Notable drama de gángsters moralmente ambiguo que emplea sin disimulo referentes notorios, parte de un guión no muy original y abusa de una sanguinolencia y una violencia excesivas, así como del histrionismo de algunas interpretaciones. Sin embargo, se acaba imponiendo la brillante puesta en escena, de gran fluidez narrativa y progresiva intensidad dramática.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Sin-se-gae.
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SINOPSIS
Tras la muerte del jefe del sindicato del crimen más poderoso del país, se desencadena una despiadada guerra por su sucesor, donde los asesinatos y las venganzas sacan a relucir un mundo violento y descarnado. En medio de todo ello se encuentra un detective de policía infiltrado en la organización, que tendrá que agudizar su instinto si quiere sobrevivir al caos que se ha impuesto.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
Tras la turbia muerte del presidente de Goldmoon, la organización mafiosa más poderosa de Corea del Sur, se desencadena una despiadada guerra por su sucesión entre los tres clanes que la componen. En ella se encuentra metido de lleno Lee Ja-sung (Lee Jeong-jae), un valioso agente de policía que lleva seis años infiltrado en el clan de Jeong Cheong (Jeong-min Hwang), un joven y desastrado capo de origen chino. Dirige en secreto a Lee el Jefe de Sección Kang (Choi Min-sik), un veterano detective de policía, que fuerza la situación hasta poner en grave peligro la vida de su agente y la de su esposa (In-seo Kim), que está embarazada. Lee deberá agudizar sus instintos si quiere sobrevivir al sangriento caos que se desata.
Premio a la mejor película (Focus Asia) en el Festival de Sitges 2013, “New World” confirma la calidad del cineasta surcoreano Park Hoon-jung —guionista de “Encontré al diablo”, y que debutó como director con “Hyultu”—, que ha reunido en ella a muchas de las grandes estrellas del cine de su país. Su argumento no es muy original, y se adivinan en él —como ha reconocido el propio director y guionista— elementos de la saga de “El padrino”, de Francis Ford Coppola, y de la película de Hong Kong “Juego sucio” (2002), de Lau Wai Keung y Alan Mak, más tarde adaptada por Martin Scorsese en “Infiltrados”. Como en esos filmes, aquí pesa la excesiva sanguinolencia de las escenas de tiroteos y peleas —esa bestial pelea en un garaje, que culmina en un ascensor…—, así como el cierto histrionismo de algunas interpretaciones en esos pasajes. Sin embargo, se acaba imponiendo la brillante puesta en escena, de gran fluidez narrativa y progresiva intensidad dramática, sobre todo cuando las aparentemente normales subtramas intimistas de estos esquizofrénicos antihéroes se cruzan con las aparatosas manifestaciones públicas de sus actividades mafiosas. La inspirada partitura de Jo Yeong-wook pone la guinda a este notable drama de gángsters, moralmente ambiguo y quizás demasiado largo, pero rotundo e intenso.
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