¡Por el suelo mis esfuerzos por cargarme la peli!
En realidad, para gustos, colores. Y el mejor crítico es siempre, siempre uno mismo.
Sólo quería comentar un tema, no diré extracinematográfico (porque el cine es un arte industrial), sino referido a la percepción de Belvís sobre el hecho de tratarse de un filme de bajo presupuesto.
Ciertamente, puede considerarse que 15 millones de dólares (coste del filme) es un bajo presupuesto (tampoco no muy bajo, por encima de las producciones
indies, por supuesto, y muy, pero que muy por encima de las producciones independientes de cinematografías periféricas -incluida, por ejemplo, la india-). En cualquier caso, también debe contarse con otro presupuesto, el de promoción de la película: una
major americana (la Warner) y otros responsables económicos del filme invirtieron
50 millones de dólares en la promoción de la película (lo leí en el Variety hace semanas, aunque ahora no encuentro el enlace).
Esos cincuenta millones explican que la mitad de la flota de autobuses de mi ciudad y muchísimas marquesinas anunciaran insistentemente la película (más o menos, y no exagero ni un pelo, la misma estrategia y dispendio comercial de
Watchmen). O, aún más importante, que la película llegara a pueblos y ciudades en las que la criba de lo que se estrena es muy radical, porque sólo interesan filmes comerciales.
Dicho de otra manera, y sin acritud, es evidente e innegable que todos hemos visto
Slumdog Millionaire porque los ejecutivos de las
majors americanas han invertido un dineral en vendérnosla, porque han presionado para que ganara premios de la industria, como los Globos de Oro o los Oscar (no predico nada negativo de la película, constato que esos premios se basan en la presión comercial que imponen los
lobbies de la industria, ahora y desde siempre, sobretodo desde finales de los setenta). También es evidente e innegable que esos
executives serán los que más van a lucrarse, y que en términos de prestigio, sólo Danny Boyle, el director, y quizá otros técnicos, recogerán frutos.
Aunque la pregunta que se suscita es: ¿por qué se apuesta tan fuertemente por una película y no por otra? ¿Cuáles son los baremos de medir? Mi opinión es que los motivos radican
única y exclusivamente en la potencialidad comercial de un producto. Jamás, jamás en su calidad cinematográfica. Y en realidad sé que estoy pintando un panorama (industrial) desolado, pero creo que es el que hay. No sé qué opinarán los foristas al respecto.