Es uno de los Festivales más importantes del mundo; se inició en 1953 y lleva 72 ediciones. En un Festival tan importante como este, creo que las ganadoras de los últimos cinco años no deberían ni estar entre las cinco mejores finalistas. Sólo hay que ver las puntuaciones de la página de Filmaffinity: en 2023, O corno ocupa la posición 97 entre los usuarios; en 2022, Los reyes del mundo la posición 51; en 2001, Blue Moon la posición 690; y en 2020, Beginning la posición 118. Lo que da una media del puesto 239 en cuatro años.
El año pasado, 2024, ganó Tarde de soledad, un gran documental, pero las cinco finalistas —Cónclave, Soy Nevenka, Los destellos, On Falling y Cuando cae el otoño— están entre las 50 mejores películas del 2024. Ninguna ganó. El 2023 fue uno de los años más flojos de este festival, y la gran comedia Puan merecía el galardón. Lo mismo pasó en 2022, otro año flojo respecto a las finalistas. El 2021 fue el año que demuestra que, en los Festivales, casi nunca ganan las mejores. Además, se evidencia el poco criterio existente: dos películas españolas como Maixabel y El buen patrón, que están entre las 70 mejores películas de la historia del cine español, se quedaron sin premio. En 2020, más de lo mismo: Otra ronda, que es la tercera más votada por los usuarios de Filmaffinity, se quedó sin galardón.
El Festival de San Sebastián es una demostración de que no sólo no ganan las mejores, sino que las que ganan no han gustado al público y han sido un fracaso comercial.