Os presentamos Mandarinas, una excelente película que proviene de una cinematografía desconocida para nosotros. Se trata de un drama bélico situado en una guerra muy concreta, pero que nos trae un mensaje universal.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título Original: Mandariinid (Tangerines) |
SINOPSIS
Año 1990. Ivo, un hombre de origen estonio, decide quedarse en Georgia, a diferencia de sus compatriotas, para ayudar a su amigo Margus con la cosecha anual de mandarinas. En los comienzos del conflicto por la independencia en la provincia de Abjasia, Ivo encuentra una mañana un par de soldados heridos, de bandos opuestos, a las puertas de su casa. Junto a Margus, decide acogerlos y cuidar de ellos hasta su recuperación.
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CRÍTICAS
[Sara Ariño . Cinemanet]
Hasta los años 90 del pasado siglo vivía en la república soviética de Georgia una minoría procedente de Estonia. Después de la disgregación de la URSS estalló un conflicto armado entre georgianos y abjasios, otra de las minorías que componían el mosaico étnico de Georgia. De aquellos estonios, afectados por un conflicto en el que no tenían nada que ver, ya no queda nada. Todos huyeron a su tierra de origen. Pues bien, Mandarinas, nominada a Mejor película en habla no inglesa tanto en los Oscar como en los Globos de Oro, sitúa su acción precisamente en ese olvidado o incluso desconocido – para nosotros – conflicto. Nos muestra como en una remota aldea, de la que casi toda la población ya ha huido, confluyen, malheridos, dos soldados de ejércitos opuestos (Giorgi Nakashidze y Misha Meskhi), que por azar quedan al cuidado de un anciano (Lembit Ulfsak) perteneciente a esa minoría estonia.
A partir de aquí se establece un tira y afloja entre los dos soldados enemigos, deseosos de matarse, y el anciano, que se esfuerza en salvarles la vida.
Ante este planteamiento podríamos caer en la tentación de pensar que es una de tantas películas cargada de buenas intenciones y con un mensaje pacifista, pero también trillado y poco original. Pues nada más lejos de la verdad.
Lo cierto es que se trata de una película inteligente, entretenida, narrada con concisión y soltura, con un argumento original, con buenos golpes de efecto, de personajes bien definidos – excelentes todos y cada uno de los actores –, de diálogos rápidos e inspirados, a la que no le falta el sentido del humor y que posee un ritmo que no decae en ningún momento.
Es, en definitiva, una película aparentemente sencilla, pero que nos habla de cosas muy profundas – de la capacidad del ser humano para superar el odio y el rencor, y de la importancia de luchar por la paz y por la vida en medio de la sinrazón de la guerra, y de la amistad, que puede llegar a surgir entre acérrimos enemigos – sin ser en absoluto ni plúmbea ni didáctica ni engolada. Si tuviera que resumir en una palabra la sensación que me transmitió, diría: esperanza. ¡No se la pierdan!
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