[Marta Gª Outón – Colaboradora de CinemaNet]
Los académicos lo confirmaron anoche en la gala de entrega de los premios Goya, la 27ª edición: el año 2013 ha sido el año más brillante del cine español de los últimos veintisiete años.
No obstante, en la ceremonia estalló de todo menos luz; salvo en ciertos momentos, como cuando vimos el noble gesto de Juan Antonio Bayona, premiado al Goya a Mejor Director por su película Lo Imposible, que al recibir la estatuilla prefirió entregársela a la protagonista y portavoz de todas esas personas que inspiraron el film: María Belón. El presidente de la Academia, Enrique González Macho, expuso en su discurso un ataque contra los recortes, la piratería y la subida del IVA, resaltando la falta de actuaciones para favorecer las pérdidas sufridas por el cine español. Se criticó la postura política del gobierno (varios de los presentes, entre ellos la familia Bardem, llevaron pegatinas reivindicativas), la ausencia de los príncipes y el líder de la oposición en la ceremonia y no faltaron en los discursos quejas y exigencias ante la actual situación cultural y política en España (e incluso Bardem terminó su discurso, tras recibir el premio a Mejor Película Documental, Hijos de las nubes. La última colonia, con el grito: “¡Viva el Sahara libre!”). No obstante, la mayor desilusión se la llevaron los nominados a la Mejor Canción, Líneas paralelas, de la película Los niños salvajes, que después de saltar de alegría y correr hacia el escenario para recibir la estatuilla, tuvieron que regresar a las butacas al escuchar que había sido un error y que el premio iba dirigido para No te puedo encontrar, de Blancanieves (el equipo de Los niños salvajes, al no recibir la disculpa debida, terminaron por abandonar la sala).
Los Goya 2013 han ensalzado la tradición y la producción españolas. En la ceremonia, se le otorgó el Goya honorífico a la actriz Concha Velasco, quien asegura que, después de más de cien películas, al fin se llevaba el cabezón. Entre varias cintas nominadas a Mejor Película -entre ellas la coproducción francesa y española de Fernando Trueba, El artista y la modelo-, así como algunos nominados para otras categorías –como mejor actor revelación: Tom Holland o actriz principal: Naomi Watts-, la Academia prefirió coronar de estatuillas a las dos protagonistas de la noche: Blancanieves y Lo imposible.
Blancanieves venció a Lo Imposible y se llevó en total diez Goya: Mejor película, Mejor dirección fotográfica, Mejor interpretación femenina protagonista –Maribel Verdú-, Mejor actriz revelación –Macarena García-, Mejor música original, Mejor canción original, Mejor diseño de vestuario, Mejor dirección artística, Mejor maquillaje y
peluquería y Mejor guión original. Juan Antonio Bayona, sin embargo, también arrasó cual tsunami, y su película Lo imposible triunfó llevándose cinco Goya: Mejor director, Mejor dirección de producción, Mejor montaje, Mejor sonido y Mejores efectos visuales. La mejor película extranjera fue Intocable, la realización francesa de notable éxito mundial, y ante la sorpresa del mismo equipo de la cinta, Juan de los muertos, película cubana, recibió el Goya a Mejor película hispanoamericana.
Por detrás, se sitúa el equipo de la película Las aventuras de Tadeo Jones, que muy agradecido, reconoció que al fin la Academia valoraba el cine de animación. La cinta se llevó tres estatuillas a Mejor película de animación, Mejor director novel –Enrique Gato– y Mejor guión adaptado. Grupo 7 fue enormemente aplaudido por los presentes en la ceremonia, aunque, ante las altas expectativas, sólo recibió dos Goya: Mejor actor de reparto –Julián Villagrán– y Mejor actor revelación –Joaquín Núñez-. José Sacristán, por su aparición en El muerto y ser feliz de Javier Rebollo, tuvo que conformarse con el Goya a Mejor actor principal. A mejor actriz de reparto, Candela Peña por Una pistola en cada mano. Jaime Maestro Sellés, un fabricador de sueños, por El vendedor de humo, recibió el premio a Mejor cortometraje de animación; Aquel no era yo, recordando el drama de los niños soldado, ganó en la categoría de Mejor cortometraje de ficción y la inquietante cinta de Sergio Oskman, Una historia para los Modlin, se llevó la estatuilla a Mejor cortometraje documental. A mejor documental se lo llevó Javier Bardem y Álvaro Longoria, por Hijos de las nubes. La última colonia.
El director de la Academia nos deja con un pensamiento pesimista, apuntando que, aunque la producción española ha mejorado notablemente imponiéndose en los mercados extranjeros, no será igual este año: “En 2012, hemos tenido la mejor temporada de cine español de los últimos 27 años (…). Las de la etapa política que vivimos hoy se estrenarán a partir de marzo o abril, y ¡ojalá me equivoque!, pero creo que los resultados no serán tan brillantes como los del año pasado”. Yo, en cambio, insisto: el cine español está reluciendo más que nunca y si nosotros no nos liberamos de prejuicios ni ponemos esperanzas en él, ¿quién lo hará?