Llega el verano y con él, los blockbusters palomiteros. La segunda parte de las Tortugas Ninja es exactamente eso: un divertimento rápido y adolescente para que el espectador no le dé demasiadas vueltas a la cabeza entre explosiones y batallas de artes marciales.
Título Original: Teenage Mutant Ninja Turtles: Out of the Shadows |
SINOPSIS
Las Tortugas Ninja -es decir, Michelangelo, Donatello, Raphael y Leonardo- han salvado a Nueva York de la amenaza de Shredder, pero siguen teniendo que esconderse en su alcantarilla por miedo a provocar el pánico en la población. Sin embargo, cuando el terrorista sea liberado y se alíe con el malvado comandante Krang para destruir la Tierra, los cuatro ninjas se verán obligados a salir de las sombras.
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CRÍTICAS
[Guille Altarriba. Colaborador de CinemaNet]
La segunda parte de la palomitera “Ninja Turtles” es más de lo mismo, y esto implica que las aventuras de las cuatro tortugas hipertrofiadas y armadas hasta los dientes siguen siendo como un bollycao. Este bollo de chocolate es la mejor metáfora posible para la película: como el bollycao, “Ninja Turtles 2” es un producto industrial, prefabricado y adolescente, que se consume con deleite y un punto de culpabilidad y del que te olvidas a los diez minutos de deglutirlo.
Para cierta generación, además, la película de Dave Green supondrá -de nuevo como el bollycao- una punzada de nostalgia: si algo han hecho bien los productores de Paramount con esta secuela es escuchar las críticas de los fans lanzadas a la primera parte que renegaban de un villano más parecido a un Decepticon de Michael Bay que al malo clásico de la serie animada. “Fuera de las sombras” corrige esto y ofrece un espectáculo rayano en lo camp con personajes que son traslaciones directas de los dibujos de los 90: los estupidos Be-boop y Rocksteady visten sus estrafalarios atuendos y Krang -el cerebro que controla desde el estómago un robot de combate- es especialmente viscoso.
“Ninja Turtles 2” también es una película de estudio dirigida a un público no solo infantil sino infantiloide: la película -como la serie de dibujos, en realidad, no vamos a pedirle peras al olmo- condensa en dos horas el máximo número de cosas guays para un público púber. A las Tortugas Ninja les rodean skateboards, música rock, hip hop, bravuconadas y una Megan Fox a la que el guion pone difícil considerarla algo mas que un maniquí -las tomas a cámara lenta de su personaje vistiendo falda corta y camisa anudada bajo el pecho no ayudan-.
A todo esto, si hasta ahora no hemos tratado el tema del fondo de la película y los valores que abandera es porque tampoco hay mucho donde rascar. Más allá de alguna arenga tipicota al trabajo en equipo y a aceptar las diferencias, “Ninja Turtles 2” acepta y abraza su condición de blockbuster veraniego, de bollycao fílmico. Y hay que reconocerle que por lo menos entretenida es.
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