“Una mujer encantadora no sigue a la multitud. Ella es ella misma” (Loretta Young)
Su título original es The Farmer´s Daughter. El origen literario de esta historia es una obra teatral de Juhni Tervataa. Loretta Young ganó el Oscar por esta interpretación y, aunque no ofrece sorpresas inesperadas, está construido con gran habilidad y un ritmo ágil.
Un resumen sencillo de la historia, que no responde del todo a la realidad de esta magnífica película, sería el siguiente:
Katie Holstrom deja la casa de su padre, en Minnessota, para cursar estudios de enfermera en la capital. Se encarga de llevarla a su destino un pintor de vallas, conocido en el pueblo, quien se emborracha durante el camino, lo que propicia un accidente. Katie llega a la capital sin dinero y tiene que tomar un empleo circunstancial en casa de la señora Morley, cuyo hijo, Glen, es un congresista. Poco a poco, Katie se va ganando el afecto de todos. Por diversas circunstancias acaba por tomar partido en la lucha política del partido contrario. Vence a su oponente y su campaña resulta exitosa. El joven congresista Glenn Morley se sentirá irresistiblemente atraído por las maneras resueltas de la joven. Pero surge un problema, ya que aparece el pintor dispuesto a contar su viaje con Katie.

Su director Henry Codman Potter, piloto de guerra en la Segunda Guerra Mundial, fue un gran director teatral. Después de triunfar en la escena de Broadway, se lanzó al mundo de Hollywood donde dirigiría más de una veintena de obras, especializándose en la comedia. Para algunos críticos era un segundo espada, un notable artesano del cine, aunque lo abandonó en los años cincuenta para dedicarse a su verdadera afición: Sherlock Holmes. Entre sus obras destacan: Adorable enemiga (1936), Las aventuras de Tom Sawyer (1938), Al fin solos (1940), Loquilandia (1943), Mr.Lucky (1943), La historia de los Miniver (1950), El tiempo de tu vida (1948), Viva la vida (1948) y un largo etc. Con 12 nominaciones para sus películas, ganaron el premio Oscar El vaquero y la dama y Un destino de mujer.
La película que nos ocupa es una obra que se disfruta en cada secuencia, en cada plano. Un reconfortante blanco y negro a cargo del director de fotografía Milton Krasner permite que la película te atrape y te envuelva. La obra engancha desde su inicio y nos hace sonreír con sus toques de comedia. No deja de recordar el estilo del maestro Capra, aunque mucho menos realista por su mayor ingenuidad en el desarrollo de la trama, en sus situaciones y en sus personajes.
La puesta en escena es maravillosa, contiene un buen ritmo y una estupenda música a cargo de Leigh Harline. El guion de Allen Rivkin y Laura Kerr es perfecto en la elaboración de las subtramas y está repleto de diálogos rápidos, ingeniosos y divertidos. Entre los magníficos actores destacan Loretta Young -ganadora del Oscar por esta película- y Charles Bickford en su papel de mayordomo gruñón e idealista. Extraordinaria como siempre Ethel Barrymore en su papel de matrona y Joseph Cotten en el suyo de congresista en uno de sus pocos papeles en comedia. Harry Davenport interpreta al médico de la familia. Personajes bien perfilados y soberbios en su interpretación. Lex Barker, uno de los tarzanes del cine, aparece en un breve papel como granjero hermano de la protagonista. Todo el elenco actoral lleva en volandas la película y le dan soporte sin desmerecer ninguno.

Destacamos a la protagonista que da título a la película: Gretchen Michaela Young, conocida como Loretta Young. Actriz y productora cinematográfica estadounidense que recibió numerosos honores, incluidos un Premio Oscar, dos Globos de Oro y tres premios Primetime Emmy, así como dos estrellas en el Paseo de la Fama de Hollywood por su trabajo en cine y televisión. En 1963 decidió retirarse. Durante más de veinte años permaneció alejada de los estudios, hasta que en 1985 volvió a la pequeña pantalla para interpretar la serie Mansiones oscuras y, en 1989, el telefilme Lady in the corner, su último trabajo.
H.C. Potter, director por descubrir al decir de algunos críticos, consigue una película redonda y deliciosa cuyos tintes políticos en el guion están bien resueltos. Pese a ser un film de 1947, la corrupción política que se critica, el descarte y la manipulación de la información es algo muy actual por desgracia. Pese a ello, la cinta discurre en tonos llenos de humor y buenas intenciones, es amable, sin las dramáticas consecuencias que todo ello podría acarrear en los protagonistas. En el caso de las obras de Capra sus personajes son también idealistas e intachables, representan la integridad frente a los corruptos y desalmados, pero sabe reflejar el sufrimiento que esta situación conlleva. Sus obras podían reflejar un realismo bastante sórdido en ocasiones como señalan algunos especialistas.
En Un destino de mujer, nos encontramos con un película más bien divertida, graciosa y romántica. Una gran película que, entre bromas y veras, logra poner sobre el tapete la realidad de la falta de criterio en los grupos políticos, el seguimiento irracional de las consignas y la dificultad de navegar contra corriente. La escena de los fanáticos exaltados ante cualquier consigna, sin llegar siquiera a prestarle atención, es algo digno de analizar por la falta de sentido común que denota.

En este caso es la joven granjera, la que abre los ojos y los oídos y se ve lanzada a las aguas turbias de un mundo político que engulle tras tentar con el poder. Descubre que hay quienes no tienen escrúpulos en despedazar la integridad de las personas por sacar provecho propio. Encontramos mucho de esto en el mundo actual, en especial en entornos políticos donde la honradez brilla por su ausencia y las mentiras intentan recrear la realidad. En el caso de la cinta que nos ocupa, serán los del partido contrario los que, en aras de la honradez, auparán a su adversaria contra todo pronóstico. Un final “capriano” donde los haya.
Según los datos históricos que conocemos, en 1947, año de esta película, la participación de las mujeres en la política de Estados Unidos era limitada. Eleanor Roosevelt, como delegada ante la ONU, sí fue una figura significativa en la escena internacional. Aunque ya no era Primera Dama, desempeñó un papel fundamental en 1947 en las deliberaciones sobre la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Pese a todo, a nivel nacional, el progreso en el desarrollo de mayores roles para las mujeres era todavía lento y en 1947 todavía no había mujeres en el Congreso Federal. Sería bonito pensar que fue a raíz de esta película cuando las cosas empezaran a cambiar. No lo sabemos, pero lo cierto es que en 1948 empieza a brillar la figura de Margaret Chase Smith, una de las mujeres políticamente más destacadas del siglo XX. Es el referente más claro de ese cambio que preludia esta película. Después de ocho años en el Congreso, Margaret fue elegida para el Senado, convirtiéndose en la primera mujer en la historia en servir en ambas cámaras. En1964 se convirtió en la primera mujer en ser nominada a la presidencia en una convención de un partido importante. Casi veinte años después de esta película.

Así pues, estamos ante una comedia con más calado del que parece a primera vista. Su amabilidad y buen humorismo puede engañar a más de uno. Sin embargo, no deja de ser un canto de esperanza para aquellos que, desde su buena fe y su humildad, son capaces de sacrificarse por el bien de la sociedad que les rodea. Un canto al valor de tantas mujeres en su empeño -en solitario y desde el anonimato- por dotar a la sociedad de los valores más básicos: la compasión, la comprensión, la objetividad de juicio y la empatía. Cualidades del amor, propios del genio femenino, tal como lo popularizó Karol Wojtyla basándose en la filosofía de Edith Stein.
La misma Loretta Young supo dar ejemplo de esta faceta solidaria cuando a partir de 1963 se dedicó activamente a obras de caridad y continuó con esta labor tras su retiro. A pesar de las malas lenguas, al parecer dedicó sus últimos años de vida a este menester según algunos de sus biógrafos.
Como recoge una biografía autorizada de Loretta, más o menos, manifestó lo siguiente en su ancianidad, no mucho antes de morir: “Creo que, si hemos vivido nuestras vidas plenamente y bien, y hemos llevado a cabo, al menos en parte, las tareas por las cuales hemos sido puestos aquí, estaremos preparados -mental, física y espiritualmente- para nuestra separación de este mundo. Y es que como ella misma dijo: “El amor no es algo que encontramos, el amor es algo que nos encuentra”.
Tal vez forma parte del Cine la misión de recordarnos aspectos esenciales de la existencia en tantas facetas de la vida, incluida la política o la mujer. Siempre puede ofrecer esperanza a una humanidad que camina a oscuras en sus planteamientos por falta de puntos de luz. Y es que el buen cine es luz y como tal puede iluminar hasta los más oscuros rincones si uno sabe dejarse interpelar por él.







