Impactante y perturbador retrato de injusticias, que inquieta y conmueve. Ofrece un amargo realismo, pero también luz, gracias a un conmovedor y potente mensaje de esperanza, de redención y de amor. Además ayuda a tomar conciencia de que los intereses económicos de nuestro primer mundo consumista tiene dramáticas repercusiones en otros ámbitos menos favorecidos y no tan alejados de nosotros.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Rebelle. |
SINOPSIS
En algún lugar de África subsahariana, en una pequeña y remota aldea, Komona, una niña de 12 años, vive pacíficamente con sus padres, hasta el día en que es secuestrada por el ejército rebelde y se ve obligada a combatir como niña soldado. Por su capacidad para salvarse, le nombran «bruja de la guerra». Su única salida y amigo será Mago, un chico albino de 15 años que desea casarse con ella.
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CRÍTICAS
[Mª Ángeles Almacellas – CinemaNet]
Una nación no identificada del África subsahariana. Komona, una niña de apenas 14 años le habla en off al hijo que vendrá y le narra la historia de su vida. Todo empezó dos años atrás…Unos rebeldes entran a sangre y fuego en la aldea de Komona, se apoderan de ella y la obligan a matar a sus propios padres, cuyos fantasmas la acompañaran en adelante como una desazonante obsesión, hasta que consiga regresar para enterrar sus restos.
Empieza entonces una trágica pesadilla para la pequeña, obligada a convertirse en niña-soldado, con un kalachnikov en las manos. El tiempo transcurre y los rebeldes la consideran una “bruja de la guerra” (de ahí su título en inglés “war witch”). Se le atribuyen visiones muy eficaces para sus acciones de guerrillas, y tiene un trato algo especial. En medio de su drama, sólo encuentra apoyo y ayuda en el “Mago”, un muchacho albino de 15 años, que quiere casarse con ella y del que también Komona se acabará enamorando. Ambos deciden intentar liberarse de la guerra y empezar una nueva vida. Pero el destino aciago no los dejará tan fácilmente.
Los intérpretes principales no son profesionales y han debutado en la pantalla con Rebelde, pero, especialmente Rachel Mwanza encarnando a Komona, llevan a cabo un trabajo impecable. Kim Kguyen quiso rodar cronológicamente y los actores desconocían por completo qué iba a suceder en la historia. La película desprende así una fuerza dramática tremenda y perturbadora, produce la sensación de unas vidas arrastradas irremisiblemente por una fuerza perversa incontrolable.
Rebelde constituye un impactante y perturbador retrato de injusticias, que, a menudo, casi roza el documental. Pero Kim Nguyen lo realiza con tal habilidad que el resultado no es propiamente un alegato de denuncia. Presenta lo que sucede, envuelto en un relato de ficción, el drama concreto de una niña, con imágenes oníricas de gran fuerza dramática, alguna leyenda popular, como la búsqueda del gallo blanco para casarse, y hasta queda lugar para momentos de luz, con la enternecedora historia de amor de los adolescentes. Sólo como un factor más de la narración, insinúa alguno de los posibles motivos de esas crueles guerras en el continente africano. Por ejemplo, el interés por el coltán, mineral imprescindible para la industria de aparatos eléctricos, las centrales atómicas y los teléfonos móviles. La República Democrática del Congo posee el 80% del coltán del mundo. Las guerrillas locales y ciertas empresas multinacionales se disputan su explotación.
Rebelde fue íntegramente rodada en el Congo y se presentó mundialmente en la Berlinale 2012, donde ganó el Oso de Plata a la mejor Actriz (Rachel Mwanza) y una mención especial del Jurado Ecuménico. Ha recibido muchos otros premios y fue nominada a los Oscar 2013 como mejor película de habla no inglesa.
Es un film que inquieta y conmueve, pero ayuda a tomar consciencia de que los intereses económicos de nuestro primer mundo consumista tiene dramáticas repercusiones en otros ámbitos menos favorecidos y no tan alejados de nosotros.
[Marta Gª Outón – Colaboradora de CinemaNet]
Es una historia contada en primera persona por una niña de 12 años, Komona, que es secuestrada y reclutada para las fuerzas rebeldes del Congo como niña soldado. Por la suerte que tiene de salvarse en emboscadas y favorecer en la victoria, la niña enseguida es reconocida bajo el pseudónimo de “bruja de la guerra”, hasta el punto de que se convierte en alguien especial dentro del grupo armado. Su drama se ilumina en cuanto otro niño soldado, albino, al que llaman Mago, se enamora de ella y busca la oportunidad de salvar sus vidas y escapar de esa realidad tan inhumana.
Es una película que ha estado nominada al Oscar a Mejor Película de habla no inglesa este año. Ya que no declara en ningún momento el lugar o el año en el que sucede la historia, la película es presentada como un drama universal y por tanto, una crítica a la situación actual en muchos países africanos. Está narrada en primera persona, con la voz en off de la niña, quien cuenta al hijo que espera su historia y el cómo y por qué él llegará a la vida. Al principio nos resulta una exposición crítica de la situación de los niños soldados, pero poco a poco se va convirtiendo también en un ejemplo de supervivencia y de redención.
El director es el canadiense Kim Nguyen, quien ofrece un amargo realismo al film, pero también luz, gracias a un conmovedor y potente mensaje de esperanza, de redención y de amor. Ya con su primera película, Le Marais, obtuvo seis nominaciones, entre las cuales se encontraba la de Mejor Película y Mejor director. Sus obras destacan por el valor humano de los personajes, así como el dramatismo que se subraya entorno a ellos, tal y como vemos en esta última.
La joven Rachel Rwanza, con su complicado papel protagonista, ganó el premio a Mejor Actriz en el Festival de Berlín y el Tribeca Film Festival; la muchacha ofrece una gran fuerza dramática a su personaje, admirable, y su coraje y esperanza incansables animan al espectador a acompañarla hasta el final de la película. El actor que interpreta a Mago, Serge Kanyinda, es especial en la escena por su personaje, tan diferente a los demás del reparto por su apariencia y por su valor, su fuerza de voluntad y de sacrificio personal por defender el amor hacia la joven Komona; sin él, la película carecería de esperanza, de luz, de amor y de bondad. Mago y Komona son las grandes lecciones de humanidad, de redención; sencillos pero intensos en sus interpretaciones, conmueven en sus silencios y en sus significativos gestos de cariño y gratitud.
El director quiso innovar con esta película y por ello cuenta con elementos que nos trasladan de la realidad a la ficción mediante escenas oníricas y abstractas, sacadas de la psicología de la protagonista. Por otro lado, el director asegura que ninguno de los actores conocía la historia, ni lo que les iba a suceder a sus personajes en las siguientes escenas, por lo que rodó la película en secuencia, permitiendo a los intérpretes explorar sus papeles, así como la intensidad del drama. La música también cobra importancia, al igual que la fotografía, porque aparecen como elementos integrados e influidos por la psicología de la protagonista y por el drama que la rodea, llegando a convertirse la monotonía de los grillos o el rechinar de una puerta oxidada en la tensión sufrida por la niña.
La dureza de lo que se expone en la cinta abruma al espectador, pero el sentido de fábula que tiene la carta de amor de una madre dirigida hacia su futuro bebé, así como el elemento esperanzador, constantemente presente acompañando a la joven Komona, realzan esta bella película protagonizada por una gran humanidad resistiendo en las penurias y crueldades del mundo.
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