The Hypnotist
Publicado: Lun Jul 01, 2013 11:39 am
Película en la que la cinematografía sueca ha invertido muchos medios -dirigida por Lasse Hällstrom, el más internacional de sus cineastas, y propuesta para los Oscar en representación de esa cinematografía-, El hipnotista está basada en una novela de suspense que, no cuesta apreciarlo sin haberla leído, trata de exprimir claramente las fórmulas que hicieron de las novelas de Stieg Larsson un fenómeno cultural (sobre cuyas razones algunos, por ejemplo yo mismo, aún nos preguntamos).
El hipnotista termina siendo un thriller pesado, demasiado encorsetado en multitud de lugares comunes de los sórdido que se exploran sin gracia alguna, larguísimo -tarda dos horas en narrar lo que podría haber hecho en menos de hora y media-, cuyo único atractivo, a criterio de quien esto escribe, reside en las secuencias de introspección dramática protagonizadas por Lena Olin y Mikael Presbrandt, actores espléndidos que encarnan con suma convicción el sufrimiento psocológico de un matrimonio en estado de crisis que se ve en la sobrevenida necesidad de reunir esfuerzos para buscar a un hijo desaparecido. Creo que Hällstrom, el director de Las normas de la casa de la sidra o Atando cabos, es un buen director de actores y un cineasta dotado para el drama, por ello estas secuencias son lo mejor de la película y en cambio la trama de suspense se sigue de un modo mucho más formulario. Aunque creo que esto último no es problema de Hällstrom, sino de, como he dicho, un guión mal urdido y que encaja sus piezas con tanto desparpajo como falta de auténtico sentido.
El hipnotista termina siendo un thriller pesado, demasiado encorsetado en multitud de lugares comunes de los sórdido que se exploran sin gracia alguna, larguísimo -tarda dos horas en narrar lo que podría haber hecho en menos de hora y media-, cuyo único atractivo, a criterio de quien esto escribe, reside en las secuencias de introspección dramática protagonizadas por Lena Olin y Mikael Presbrandt, actores espléndidos que encarnan con suma convicción el sufrimiento psocológico de un matrimonio en estado de crisis que se ve en la sobrevenida necesidad de reunir esfuerzos para buscar a un hijo desaparecido. Creo que Hällstrom, el director de Las normas de la casa de la sidra o Atando cabos, es un buen director de actores y un cineasta dotado para el drama, por ello estas secuencias son lo mejor de la película y en cambio la trama de suspense se sigue de un modo mucho más formulario. Aunque creo que esto último no es problema de Hällstrom, sino de, como he dicho, un guión mal urdido y que encaja sus piezas con tanto desparpajo como falta de auténtico sentido.