Estamos a menos de un mes del estreno de Black Phone 2, secuela de la película de terror y thriller de 2021 dirigida por Scott Derrickson y con guion suyo y de C. Robert Cargill basada en un relato de Joe Hill. En este filme, un sádico asesino secuestra a Finney Shaw (Mason Thames), un chico tímido e inteligente de 13 años, y le encierra en un sótano insonorizado donde de nada sirven sus gritos. Cuando un teléfono roto y sin conexión empieza a sonar, Finney descubre que a través de él puede oír las voces de las anteriores víctimas.
Derrickson rechazó dirigir la secuela de su película Dr. Strange (Dr. Extraño) para hacerse cargo de esta otra, y si bien no tuvo el mismo éxito, sí dejó un largometraje con una carga religiosa muy interesante. No tiene importancia el porqué Finney recibe esas llamadas del más allá ni cómo se realizan, lo realmente interesante e importante es lo que se nos cuenta de su hermana Gwen (Madeleine McGraw).
Este personaje es muy religioso, aunque lo lleva en silencio y secreto por miedo a que su alcohólico padre la vea rezar y la pegue traumatizado por haber perdido hace tiempo a su esposa. También se nos da a entender que ésta era religiosa, pero no se profundiza en este sentido, así que nos centraremos en Gwen.
Cuando desaparece secuestrado un amigo de su hermano Finney, éste la pide ayuda porque cree que puede tener “sueños” que, a su vez, ayuden a encontrar al amigo. Dichos sueños son realmente ayudas, pero Gwen no los controla: para tenerlos, literalmente reza a Dios. El ritual es sencillo: en una casa de muñecas guarda un crucifijo, una Sagrada Biblia, una estampa de la Virgen María con el Sagrado Corazón de Jesús en el pecho, un pez de madera con el nombre de Jesús en el centro y un rosario.
Acto seguido, tras ponerlos alineados, coge el crucifijo y reza: “Jesús, sé que sabes lo que te voy a preguntar, pero lo voy a hacer de todos modos: mi hermano necesita a su amigo, y sé que no puedes liberarlo porque no puedes interferir y todo eso, no conozco las reglas… pero… si me ayudaras a tener un sueño o dos, ver alguna cosa que pudiera ayudar a la Policía, o a mí, o alguien a encontrarlo… te juro devoción eterna. Amén”.
Es realmente llamativo que no se limita a rezar, sino que añade un “sé que no puedes liberarlo porque no puedes interferir”, lo que pone de manifiesto que Gwen sabe que, generalmente, Dios deja libre albedrío absoluto para que el hombre haga el bien o el mal, sin interferir en esa decisión, aunque implique un daño a terceras personas. Dios ama tanto al hombre que le deja hacer lo que quiera en uso de su libertad, y demuestra que tiene plena libertad no interviniendo en absoluto. Esto no hace más que aumentar la importancia y la madurez de Gwen a pesar de su corta edad.
Derrickson se muestra bien conocedor de la fe cristiana porque sabe que Dios no tiene por qué responder al hombre como éste le pide y, muchas veces, aunque duela, no da la respuesta esperada ni de la forma esperada, y otras muchas la da pero el hombre no la entiende en ese mismo instante y hace falta tiempo para comprenderla en toda su dimensión. Este tipo de situaciones puede generar crisis de fe, algo absolutamente normal en el hombre por su naturaleza carnal y el pecado original, que nos hace tender al mal y a la duda. Así ocurre en el filme y, tras hechos que no vamos a desvelar, una Gwen enfadada habla así con Dios: “¡Jesús, ¿qué coñ* pasa?! ¡En serio, no me jod*s, te pido ayuda y me das unas pistas que no significan nada, y encima esta mañana me levanto sin haber soñado!, ¡a ver, ¿a qué se supone que estás jugando?! Dejaste que el captor se llevara a Finney, ¿verdad? Y no me vengas con que tú no te inmiscuyes porque eres tú el que me envía esos sueños… a menos que… a menos que ni siquiera existas”. En todo caso lo malo o grave no es tener crisis de fe, sino no saber arreglarlas adecuadamente ni a tiempo.
Sin embargo, y una vez que recibe más señales, se pone otra vez en marcha y vuelve a rezar: “Por favor, Jesús, te lo pido, perdona por decir que no existes, te necesito, por favor… por favor, por favor, por favor…”. Al instante siguiente tiene una horrible visión que es clave para resolver el caso de los secuestros.
Derrickson muestra, en un breve periodo de tiempo obligado por el límite de tiempo de metraje y por ser un personaje secundario, cómo la fe ayuda a hallar respuestas habiendo por medio. Tanto es así que su padre, una vez que ve la realidad de su hija, la pide perdón por no haberla creído cuando le decía que tenía visiones de los secuestros.
Black Phone no es solo un thriller de terror, es una cinta que también cuenta que la oración nunca es en balde, aunque a veces parezca que Dios no responde. En realidad siempre lo hace, pero el hombre debe estar dispuesto a escuchar y, lo que es más importante, a escuchar de formas distintas de las que espera ya que Dios puede responder de las formas más insospechadas. Black Phone 2 se estrena el 24 de octubre, nuevamente con Scott Derrickson en la dirección y con guion suyo y de C. Robert Cargill y Joe Hill, así que tenemos muchas ganas de verla y saber si conservará esos mensajes religiosos tan buenos.