Se basa en la historia de Thomas Rath. Su vida como padre de familia y como trabajador en una empresa de publicidad se verá zarandeada repentinamente por un suceso inesperado. Recibe la petición de ayuda de una mujer italiana con la que tuvo un romance durante la guerra. Descubre que tiene un hijo al que no conoce y del que ignoraba su existencia.
Un estupendo Gregory Peck en clave de hombre también gris, incapaz de salir de sus rutinas y de hacer frente a las necesidades que se plantean en su familia. Se resiste a pelear en cualquier campo que se trate conformándose con una vida rutinaria y segura. No puede sacudirse el trauma de una guerra que ha llevado consigo también grandes humillaciones a nivel personal ya que, a pesar de intentar hacer lo más correcto en cada instante, se ha salpicado del barro de la vileza.
No estuvo a la altura y lo sabe. Egoísmo y mezquindad en medio del hambre y del frío de las trincheras. Todavía sueña con ello. Se desprecia en su fuero interno y transciende en el modo de actuar en su vida cotidiana.

The Man in the Gray Flannel Suit es del año 1956 y tiene una duración de 153 minutos por lo que puede hacerse un poco larga en su visionado. A pesar de su excesivo metraje, vale la pena por contar con actores de la talla de Gregory Peck, Jennifer Jones, Fredric March, Marisa Pavan y J.Lee Coob entre otros. Personajes bien descritos, intensos, interesantes a nivel humano.
El guion parte de la novela de Sloan Wilson del mismo título y fue elaborado por el mismo director del film Nunnally Johnson.
Sloan Wilson, graduado en Harvard en 1942, participó también en la Segunda Guerra Mundial y sabe de qué habla cuando escribe sus novelas. De hecho, en The Ice Brothers tratará de sus experiencias en esa época como guardacostas en Groenlandia. Reportero en Time y The New Yorker también fue profesor en la universidad de Buffalo en Nueva York.
Como novelista escribió más de una docena de obras algunas de las cuales fueron best-sellers como El hombre del traje gris (1955) y A Summer Place (1958) que fueron llevadas al cine. En sus memorias What Shall We Wear to This Party? Recuerda sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial y cómo cambió su vida después de publicar El hombre del traje gris.

El director y guionista de la película, Nunnally Johnson, fue nominado a los premios Óscar al mejor guion en Las uvas de la ira y obtuvo el premio al mejor director de la Directors Guild of America en 1956 por El hombre del traje gris con mención especial en la palma de Oro del Festival de Cannes.
Tal vez no sea la película perfecta pero el ritmo es adecuado y la bifurcación de temas, innecesarios al decir de algunos críticos, permiten sin embargo elevar el tono en la exposición de temas candentes. Refleja a la perfección un mundo que resurge de sus cenizas. Una sociedad que descubre escondidas heridas que no pueden sanar con el autoengaño del éxito o de la comodidad de una sociedad próspera.
Muchos espectadores de entonces y de ahora pueden verse reflejados en este hombre normal, trabajador, con sus problemáticas cotidianas que intenta salir adelante pese a su difícil pasado. Sigue siendo actual el afán por el éxito a cualquier precio que lleva al descuido y ruptura de las relaciones familiares. Sigue siendo actual la necesidad de responder a las cuestiones laborales desde perspectivas éticas enriquecedoras de la persona y sigue siendo actual que todo hombre encierra debilidades que le pueden convertir en monstruo en situaciones desesperadas. Por eso mismo debe y puede ser comprensivo con los límites de los demás.

La lucha por la integridad y la honestidad de este ciudadano, herido por la vida, es un ejemplo poco común en los tiempos que corren. Con ayuda de su mujer, que zarandea su conformismo paralizante, acabará con su doble moral y afianzará un estilo de vida auténtico. Para ello deberá superar sus crisis y enfrentarse a sus miedos. La sinceridad consigo mismo, con su mujer y con su jefe le permitirá volver a ser libre en su interior.
Al final se trata de una película y una novela que hablan de los valores que nunca deberían perderse. En especial la capacidad de responsabilizarse de las decisiones tomadas en la vida en un intento por superar los retos que ésta pone por delante sin previo aviso. Esa capacidad para comprometerse está muy bien descrito y desarrollado en cada uno de los personajes principales. Si bien es cierto que algunos abogan por la versión reducida de este film, aconsejo su visionado completo. Permite comprender mejor los diversos matices que hacen interesante al personaje principal y completan una especie de crítica social que en absoluto está pasada de moda.







