[Maria Martínez. CinemaNet]
‘Bellos suicidios’, la nueva película de Rafael Gordon, sigue a tres mujeres que han intentado suicidarse y están internadas en un centro de rehabilitación ante el riesgo de que vuelvan a intentarlo. Su director, amigo de CinemaNet, comparte aquí las inquietudes que le llevaron a poner en marcha este proyecto.
– Normalmente ha mostrado su interés más por temas históricos y por documentales. ¿Ha querido cambiar de registro con “Bellos suicidios”?
– No. Considero que los 3.200 suicidios anuales que se cometen en España son un hecho histórico de suma importancia. La historia también es cuanto acontece, aunque sea hace un instante.
– ¿Qué le movió a elegir un tema tan espinoso?
– La angustia que me produce la indiferencia de la sociedad ante una tragedia como es el suicidio. Todo suicidio es, en cierta manera, un suicidio colectivo. No hay respuestas para la soledad, la frustración… En la conciencia de la sociedad sólo hay inquietud por la crisis económica, material y frígida, que queremos vivir. El alma humana no nos preocupa, no produce beneficios…
– ¿Cree que es un tema tabú en nuestra sociedad?
– Sí, es un tema tabú, pues el suicidio (ocurren nueve al día) apaga las luces de la fiesta del consumo. No olvidemos que «consumimos, luego existimos”.
– ¿Cómo ha sido el proceso de elaboración de la película, en el que se ha esmerado mucho? ¿Cómo se ha documentado, y qué le ha aportado?
– El dolor… desde Larra… siendo yo jovencito, me hizo pensar que, en relación al suicidio, es la sociedad quien suicida al individuo. La sociedad te lleva a la depresión y luego te ejecuta. Bellos suicidios me ha aportado el respeto para aceptar que el dolor es el pregonero de la maldad del humano para el humano.
– ¿Le ha afectado personalmente enfrentarse a este tema? ¿Ha conocido casos reales?
– No… al contario, he salido fortalecido. Han vuelto a mi mente suicidas egregios, que hicieron una contestación al mundo: desde Aníbal a Angel Ganivet, pasando por Virginia Wolf… Y sí, he conocido casos personales.
– Un problema especial en esto es el suicidio juvenil. ¿Ha podido profundizar en ello?
– El suicidio juvenil es la mayor denuncia que existe en el mundo de que el humano debe considerar profundamente el sentido de la existencia. La vida para un joven debe ser un milagro infinito, no un infierno insondable.
– Se ha subrayado la ausencia de rumbo de los personajes de “Bellos suicidios”. ¿Qué esconde su carencia?
– En ‘Bellos suicidios’ los personajes luchan contra el mundo que les lleva al suicidio. Poco a poco, llenarán la carencia de su existencia con la victoria sobre ellos mismos. La vida, a veces, no son los otros. Tenemos que aceptar, como Ana Frank, que nuestra alma es un universo suficiente.
-¿Cómo han llegado hasta ese punto los personajes? ¿Representan distintos tipos de suicidas?
-Los personajes de mi película son inteligentes. Hoy la inteligencia sólo se valora si produce beneficios. Para mí, existen dos tipos de suicidas: los que se vengan del mundo, y los que se vengan de sí mismos; dejando a un lado, claro, la famosa depresión o enfermedad patológica
– ¿Qué solución puede ofrecer la sociedad ante este problema?
– Olvidarse del éxito… dejar de ser lúdicos, egocéntricos, narcisistas y crueles. La sociedad es cruel, y la crueldad enardece a las masas.
– ¿Cómo ha querido relacionar el tema con la forma de contarlo, que es algo que siempre destaca en sus películas?
– En un mundo de angustia y oscuridad como es el suicidio, he puesto luz, luminosidad de vida. Pues no olvido que, por encima de la fatalidad, el universo es el rostro más hermoso con el que podemos imaginar la cara de Dios.