La undécima película de Antonio Cuadri parte de un caso real y recuerda, por su espíritu, a La ciudad de los muchachos (1941), una obra que figura entre las 500 mejores de la historia. Te protegerán mis alas rinde homenaje a los inmigrantes africanos que cada día arriesgan la vida en busca de un futuro mejor y también a los religiosos que los acompañan de forma silenciosa, sacrificada y ejemplar. No es una película perfecta, pero su conjunto es valioso y muestra con claridad la importancia del proyecto que retrata: pequeños hogares creados en África para dar cobijo a niños que vivían en la calle, con treinta y cuatro años de trayectoria y más de 3.500 menores acogidos.
La película ofrece varias escenas que invitan a reflexionar. Una de las más significativas es la del niño huérfano que cuenta cómo en la calle vivía agotado, mientras que en los hogares se siente querido y feliz. También es potente el episodio del chico que roba dinero del centro, se compra una camisa y algunos dulces, y finalmente regresa al hogar porque entiende que allí encuentra algo que el dinero no puede comprar: afecto, compañerismo, bondad y una verdadera vida en comunidad.
La cinta ha sido reconocida en numerosos festivales: ganó en el Festival de Cine de Religión de Ciudad Rodrigo y fue seleccionada en más de veinte citas en España y en otros países como Italia, México, Colombia o Reino Unido. Obtuvo el Premio del Público en la XVIII edición del Festival Internacional de Cine Bajo la Luna de Islantilla y el galardón a Mejor Película Internacional en el Portobello Film Festival de Londres, entre otros reconocimientos, a los que se suman los premios del Festival de Cine con Acento de Jerez.







