Anthony Hopkins interpreta a un vidente que puede predecir el futuro y colabora con el FBI para resolver una serie de asesinatos cometidos por el criminal más escurridizo con el que se hayan topado. Es la premisa de «Premonición», un thriller que pone sobre la mesa a través de lo sobrenatural el debate de la eutanasia.
Título Original: Solace |
SINOPSIS
Un asesino en serie anda suelto: sin dejar ninguna pista más allá de unas enigmáticas notas, mata a sus víctimas con un rápido pinchazo en la nuca. Hartos de darse contra la pared de este caso sin aparente solución, los agentes del FBI Joe Merriweather (Jeffrey Dean Morgan) y Kathie Howles (Abbie Cornish) recurren a su as en la manga: el psíquico John Clancy (Anthony Hopkins), capaz de pre-ver el futuro y el pasado. Sin embargo, Clancy se encontrará con un adversario que a todas luces le supera.
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CRÍTICAS
[Guille Altarriba. Colaborador de CinemaNet]
De vez en cuando, los helados ojos de Anthony Hopkins dejan entrever brillos de inusitada humanidad: en “Premonición”, el veterano actor pone piel y mirada al vidente John Clancy, un psíquico colaborador del FBI lastrado por la pérdida de su hija, enferma de leucemia. La mirada entre perdida y profunda del intérprete deja así paso a los temas principales de esta película de Alfonso Poyart: la enfermedad y la muerte.
“Premonición” es un thriller policíaco con tintes sobrenaturales –protagonista y antagonista comparten poderes- que se sirve de una historia de asesinatos en serie y habilidades paranormales para poner sobre la mesa un tema tan tratado en el cine como la eutanasia. La película es interesante en este aspecto porque, aunque en última instancia parece posicionarse a favor de ella –“a veces los mayores actos de amor son los más difíciles de cometer” repiten los personajes, mientras la practican-, abre el debate de forma inteligente.
El villano de la función, interpretado por un taciturno Colin Farrell, es Charles Ambrose, un hombre que, dotado con el poder de ver el futuro, decide tomarse la justicia por su mano y ejercer de Dios omnisciente. (ojo, spoilers hasta el final del párrafo) Decidido a aliviar el dolor de los enfermos terminales, se pone con empeño a la tarea de acabar con sus vidas antes de que empiecen a sufrir. Frente a esta actitud arrogante e ilimitada, la resolución que le espeta Clancy tras uno de los asesinatos: “Lo he pensado, y no tenías derecho a robarle siquiera un segundo de su tiempo” (fin de los spoilers).
Este debate sobre la eutanasia transpira a lo largo de todo el metraje y convive con el segundo gran tema de la película: la muerte. ¿Estás preparado para irte?, parece plantear la película al espectador en determinados momentos. Es un interrogatorio disfrazado de thriller sombrío, que se encuentra cómodo en su tono y que sabe mantener el ritmo para no acelerarse demasiado ni aburrir al espectador.
Respecto al tono y la fotografía, “Premonición” intenta hacer algo pero todas sus ideas ya se han visto antes, y hereda su atmósfera oscura de clásicos –el David Fincher de “Seven” o la opus magna de Hopkins como actor, “El silencio de los corderos”– y no tan clásicos –se adivina la influencia de la serie “True Detective” en más de un plano- del género. También es una pena que el director, Alfonso Poyart, no evite unos subrayados excesivos –repetir tantas veces las mismas visiones como si el espectador fuera tonto dice mucho del respeto que la película tiene a su público- y un apartado musical que por momentos roza la parodia entre coros pretenciosos.
En definitiva, “Premonición” es un thriller correcto, entretenido pero no excesivamente original, que encuentra su valor en el debate sobre la eutanasia que, a través de una historia de crímenes sobrenaturales, pone sobre la mesa. El valor de la vida, aunque sea vida con dolor, y la actitud ante la muerte parpadean desde la pantalla interpelando al espectador. Puntos que miran, glaciales como los ojos de Anthony Hopkins.
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