En lo más profundo de los pantanos y ciénagas del sur de Louisiana existe desde hace muchas generaciones una cultura poco cono-cida llena de extraños rituales. Para los escépticos, esas prácticas no son más que una colorista superstición surgida de una mezcla de influencias de África, Francia, el Caribe y España. Pero para los creyentes que cruzan el umbral oscuro, las fuerzas del bien y del mal son tangibles, poderosas y... letales.
Porque cuando uno cree, todo lo que teme se hace real. Caroline Ellis (Kate Hudson) es una mujer decidida y de carácter que se impacienta cuando oye las leyendas locales de brujería y magia negra.
En la decrépita mansión de Terrebonne Parish viven los sureños Violet y Ben Devereaux (Gena Rowlands y John Hurt).
Tanto la casa como sus dueños parecen doblegados por el peso de oscuras y siniestras historias; pero para Caroline todo esto no tiene ninguna importancia. Ella sólo quiere hacer su trabajo: cuidar de Ben, que ha quedado mudo y casi paralítico tras sufrir un ataque.
Para facilitar sus movimientos por la gran mansión, Violet le da a Caroline una llave maestra que abre todas las puertas... y también una puerta en especial que la joven descubre oculta tras una estantería...
Caroline se va viendo cada vez más atraída por el misterio que se oculta en el ático... hasta verse enfrentada a un siniestro legado que amenaza con vengarse de todo aquel que crea en su poder.
Cada vez está más cerca de cruzar el umbral que conduce a un lugar en el que las creencias se convierten en una mortífera realidad.
Tengo que reconocer que tiene momentos de mucha tensión y algo de miedo, pero no mucho.
Si hay que estar atentos para no perderse en el intrincado juego.
La llave del mal
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