ON THE ROAD
Publicado: Lun Abr 15, 2013 6:43 pm
Supongo que no hace falta presentar "En el camino", la novela terminada por Jack Kerouac en 1951, basada en diversos viajes del escritor y algunos de sus amigos –especialmente Neal Cassidy, Dean en la novela- por la geografía estadounidense. Es una novela diría que casi icónica, pero me gusta rescatar que, según el propio escritor, el tema principal del relato era una cuestión de búsqueda de Fe: “nos embarcamos en un viaje a través de la América post-Whitman, tratando de desentrañar lo que esa América significaba y la bondad inherente en el hombre americano. Realmente es la historia de dos jóvenes que salieron a buscar a Dios… y lo encontraron”.
El filme no gustará a los puristas, porque traducir en lo cinematográfico la deriva lírica constante de Kerouac es harto difícil -algo que queda claro con el hecho de que es el primer intento de adaptación-, pero yo la recomiendo, especialmente a aquéllos interesados en ese movimiento beatnik, porque es un filme trabajado a diversos niveles que, al menos, nos entrega bastante intactos los elementos emocionales implicados: los instantes escogidos de joie de vivre y liberación, y, más importante, la sensación de orfandad espiritual, de hallarse perdidos, que en todo momento acucia a Sal y a Dean.
El déficit del filme tiene que ver con lo que citaba antes, esa cuestión de fe: la película ni siquiera se atreve a adentrarse en los términos densos de esa entelequia en la que se erige su búsqueda. Habrá quien afirme que se trata de una “adaptación superficial”. Quizá así sea. Yo prefiero, en cualquier caso, considerarla una humilde, quizá convencional, pero atenta y honesta propuesta.
El filme no gustará a los puristas, porque traducir en lo cinematográfico la deriva lírica constante de Kerouac es harto difícil -algo que queda claro con el hecho de que es el primer intento de adaptación-, pero yo la recomiendo, especialmente a aquéllos interesados en ese movimiento beatnik, porque es un filme trabajado a diversos niveles que, al menos, nos entrega bastante intactos los elementos emocionales implicados: los instantes escogidos de joie de vivre y liberación, y, más importante, la sensación de orfandad espiritual, de hallarse perdidos, que en todo momento acucia a Sal y a Dean.
El déficit del filme tiene que ver con lo que citaba antes, esa cuestión de fe: la película ni siquiera se atreve a adentrarse en los términos densos de esa entelequia en la que se erige su búsqueda. Habrá quien afirme que se trata de una “adaptación superficial”. Quizá así sea. Yo prefiero, en cualquier caso, considerarla una humilde, quizá convencional, pero atenta y honesta propuesta.