Qué pocas películas se estrenan de Hong Kong, y nos llegó esta belleza de largometraje que ha pasado sin pena ni gloria por los festivales en los que ha participado; sólo ganó en la Berlinale el reconocimiento internacional por la diversidad sexual y de género. Habla de dos mujeres que, durante treinta años, han sido pareja y se llevan muy bien con el resto de los familiares. Una muere, no deja testamento, y la otra se encuentra sin apoyo de la familia de la fallecida y que pide la propiedad donde vive.
En las familias, con las herencias, se descubren los interiores del amor y la maldad, y en esta película, con una estética y fotografía muy cuidadas, te van cautivando tal como transcurre la trama. Con una gran interpretación de Patra Au Ga Man, que lleva el peso de la película y muestra sus emociones sin apenas gestos.
Era muy difícil dejar un final feliz, pero la vida es dura, y el director, como una metáfora, deslumbra y resucita a la otra alma para dar su punto de vista sobre lo que es, a veces, una familia. En la película se habla del amor, la amistad, las tradiciones, las reuniones familiares, la comida, el trabajo.
Dura 93 minutos, muy corta para una gran historia de amor de dos mujeres, a la que le faltó media hora más para explicar un poco más de su relación. Película que ha entrado entre las 50 mejores películas del 2024.