Lúcida metáfora sobre las crecientes perplejidad afectiva, soledad e incomunicación en las hipertecnificadas, hipersexualizadas y secularizadas sociedades desarrolladas. Capaz de atrapar desde el inicio gracias a un planteamiento original, incisivo y al borde de lo grotesco con el fin de invitar a la reflexión sobre lo que se nos puede avecinar, esta singular película no apta para todos los paladares consolida a su guionista y director como una de las voces más sugestivas del panorama actual.
SINOPSIS
En un futuro cercano, Theodore, un escritor solitario, consigue un nuevo sistema operativo basado en el modelo de Inteligencia Artificial y diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Para sorpresa de Theodore, se crea una relación romántica entre él y la voz femenina de este sistema operativo.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
Al final de su adolescencia, el estadounidense de origen judío y alemán Adam Spiegel adoptó el nombre artístico de Spike Jonze, y al cabo de unos años se hizo famoso con sus vanguardistas cortos, documentales y videoclips musicales. En 1999 debutó brillantemente en el cine con “Cómo ser John Malkovich”, a la que siguieron otras dos películas muy imaginativas: “Adaptation (El ladrón de orquídeas)” y “Donde viven los monstruos”. Ahora opta a cinco Oscar —mejor película, guión original, diseño de producción (K. K. Barrett y Gene Serdena), música original (Will Butler y Owen Pallett) y canción original (“The Moon Song”, de Karen O y Spike Jonze)— con el melodrama de ciencia-ficción “Her”, que ya ha ganado diversos premios de la crítica y el Globo de Oro al mejor guión.
Su acción se desarrolla en un futuro cercano, y sigue los pasos de Theodore Twonbly (Joaquin Phoenix), un solitario redactor de supuestas cartas a mano, generadas por ordenador y pensadas para que el cliente las envíe a sus seres queridos. Muy afectado por el proceso de divorcio de su esposa Catherine (Rooney Mara), Theodore sólo mantiene una cierta amistad con Amy (Amy Adams), una diseñadora de videojuegos, que intenta relacionarle en una cita a ciegas con una amiga (Olivia Wilde). Un día, Theodore se compra un nuevo y sofisticado sistema operativo, basado en el modelo de Inteligencia Artificial y diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Poco a poco, casi sin darse cuenta, se va enamorando de Samantha (Scarlett Johansson), la voz femenina que ha asignado al sistema. Ésta, a su vez, le corresponde, al tiempo que va tomando conciencia de sus limitaciones, sobre todo la de no tener cuerpo.
Con ecos evidentes de otras distopías fílmicas —“2001, una odisea del espacio”, “Blade Runner”, “Gattaca”, “Simone”…—, “Her” atrapa desde el primer minuto por su original planteamiento, siempre al filo de lo grotesco, que desarrolla con vigor una lúcida metáfora sobre las crecientes perplejidad afectiva, soledad e incomunicación en las hipertecnificadas, hipersexualizadas y secularizadas sociedades desarrolladas. Un enfoque paradójico que subraya el patético individualismo radical de tantas y tantos, que han perdido el sentido de la realidad y se refugian en un no tan idílico paraíso virtual, donde pretenden evadirse de sus problemas, mitigar sus insatisfacciones vitales, curar sus heridas más profundas y satisfacer hasta sus instintos sexuales. Unos instintos, por cierto, reflejados en la película con una morbosidad excesiva y sin referencia alguna a la paternidad ni a la maternidad, aunque con un acertado subrayado del comprensible ansia de corporeidad de la cibernética Samantha.
Todas estos interesantes enfoques dotan de una gran entidad dramática a las excelentes interpretaciones de todo el reparto, sobre todo a las de Joaquin Phoenix —perfecto para este papel de tipo lacónico y perdido—, Scarlett Johansson —que cautiva en todo momento con su voz ronca pero cálida— y Amy Adams, cuyo entrañable personaje es quizás el más cercano al gran público. Además, esa solidez dramática llena de sustancialidad la detallista puesta en escena de Spike Jonze, que saca partido a cada elemento de la sensacional ambientación futurista —llamativamente abigarrada y verosímil— y a cada fragmento de la sugerente banda sonora de Will Butler y Owen Pallett, componentes de Arcade Fire, la famosa banda canadiense de rock indie. La sutil fotografía de Hoyte Van Hoytema y unos cuantos golpes de humor divertidos —como los protagonizados por un digital y malhablado niño extraterrestre, al que pone voz el propio director— redondean esta singular película, no apta para todos los paladares, pero que consolida a Spike Jonze como una de las voces más sugestivas del Hollywood actual.
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