El Manantial
Publicado: Jue Oct 16, 2008 3:36 pm
El manantial (The Fountainhead) es una película basada en la novela El Manantial de Ayn Rand. Sigue fielmente la trama de la novela. El guión fue escrito por Ayn Rand, y controlado minuciosamente por ella misma de una forma inusual en Hollywood, donde los estudios se toman todo tipo de libertades con los guiones originales. En varias ocasiones durante el rodaje, Ayn amenazó con suspender todo el proyecto si el guión sufría la más leve modificación.
Realizada en 1949, dirigida por King Vidor, y protagonizada por Gary Cooper (Howard Roark), Patricia Neal (Dominique Francon), Raymond Massey (Gail Wynand) y Kent Smith (Peter Keating). Ayn Rand quería que los diseños arquitectónicos que aparecen en la película fuesen hechos por Frank Lloyd Wright (todo el mundo conoce la Casa de la cascada, en Pensilvania), el arquitecto real que inspira parcialmente al arquitecto de ficción, Howard Roark. Lloyd Wright pedía tanto dinero por sus diseños que los estudios vetaron esta posibilidad.
Tanto Gary Cooper como Ayn Rand no quedaron satisfechos con la película. Gary Cooper, quizás ya demasiado mayor para un papel que en el libro corresponde a un hombre joven, pronunció el famoso discurso final sin entenderlo realmente, cosa que se nota en la entonación y el énfasis. Inclusó se disculpó ante Ayn Rand y le ofreció el volver a rodar la escena, oferta que Ayn rechazó. Ayn Rand tuvo que luchar mucho para mantener la integridad del guión, y aún así tampoco quedó satisfecha con la película, llegando a afirmar que lo único bueno que tenía era que conseguiría nuevos lectores para la novela.
Parte del éxito de la película vino del hecho de que la novela se convirtió en una lectura popular entre los soldados norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial.
Personalmente es una película que me apasiona por la tensión que genera, ya no sólo en cuanto a la tormentosa relación que mantienen los protagonistas (Cooper está magnífico y el personaje de Patricia Neal es totalmente cautivador: “su actuación felina tiene la facultad de hacer verosímil un personaje extremo, casi imposible”), sino más bien respecto a la conflictividad de los temas que plantea y que están de total actualidad. Pensemos en todo el tema de la prensa y los medios de comunicación, que en esta película darían para hablar unas cuantas horas.
Por otra parte, y dejando a un lado la ideología que parece subyacer a la cinta y de la que no comentaré nada, he querido ver en ella desde un primer momento un claro ejemplo de ética profesional, de integridad y amor a la belleza. Un ejemplo de trabajo bien hecho, de contribución al bien común desde la constancia, la laboriosidad y la lucha por un ideal. Un quehacer diario al que somos llamados todos los días como un don que se nos regala y no como un castigo divino.
En un mundo en el que la mediocridad está a la vuelta de la esquina, en donde todo parece tener un precio, vale la pena tener modelos a seguir como este hombre que se expresa de la siguiente manera:
“un mundo donde la belleza, el genio y la grandeza no tienen oportunidad…el mundo de las masas”.
“un edificio tiene que ser íntegro, igual que el hombre”
“un edificio no puede copiar la forma de otro, al igual que un hombre no puede copiar el alma de otro hombre”
“yo lucho por mis ideas”
Espero que disfrutéis durante unos minutos, como yo lo hago cuando vuelvo a leer estas líneas, del discurso de Howard Roark, inolvidable Gary Cooper, en El Manantial:
"Hace millones de años un hombre primitivo descubrió cómo hacer fuego. Probablemente fue quemado en la hoguera que él había encendido para sus hermanos, pero les dejo un regalo inimaginable al hacer desaparecer la oscuridad de la tierra.
A través de los siglos hubo hombres que dieron los primeros pasos por nuevos caminos apoyados solamente en su visión. Los grandes creadores, los pensadores, los artistas, los científicos, los inventores lucharon contra sus contemporáneos. Se oponían a todos los nuevos pensamientos, todos los nuevos inventos eran denunciados y recusados pero los hombres con visión de futuro salieron adelante.
Lucharon, sufrieron y pagaron por ello, pero vencieron. Ningún creador estuvo tentado por el deseo de complacer a sus hermanos. Ellos odiaron el regalo que él ofrecía, su verdad era su único motivo, su trabajo era su única meta. Su trabajo, no el de los que se beneficiaran de él. Su creatividad, no el beneficio que de ella obtendrían otros. La creación que daba forma a su verdad.
Él mantenía su verdad sobre todo y contra todos. Seguía adelante sin tener en cuenta a los que estaban de acuerdo con él o a los que no. Con su integridad como única bandera. Él no servía a nadie ni a nada. Sólo vivía para sí mismo. Y sólo viviendo para sí mismo pudo lograr las cosas que luego se han reconocido como la gloria de la humanidad.
Esa es la naturaleza de la creatividad, el hombre no puede sobrevivir si no es a través de su mente. Llega al mundo desarmado, su cerebro es su única arma. Pero la mente es un atributo del individuo, es inconcebible que exista un cerebro colectivo. El hombre que piensa debe pensar y actuar por sí solo. La mente razonadora no puede funcionar bajo ninguna forma de coacción, no puede estar subordinada a las necesidades, opiniones o deseos de los demás, no puede ser objeto de sacrificio.
El creador se mantiene firme en sus convicciones, el parásito sigue las opiniones de los demás. El creador piensa, el parásito copia. El creador produce, el parásito saquea. El interés del creador es la conquista de la naturaleza, el interés del parásito es la conquista del hombre. El creador requiere independencia, ni sirve ni gobierna, trata a los hombres con intercambio libre y elección voluntaria; el parásito busca poder, desea atar a todos los hombres para que actúen juntos y se esclavicen. El parásito afirma que el hombre es sólo una herramienta para ser utilizada, que ha de pensar como sus semejantes y actuar como ellos y vivir la servidumbre de la necesidad colectiva prescindiendo de la suya.
Fíjense en la historia. Todo lo que tenemos, todos los grandes logros, han surgido del trabajo independiente de mentes independientes y todos los horrores y destrucciones, de los intentos de obligar a la humanidad a convertirse en robots sin cerebros y sin almas, sin derechos personales, sin ambición personal, sin voluntad, esperanza o dignidad. Es un conflicto antiguo, tiene otro nombre: lo individual contra lo colectivo.
Nuestro país, el más noble en la historia del hombre, tuvo su base en el principio del individualismo, el principio de los derechos inalienables. Fue un país donde el hombre era libre para buscar su felicidad, para ganar y producir no para ceder y renunciar. Para prosperar, no para morir de hambre. Para realizar, no para saquear. Para mantener como su propiedad más querida su sentido del valor personal y como virtud más apreciada su respeto propio. Miren los resultados. Esto es lo que los colectivistas les están pidiendo que destruyan como ya se ha destruido en gran parte de la tierra."
No puedo dejar de agradecer a mi padre el gran descubrimiento que me hizo hace unos meses cuando me recomendó esta película.
Se me olvidaba!... maravillosa e impactante música de Max Steiner.
Disculpad el rollazo!
Realizada en 1949, dirigida por King Vidor, y protagonizada por Gary Cooper (Howard Roark), Patricia Neal (Dominique Francon), Raymond Massey (Gail Wynand) y Kent Smith (Peter Keating). Ayn Rand quería que los diseños arquitectónicos que aparecen en la película fuesen hechos por Frank Lloyd Wright (todo el mundo conoce la Casa de la cascada, en Pensilvania), el arquitecto real que inspira parcialmente al arquitecto de ficción, Howard Roark. Lloyd Wright pedía tanto dinero por sus diseños que los estudios vetaron esta posibilidad.
Tanto Gary Cooper como Ayn Rand no quedaron satisfechos con la película. Gary Cooper, quizás ya demasiado mayor para un papel que en el libro corresponde a un hombre joven, pronunció el famoso discurso final sin entenderlo realmente, cosa que se nota en la entonación y el énfasis. Inclusó se disculpó ante Ayn Rand y le ofreció el volver a rodar la escena, oferta que Ayn rechazó. Ayn Rand tuvo que luchar mucho para mantener la integridad del guión, y aún así tampoco quedó satisfecha con la película, llegando a afirmar que lo único bueno que tenía era que conseguiría nuevos lectores para la novela.
Parte del éxito de la película vino del hecho de que la novela se convirtió en una lectura popular entre los soldados norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial.
Personalmente es una película que me apasiona por la tensión que genera, ya no sólo en cuanto a la tormentosa relación que mantienen los protagonistas (Cooper está magnífico y el personaje de Patricia Neal es totalmente cautivador: “su actuación felina tiene la facultad de hacer verosímil un personaje extremo, casi imposible”), sino más bien respecto a la conflictividad de los temas que plantea y que están de total actualidad. Pensemos en todo el tema de la prensa y los medios de comunicación, que en esta película darían para hablar unas cuantas horas.
Por otra parte, y dejando a un lado la ideología que parece subyacer a la cinta y de la que no comentaré nada, he querido ver en ella desde un primer momento un claro ejemplo de ética profesional, de integridad y amor a la belleza. Un ejemplo de trabajo bien hecho, de contribución al bien común desde la constancia, la laboriosidad y la lucha por un ideal. Un quehacer diario al que somos llamados todos los días como un don que se nos regala y no como un castigo divino.
En un mundo en el que la mediocridad está a la vuelta de la esquina, en donde todo parece tener un precio, vale la pena tener modelos a seguir como este hombre que se expresa de la siguiente manera:
“un mundo donde la belleza, el genio y la grandeza no tienen oportunidad…el mundo de las masas”.
“un edificio tiene que ser íntegro, igual que el hombre”
“un edificio no puede copiar la forma de otro, al igual que un hombre no puede copiar el alma de otro hombre”
“yo lucho por mis ideas”
Espero que disfrutéis durante unos minutos, como yo lo hago cuando vuelvo a leer estas líneas, del discurso de Howard Roark, inolvidable Gary Cooper, en El Manantial:
"Hace millones de años un hombre primitivo descubrió cómo hacer fuego. Probablemente fue quemado en la hoguera que él había encendido para sus hermanos, pero les dejo un regalo inimaginable al hacer desaparecer la oscuridad de la tierra.
A través de los siglos hubo hombres que dieron los primeros pasos por nuevos caminos apoyados solamente en su visión. Los grandes creadores, los pensadores, los artistas, los científicos, los inventores lucharon contra sus contemporáneos. Se oponían a todos los nuevos pensamientos, todos los nuevos inventos eran denunciados y recusados pero los hombres con visión de futuro salieron adelante.
Lucharon, sufrieron y pagaron por ello, pero vencieron. Ningún creador estuvo tentado por el deseo de complacer a sus hermanos. Ellos odiaron el regalo que él ofrecía, su verdad era su único motivo, su trabajo era su única meta. Su trabajo, no el de los que se beneficiaran de él. Su creatividad, no el beneficio que de ella obtendrían otros. La creación que daba forma a su verdad.
Él mantenía su verdad sobre todo y contra todos. Seguía adelante sin tener en cuenta a los que estaban de acuerdo con él o a los que no. Con su integridad como única bandera. Él no servía a nadie ni a nada. Sólo vivía para sí mismo. Y sólo viviendo para sí mismo pudo lograr las cosas que luego se han reconocido como la gloria de la humanidad.
Esa es la naturaleza de la creatividad, el hombre no puede sobrevivir si no es a través de su mente. Llega al mundo desarmado, su cerebro es su única arma. Pero la mente es un atributo del individuo, es inconcebible que exista un cerebro colectivo. El hombre que piensa debe pensar y actuar por sí solo. La mente razonadora no puede funcionar bajo ninguna forma de coacción, no puede estar subordinada a las necesidades, opiniones o deseos de los demás, no puede ser objeto de sacrificio.
El creador se mantiene firme en sus convicciones, el parásito sigue las opiniones de los demás. El creador piensa, el parásito copia. El creador produce, el parásito saquea. El interés del creador es la conquista de la naturaleza, el interés del parásito es la conquista del hombre. El creador requiere independencia, ni sirve ni gobierna, trata a los hombres con intercambio libre y elección voluntaria; el parásito busca poder, desea atar a todos los hombres para que actúen juntos y se esclavicen. El parásito afirma que el hombre es sólo una herramienta para ser utilizada, que ha de pensar como sus semejantes y actuar como ellos y vivir la servidumbre de la necesidad colectiva prescindiendo de la suya.
Fíjense en la historia. Todo lo que tenemos, todos los grandes logros, han surgido del trabajo independiente de mentes independientes y todos los horrores y destrucciones, de los intentos de obligar a la humanidad a convertirse en robots sin cerebros y sin almas, sin derechos personales, sin ambición personal, sin voluntad, esperanza o dignidad. Es un conflicto antiguo, tiene otro nombre: lo individual contra lo colectivo.
Nuestro país, el más noble en la historia del hombre, tuvo su base en el principio del individualismo, el principio de los derechos inalienables. Fue un país donde el hombre era libre para buscar su felicidad, para ganar y producir no para ceder y renunciar. Para prosperar, no para morir de hambre. Para realizar, no para saquear. Para mantener como su propiedad más querida su sentido del valor personal y como virtud más apreciada su respeto propio. Miren los resultados. Esto es lo que los colectivistas les están pidiendo que destruyan como ya se ha destruido en gran parte de la tierra."
No puedo dejar de agradecer a mi padre el gran descubrimiento que me hizo hace unos meses cuando me recomendó esta película.
Se me olvidaba!... maravillosa e impactante música de Max Steiner.
Disculpad el rollazo!
