLaine en 1966, tal vez no tenga la calidad del original, pero es una película muy recomendable para disfrutar de un curioso y atípico guión de los hermanos Ethan y Joel Cohen, que divierte y hace pasar un buen rato.
[Juan Orellana – Cope]
Con un guión de los hermanos Joel y Ethan Coen, el director Michael Hoffman (El Club del Emperador) nos ofrece una comedia ligera, con toques clásicos, que juega con el contraste entre estereotipos culturales: el formalismo excesivo británico y la tosquedad hortera del profundo Oeste americano. Colin Firth encarna a Harry Deane, un típico gentelman londinense, experto en arte, que trabaja para un magnate despótico y excéntrico, Lionel Shahbandar (Alan Rickman). Para vengarse de sus continuos desprecios y humillaciones, Harry urde un timo con un falso Monet que le reportará varios millones de dólares. Para ello cuenta con la ayuda de un viejo pintor, Wingate (Tom Courtenay), y de la señorita Puznowski (Cameron Díaz), una ruda vaquera tejana que hará de cebo de la operación. Pero el plan perfecto empieza a hacer aguas por todas partes en cuanto se pone en marcha.
Se trata de una película pequeña, sin pretensiones, que nos brinda una trama muy sencilla, sostenida por buenos intérpretes, y algunos gags hilarantes en los que se nota la pincelada escatológica de los Coen. Aunque pueda parecer lo contrario, la cinta también tiene su punto de elegancia pretendida, y la puesta en escena está cuidada, pero siempre dentro de los límites de un guión de usar y tirar. No se puede negar que Un plan perfecto entretiene, que es lo que busca, y nada más. Una comedia de estafadores de serie B, en la que nadie da muestras de moralidad, pero que despierta inevitables simpatías.
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