Este viernes -2 de septiembre- se estrena en España “Ben-Hur”, la cuarta adaptación al cine de la novela clásica de Lew Wallace “Ben-Hur: Una historia de los tiempos de Cristo”, dirigida en esta ocasión por Timur Bekmambetov. La cinta está protagonizada por Jack Huston como Judah Ben-Hur; Toby Kebbell como su mejor amigo Messala; Nazanin Boniadi en el papel de Esther, el interés romántico del protagonista, y el siempre solvente Morgan Freeman como el jeque Ilderim. Pero ellos no son el papel más esperado.
Éste corresponde al rol de Rodrigo Santoro –que ha participado en “300” o “Love Actually”-, quien interpreta a Jesús de Nazaret, que se cruza en el camino de Ben-Hur en varios momentos de la trama. El director asegura que es la elección de casting perfecta: “Tiene un talento innato; puede interpretar a esta figura espiritual y a la vez transmitir naturalidad”.
Para Santoro, interpretar a Jesús ha sido un desafío, pero asegura que “ningún actor rechazaría algo así”. El brasileño asegura que la de Cristo es “una de las historias más intensas, profundas y hermosas, si no la que más”, y declara que su experiencia en este rodaje dando vida al Mesías ha sido “única” y “no se puede comparar con nada”.
Ponerse en la piel de Jesucristo ha sido, para Santoro, “una responsabilidad tremenda”, pero también, dice, “una oportunidad irrepetible para disfrutar de la ocasión de explorar y alcanzar un conocimiento más profundo de lo que tuvo que padecer y para tratar de poner en práctica sus enseñanzas”
“Quería que fuese un personaje con el que se pudiese conectar, sin sacrificar ninguna de sus enseñanzas, su aura, su espiritualidad y todo lo que hace que sea una figura singular. Ha sido el mayor desafío al que me he enfrentado en mi vida”, explica el actor, quien detalla que el proceso de preparación para el papel fue doble.
Por un lado, una parte de investigación –libros como “naturalmente”, dice, la Biblia-, y, por el otro, un trabajo emocional y físico para situarse “en un espacio de amor incondicional, que fue el gran mensaje de Jesús”, señala. “Jesús era puro Amor, el elemento capaz de transformar cualquier cosa”, concluye el actor.
“Una nueva orientación de la historia: el perdón en lugar de la venganza”
Entre los productores, además –según publica Religión en Libertad-, figuran Roma Downey y Mark Burnett, el matrimonio que produjo la serie La Biblia y posteriormente la película Son of God [Hijo de Dios], centrada en Jesucristo. Ambos son católicos y algo les trajo especialmente en el nuevo guión de “Ben-Hur”: «Nos gustó la nueva orientación de la historia como una historia de perdón y reconciliación en vez de las anteriores versiones, conducidas por la venganza», explica Downey.
Y añade: «Sin duda, mi fe es importante para mí como católica y creo que los valores en esta película son importantes y valiosos. En el tiempo que vivimos, en un mundo incierto de miedo y confusión, creo que los temas centrales del perdón y la reconciliación constituyen un mensaje que es ahora más necesario que nunca».
Mark añade que han recibido cartas respaldando la película del cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington, del cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston, y del arzobispo de Los Ángeles, José Gómez. Las primeras reacciones por parte de la crítica estadounidense refuerzan este respaldo a la perspectiva católica: «Intenta hacer mejor justicia al mensaje de Jesús que las versiones anteriores», opina Steven D. Greydanus, crítico de cine del National Catholic Register. «Tiene un mensaje cristiano más fuerte», coincide en el mismo medio Jim Graves.
Otros comentaristas católicos ofrecen un punto de vista que matiza esto, sin negarlo. Así, David Ives lamenta en Aleteia que la suavización en las «más razonables motivaciones de Mesala» respecto a la versión de 1959 «quitan justificación a la sed de venganza de Ben-Hur», y «esto es problemático porque toda la historia es en última instancia sobre la necesidad de perdón en nuestras vidas».
Del mismo modo, el obispo auxiliar de Los Ángeles, Robert Barron, quien considera a Roma Downey y Mark Burnett «dos de los más eficaces evangelizadores en el mundo de hoy», destaca que, partiendo de la base de que «contar una historia de Cristo es contar una historia de Gracia», han contrapuesto una idea de perdón que «es imposible desde un punto de vista humano» -pero que «con Dios» es posible tras el sacrificio de la Cruz- con una idea de perdón que habría podido ser «sentimentaloide y una fantasía buenista«.