![]() |
Título original: Trésor. |
SINOPSIS
Jean-Pierre y Nathalie se aman desde hace cinco años. Para celebrar este aniversario, Jean-Pierre hace a su compañera un regalo inesperado: un adorable bulldog inglés de cuatro meses. Nathalie se vuelve loca de alegría y entabla de inmediato una profunda y cariñosa relación con la mascota a la que llama Tesoro. Jean Pierre jamás imaginó lo complicada que podría ser su relación al tener una mascota.
¡Debate esta película en nuestros foros!
CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín, COPE ]
Jean-Pierre y Nathalie viven juntos y se aman desde hace cinco años. Para celebrar este aniversario, Jean-Pierre sorprende a Nathalie con un regalo singular: un adorable bulldog inglés de cuatro meses. Nathalie se vuelve loca de alegría, e intima de inmediato con la mascota, a la que llama Tesoro y que, poco a poco, irá desplazando al alucinado Jean Pierre del corazón de Nathalie. Hasta el punto de que ambos deberán asistir a las caras sesiones de una psicóloga de perros.
Esta comedia autobiográfica —que ha gozado de un gran éxito en Francia— es la obra póstuma del prestigioso director y productor galo Claude Berri (Juntos nada más, Jean de Florette, Germinal), que falleció durante su rodaje. La ha finalizado el también francés François Dupeyron, autor de filmes notables como ¿Qué es la vida?, El pabellón de los oficiales o El señor Ibrahim y las flores del Corán.
El resultado es muy irregular, sobre todo por culpa de un guión demasiado grueso, disparatado y superficial, que obliga a los actores a unas interpretaciones excesivas y poco sutiles, sólo suavizadas por el enorme carisma de la pareja protagonista: Mathilde Seigner y Alain Chabat. De todas formas, se agradece el esfuerzo de Berri y Duperyron por recuperar el tono amable de las comedias clásicas para aplicarlo a una incisiva disección del individualismo y la perplejidad afectiva de tantas personas, incapaces de tener un hijo pero dispuestas a sacrificar casi todo por un perro.
[Juan Orellana, Páginasdigital]
De la mano de dos importantes directores franceses, como son Claude Berri y François Dupeyron, nos llega una comedia que se presta a diferentes lecturas. Claude Berri falleció repentinamente en mitad del rodaje y cogió el relevo Dupeyron. El film nos cuenta la historia de Jean-Pierre y Nathalie, que llevan cuatro años casados. Para celebrar este aniversario, Jean-Pierre le regala un cachorro de bulldog inglés. Lo que no estaba previsto es que Nathalie fuera a acabar relacionándose con la mascota como si se tratara de su propio hijo, con todas las paranoias de una primeriza.
La película, con muchos momentos hilarantes, lleva al extremo de la parodia esa cultura de la mascota que ha dado a los animales domésticos un estatuto casi humano de derechos y atenciones. Así se pone de manifiesto, no sólo lo irracional de tal conducta, sino también el drama de tantas parejas centradas en sí mismas que no conciben la posibilidad de la procreación. El continuo paralelismo que presenta el film entre tener una mascota y tener un hijo es sintomático de una sociedad enferma. En ese sentido, la película, y sobre todo su resolución, dejan un sabor agridulce, el sabor de lo que está entre lo cómico y lo trágico.
¡Debate esta película en nuestros foros!
Aún no he podido ver la película, así que no puedo objetar nada a las críticas de los sres. Orellana y Martín, que por lo demás suelen ser de un nivel notable. Lo que sí pienso merece alguna puntalización es el juicio siguiente: «La película (…) lleva al extremo de la parodia esa cultura de la mascota que ha dado a los animales domésticos un estatuto casi humano de derechos y atenciones. Así se pone de manifiesto, no sólo lo irracional de tal conducta, sino también el drama de tantas parejas centradas en sí mismas que no conciben la posibilidad de la procreación». No quiero extenderme, así que tan solo haré dos apostillas:
1.- La racionalidad de una especie se mide por el respeto que muestra ante las especies supuestamente «inferiores».
2.- No deja de ser un curiosa y particular interpretación del Evangelio la que exige procreación a las parejas por encima de otros principios y valores morales. Demasiadas afirmaciones rotundas, pero discutibles, para una crítica tan breve, señor Orellana. Reciba un saludo cordial,
Jordi Puigdomènech