Una película muy parecida a La ciudad de los muchachos (1941), cuenta una historia de un caso real de una comunidad rural de 22 familias, con una iglesia dirigida por un pastor y su mujer, que adoptan unos niños y luego los feligreses se animan adoptar más, al punto que las 22 familias llegan a adoptar 77 niños.
Este proyecto llegó a adoptar 400.000 niños y 100.000 en lista de espera. No es una película diez, pero la historia es de diez. Bien contada, buena fotografía y con varias escenas maravillosas como la del bautismo de los niños o las misas del pastor cantando con todos los feligreses y los músicos amenizando con sus grandes voces.
En algunos momentos la película plantea temáticas raciales como Criadas y señoras y El color púrpura donde tienen una estética muy parecida. Destacan las interpretaciones del pastor, Demetrius Grosse y Elisabeth Mitchell como asistente social. Plasma muy bien que Dios no habla, pero sí da mensajes y en dos momentos difíciles de esta comunidad, cuando el proyecto de adopción peligraba por la integración de los niños con los nuevos padres, parece que Dios les ayuda… Como decía la actriz principal “Dios no habla, pero da mensajes”. Película que entra entre las 100 mejores del 2024 y quizá como número uno en temática de adopción dando un mensaje de nunca darse por vencido.