Los instigadores | Buena mezcla de comedia y acción que va de menos a más

Miguel Soria

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la UCM, Máster COPE de Radio y Televisión; crítico de cine en Pantalla90 y responsable de la sección de videojuegos en Aceprensa; director y presentador del pódcast 'Enciende el mando'

Se ve que hay ciertas uniones en Hollywood que deparan productos de calidad, como Steven Spielberg y John Williams o Christopher Nolan y Hans Zimmer. Es menos conocida pero también muy interesante la de Ben Affleck y Matt Damon, cuyo trabajo juntos para hacer el guion original de la magnífica El indomable Will Hunting (1998) se llevó el Oscar, y cuyo trabajo juntos hace dos años nos dio la genial Air (2023). Pues bien, ahora repiten, esta vez como productores, para darnos Los instigadores, una mezcla de comedia y acción que va de menos a más.

Rory (Matt Damon) y Cobby (Casey Affleck) son socios muy a su pesar: un padre desesperado y un exconvicto, unen sus fuerzas para robar la fortuna ilegal de un político corrupto. Pero cuando su plan sale mal, se ven envueltos en una situación de lo más caótica, perseguidos no solo por la policía, sino también por capos del crimen y turbios burócratas. Totalmente superados, convencen a la terapeuta de Rory (Hong Chau) para que se una a ellos en su huida. Tendrán que dejar sus diferencias de lado y trabajar juntos para evitar ser capturados… o algo peor.

Las parejas improbables o teóricamente incompatibles (‘buddy movies’ en inglés) casi siempre dan buenos resultados en el cine, recordemos que ya hablamos de ellas en este artículo. Y ahora surge otra: Matt Damon y Cassey Affeck (este último hermano de Ben Affleck, quien, como decíamos, ejerce de productor). Resulta curioso que estos dos actores ya habían coincidido en tres películas haciendo de ladrones: la saga Ocean’s (Steven Soderbergh, 2001, 2004 y 2007), solo que donde ahí había elegancia y robos de altos vuelos aquí sería la otra cara de la moneda: son dos pillos de tres al cuarto con vidas frustradas. Y en ambos casos están muy bien, metidos en sus papeles y haciéndolos creíbles. El reparto lo completan otros grandes rostros como Toby Jones (que magnífico secundario que es), Alfred Molina, Ving Rhames (la némesis de los protagonistas), un siempre efectivo Ron Perlman o Hong Chau, esta última haciendo, y muy bien, de psiquiatra, generando diálogos muy ingeniosos y divertidos.

El director Dog Liman, por su parte, también ha trabajado intensamente con Damon ya que le dirigió en la estupenda El caso Bourne (2002). ¿Conclusión? Todo queda en casa con productores, actores y director que se conocen de mucho, lo que resulta en una producción muy entretenida que va de menos a más, que le cuesta un poco arrancar pero cuando lo hace no suelta al espectador. Hay mucho humor, sobre todo por parte de Casey Affleck, y algunas situaciones muy espectaculares como un par de persecuciones bastante bien rodadas y un tramo final en la oficina del alcalde con un desenlace muy ingenioso.

Liman no se limita a juntar gags y frases con réplicas sino que aprovecha para introducir reflexiones sobre la aceptación de la responsabilidad por los actos propios y la importancia de lo esencial en la vida: la familia, a años luz del dinero. También, y como no podía ser de otra manera en un filme como este, se habla de las corrupciones de los políticos y de su falta de moral, y que quienes intentan robar el dinero que éstos han robado no son héroes sino también villanos que siempre acaban recibiendo su merecido. Al final es la Justicia la que debe poner las cosas en su sitio.

Por poner una pega, la presencia de numerosas blasfemias, fruto de paupérrima traducción y adaptación de diálogos al castellano que obvia otras palabras que significan lo mismo y son mucho menos ofensivas.

En todo caso director, guionistas y productores entregan un filme muy disfrutable que, por desgracia, se fue directo al visionado online, se habría hecho muy ameno en la sala de cine. Eso sí, para mayores de edad por su violencia y su lenguaje muy soez.