Los cómics de Astérix y Obélix son de los mejores que se pueden leer, independientemente de la edad que tengamos. Nunca pasan de moda (al menos los clásicos, quizás no así todos los más recientes) y poseen un fino sentido del humor que parodia aspectos de la actualidad llevándolos al pasado y, normalmente, sin ofender a nadie (algo realmente meritorio dado que estamos en la época de los “ofendiditos” que se ofenden por el mero hecho de que otros respiren).
Las adaptaciones a películas son otra historia ya que no todas han tenido la misma suerte. Dado que las de imagen real sobresalen, y no para bien, por su polémico tono, actores, guiones y resultados en general, desde CinemaNet hemos optado por ignorarlas y dedicarnos a las que sí son muy recomendables: las hechas en formato animación.
Astérix y las 12 pruebas (1976)
Corre el año 50 A.C. En la Galia, ocupada por los romanos, un pequeño poblado galo resiste de forma victoriosa a los insistentes ataques de los invasores. César sabe que hay que hacer algo para evitar verse humillado y ridiculizado. Por ello obliga a los habitantes del poblado a que elijan dos representantes que deberán superar doce pruebas que sólo los dioses podrían resistir. Lo que no sabe César es que los dos galos elegidos: Astérix, el guerrero, y Obélix, el portador de menhires, cuentan con la ayuda de la poción mágica cuya fórmula secreta solamente conoce el druida Panorámix.
Sensacional, divertidísima, clásico imperecedero. Pueden parecer adjetivos exagerados pero no es así. Esta película tiene el inmenso honor de contar con guion y dirección de los mismos responsables de los cómics: René Goscinny y Albert Uderzo, con todo lo que ello implica, es decir, el mejor humor, personajes geniales y parodias de la actualidad adaptadas al momento que se nos narra.
Cuando se ha visto, es casi imposible resistirse a decir frases como “¡El que sigue!” cuando le toca al siguiente en una cola, o pensar en “la casa que enloquece” cuando se vaya a tramitar algo a la administración pública, amén de decir cosas como “¡El elefante a la aceituna!” al poner comida en la mesa o “¡El puerto sigue estando a la orilla del mar!” cuando vayamos a la playa. Está llena de momentos muy divertidos y anacronismos tronchantes que no conviene desvelar. Desde luego una de las mejores cintas de los dos galos. El doblaje es mexicano pero lejos de hacerla pesada para los españoles le añade encanto ya que es excelente y, por fortuna, no hay redoblaje español que la haga sonar distinto. Está íntegramente subida a YouTube, se puede ver sin problemas:
Astérix en Bretaña (1986)
Año 50 antes de Cristo. Toda Bretaña está ocupada por los romanos. ¿Toda? No. Una aldea poblada por irreductibles bretones, resiste al invasor. Como no saben cuánto podrán resistir Buentórax, primo de Astérix, acude a la aldea gala en busca de poción mágica.
Si hemos empezado fuerte el repaso no es cuestión de bajar el nivel, y aquí vamos con un hito: la primera película de animación que tuvo doblaje al español de España, que además fue genial. Basado en el cómic homónimo, Pino Van Lamsweerde dirigió el libreto adaptado de Pierre Tchernia para ofrecer una sucesión de parodias de las costumbres inglesas que ya le gustaría a más de un guionista y más de dos hacerlas con tanta elegancia y gracia: desde el descubrimiento del “fin de semana” hasta la maravillosa frase de “dentro de unos 2.000 años mi césped estará aceptable”.
Da igual que se tengan 5 años o 95, resulta muy divertida y apta para toda la familia, aunque serán los más mayores los que mejor entiendan todas las bromas sobre los ingleses. Por supuesto la violencia es caricaturesca, no hay ni un mililitro de sangre y no hay nada que pueda asustar a los niños de la casa. Imprescindible. También se puede ver online:
Astérix, el galo (1967)
En el campamento romano, Caius Bonus está muy enfadado porque sus patrullas son derrotadas cada vez que se encuentran con habitantes del pequeño pueblo galo. Todo se debe a que los galos toman una poción mágica elaborada por el druida Panorámix. Los romanos lo secuestran, pero no consiguen que les revele la fórmula. Mientras tanto, Astérix se introduce en el campamento para liberarle y entre los dos preparan un plan que concluirá con una nueva victoria de los galos.
Tras dos recomendaciones de altísima calidad llega una tercera que, si bien es buena, quizás no esté a la altura de las anteriores, pero no deja de ser divertida. Se nota que es la primera película de la colección de animación porque quedaban cositas por pulir en algunos momentos de la historia, que tiene altibajos, y eso que la adaptación del libro es muy fiel. El director Ray Goossens y los guionistas Yannik Voight y Adolf Kabatek hacen un aceptable trabajo a pesar de echar de menos ese humor tan pulcro propio de los cómics. Se puede ver aquí:
Astérix y Cleopatra (1968)
Cleopatra quiere demostrar a Julio César que los egipcios son capaces de construir mejor que los romanos y, para ello, encarga a Numerobis, el arquitecto, que proyecte un palacio y lo construya en el plazo de tres meses. Numerobis se siente incapaz de hacerlo, por lo que pide ayuda a su amigo el druida Panorámix. Este parte hacia Alejandría en busca de su amigo, y lo hace acompañado por Astérix y Obélix. Juntos sortearán un sinfín de peligros.
Remontamos los altos vuelos con otro clásico. La dirección es de René Goscinny, Albert Uderzo (los creadores del cómic) y Lee Payant, con guion adaptado de Pierre Tchernia, y garantizamos que es un largometraje genial, con un puntazo tronchante sobre cómo perdió la nariz la famosa Esfinge de Giza y que incluso algún que otro guía allí usa como referencia y broma. Todo el filme está lleno de bromas y parodias, además de un sensacional paseo por el interior de una pirámide y algo histórico sobre Obélix y un tabú para él. Se puede ver aquí:
Astérix en América (1994)
En la pequeña aldea gala, unos niños han empezado una discusión infantil. En el transcurso de la reyerta, el caldero en el que Panorámix está preparando la poción mágica cae al suelo, derramando el preciado contenido. El druida sale entonces al bosque a buscar los ingredientes para preparar una nueva marmita, pero es secuestrado por sus temibles enemigos: «los romanos». Astérix y Obélix, con la ayuda de Idéfix, descubren el hecho y persiguen a los romanos para liberar a su amigo. Los romanos tienen intención llegar hasta los confines del mar y arrojar a Panorámix al precipicio del mundo (pues suponen que es plano), pero se encontrarán con América. Y los dos pequeños galos van tras ellos…
Gerhard Hahn en la dirección con guion de Thomas Platt y Rhett Rooster adaptan esta divertida historia, quizás no tan memorable como las anteriores, pero también muy divertida y apta para todos los públicos, además con técnicas de animación más modernas y presupuesto más holgado, lo que da para mayor despliegue tecnológico.
Astérix. La sorpresa del César (1985)
En el único pueblo del mundo romano que se resiste a César, Obélix se enamora locamente de una recién llegada, Falbala. En el momento que, animado por Astérix, le ofrece flores, ella se precipita en los brazos de su novio, Tragicómix. En el curso de un paseo romántico, los novios son detenidos por un afanoso pero ignorante decurión, Effrayé, el jefe del campo romano, que les envía a la legión, al Sáhara. Después de destruir al campo romano local, Astérix y Obélix, ayudados por Idéfix, deciden enrolarse en la legión para rescatarles.
Y aquí llegamos a un 2×1 en toda regla que además sale genial: Gaëtan Brizzi y Paul Brizzi dirigen el guion adaptado de Pierre Tchernia que acierta al llevar en una misma película dos cómics: Astérix legionario y Astérix gladiador. Y como el material de origen es maravilloso y el guion está a la altura, el resultado es una película de clásico instantáneo. Obélix enamorado y Astérix ayudando a su amigo a rescatar a su amor platónico, todo ello con un sentido del humor fabuloso y unas situaciones tronchantes. Como no podemos destacar todas porque este artículo sería interminable, recordaremos un diálogo: “¿La oficina de información, por favor?” “Pregunte en información, allá te informarán”, que seguro que tras ver usaremos en multitud de situaciones. También es histórica la presentación de los dos galos como soldados ante el centurión. Ah, y sin contar con el “¡ya subo!”, “¡ya bajo!” en un tour de tortas en una torre, para la posteridad. Padres, si no lo habéis hecho aún, poned esta película a vuestros pequeños y vedla vosotros también. Se puede ver aquí:
Hay más películas, pero las que mejor conservan el encanto de los cómics son estas y, como decimos, obviamos las de imagen real a pesar de los grandes intentos del actor Gérard Depardieu por dar vida a Obélix. Cualquiera de las antes mencionadas es una estupenda apuesta para ver en familia sin tener que preocuparse de contenidos inadecuados.