– UNITED 93 –
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Dirección y guión: Paul Greengrass. Países: USA, Francia y Reino Unido. Año: 2006. Duración: 91 min. Género: Drama. Interpretación: Becky London (Jean Peterson), Cheyenne Jackson (Mark Bingham), Chip Zien (Mark Rothenburg), Chloe Sirene (Honor Wainio), Christian Clemenson (Thomas Burnett), Corey Johnson (Louis Nacke), Daniel Sauli (Richard Guadagno), David Alan Basche (Todd Beamer), David Rasche (Donald Greene), Denny Dillon (Colleen Fraser), Erich Redman (Christian Adams). Producción: Paul Greengrass, Lloyd Levin, Tim Bevan y Eric Fellner. Música: John Powell. Fotografía: Barry Ackroyd. Montaje: Clare Douglas, Christopher Rouse y Richard Pearson. Diseño de producción: Dominic Watkins. Vestuario: Dinah Collin. Estreno en USA: 28 Abril 2006. Estreno en España: 23 Agosto 2006. |
SINOPSIS
"United 93" relata la historia de los pasajeros y de la tripulación, de las familias en tierra y de los controladores aéreos que vieron con creciente horror cómo el vuelo 93 de United Airlines se convertía en el cuarto avión secuestrado el día que tuvo lugar el peor ataque terrorista jamás perpetrado en territorio estadounidense: el 11 de septiembre de 2001. "United 93" recrea el fatal vuelo en tiempo real, desde el despegue, pasando por el secuestro, hasta el momento en que los pasajeros se dan cuenta de que forman parte de un plan de ataque perfectamente coordinado. La película intenta entender el miedo y las valientes decisiones de esas personas que, en 90 minutos, pasaron de ser meros pasajeros de un avión a convertirse en íntimos aliados enfrentados a una situación impensable. Dado que no existe un informe exacto que describa el secuestro y la reacción de los rehenes con suficiente detalle, el director improvisa con gran cuidado algunos de los hechos con un reparto coral de actores desconocidos encargados de interpretar a sus equivalentes reales.
CRíTICAS
El 11-S a la pantalla grande – Por J. M. Caparrós Lera
Un lustro ha tenido que pasar para que el cine evocara la tragedia que conmovió al mundo el 11 de septiembre de 2001. Si vimos en directo por la pequeña pantalla cómo se hundían las Torres Gemelas de Manhattan, ahora Hollywood ha querido conmemorar el quinto aniversario del tremendo ataque terrorista llevándolo a la pantalla grande. A tal fin, dos cineastas comprometidos –el documentalista británico Paul Greengrass y el maestro norteamericano Oliver Stone– han tratado sobre aquel fatídico 11-S. No obstante, la postura del primero es más comedida que la del polémico realizador yanqui, quien presentó su World Trade Center en la Mostra de Venecia y estará en las carteleras españolas el 29 de septiembre. Este filme ya ha recibido críticas adversas en Estados Unidos por su enfoque “políticamente correcto”, alejándose del punto de vista de su denunciatoria trilogía sobre la guerra de Vietnam: Platoon (1986), Nacido el 4 de julio (1989) y El cielo y la tierra (1993). Pero me centraré aquí en la rigurosa reconstrucción histórica de Greengrass, United 93 (2006).
Paul Greengrass (1955) alcanzó fama internacional con su impresionante evocación del tristemente célebre Bloody Sunday del IRA. Con su habitual estilo documental, este reconocido director televisivo evocó con notable brillantez los disturbios y la matanza que tuvieron lugar en el Ulster, el 30 de enero de 1972. Este Domingo sangriento (2002) fue continuado por su sobria producción y asimismo riguroso guión de Omagh (Pete Travis, 2004), que reconstruye con creces el último gran atentado del IRA (15 de agosto de 1998), donde murieron 29 personas, entre ellas dos españolas: un niño y una monitora. De ahí que hoy no nos haya sorprendido con su nueva crónica documental. United 93 relata los 90 minutos en los que el Boeing 757 de United Airlines con destino a San Francisco se convirtió en una pesadilla para la tripulación y los viajeros secuestrados por un comando terrorista islámico.
Al contrario que la cinta de Oliver Stone –acusada de propagandística (como su reciente Alejandro Magno ) por el emotivo homenaje a los bomberos de Nueva York, con Nicolas Cage al frente del reparto–, la película de Greengrass ha gozado de espléndidas críticas. El realizador inglés comentaría su voluntad de expresión: “Hay muchas formas de encontrar un significado a los terribles acontecimientos del 11 de septiembre. La televisión nos hace llegar los sucesos en tiempo real. El periodista redacta el primer borrador de la historia. Los historiadores pueden ampliar la visión temporal y situarnos en el contexto… Los cineastas también tienen un papel. Creo que, a veces, si se mira claramente y sin parpadear un acontecimiento, es muy posible encontrar en la forma algo mucho mayor que el acontecimiento en sí, el ADN de nuestros tiempos… Por eso he querido rodar esta película”.
Lejos del filme espectáculo de Stone, así como de los dos telefilmes recientemente estrenados sobre el cuarto avión secuestrado y de la miniserie The Path 9/11 sobre el informe de la comisión del 11-S, en United 93 no hay “héroes” ni grandes actores de la pantalla; el héroe es colectivo, que se revela no tanto para defender a su país –el aparato se dirigía al Capitolio o a la Casa Blanca–, sino para intentar salvar la propia vida. Los cuarenta pasajeros y los miembros de la tripulación se enfrentaron a los secuestradores de Al Qaeda no por razones políticas, sino puramente humanas. “Aunque soy cineasta y no político –manifestó Paul Greengrass–, lo que sé es que la única manera de conseguir algo es que la gente luche a la vez”.
En el filme quedan en entredicho los militares, pero no los controladores aéreos que colaboraron en el rodaje al igual que las familias de las víctimas. Greengrass ha hecho una investigación seria y busca el “efecto realidad”; no ha realizado un mero filme comercial, ni “políticamente correcto”. Por eso el crítico Àngel Quintana resumía así esta importante cinta: “Frente al recurso de la identificación del espectador con los héroes, United 93 ofrece una mirada objetiva sin perder compromiso y pasión. En lugar de realizar una película oficial, de encargo, Paul Greengrass opta por una obra disidente”.
Ciertamente, el sufriente espectador –si bien ya conoce el final de la historia– se conmueve y revive con los protagonistas la tragedia, e incluso llega a comprender a los terroristas, que nunca aparecen satanizados ni tampoco justificados, aunque sí rezando o matando en nombre de Alá. El director británico hizo que estos actores árabes no convivieran con los otros intérpretes antes del rodaje, para lograr un mayor realismo.
Ante un siglo XXI que ha amanecido con el grave problema del terrorismo internacional, también los cineastas pueden contribuir con sus películas argumentales a que se conserve la memoria histórica lejos de toda manipulación. Y que el público mundial se mentalice de la malignidad de la violencia.
Joaquín R. Fernández
Cuando se estrene " World Trade Center ", de Oliver Stone, tal vez sea el momento oportuno para adentrarse en los recuerdos personales que cada uno tenga sobre los atentados terroristas que se llevaron a cabo el once de septiembre de 2001 en el país más poderoso del planeta y que todos pudimos ver en directo gracias a la televisión. En todo caso, cualquier persona con ciertas inquietudes seguramente se hizo una terrible pregunta esa misma jornada: ¿qué es lo que va a suceder a partir de ahora? Porque, no nos engañemos, en el aire flotaba la sospecha de que otra nación pudiera estar implicada en aquel brutal ataque, bien fuera de forma directa o indirecta, de tal modo que parecía inevitable el inicio de una gran guerra.
Dejando a un lado las opiniones que cada uno pueda tener sobre cómo hemos de luchar contra el terrorismo y contra aquellos fanáticos que lo emplean como método para imponer sus ideologías o creencias religiosas sobre los demás, lo que es evidente es que hay algo que nunca debemos olvidar: a las víctimas. Éste es el primer aspecto positivo de la última obra de Paul Greengrass , quien ha tenido en cuenta las opiniones de los familiares de las personas que fallecieron en el vuelo de la United Airlines, el mismo que no consiguió alcanzar el objetivo cuyos secuestradores tenían en mente.
El director consigue desde el primer momento que nos sumerjamos en una historia de la que conocemos su final, de ahí que sea imposible no estremecerse cuando observamos cómo los pasajeros y la tripulación del avión se preparan para despegar. Sabemos lo que les va a suceder, suponemos lo que aconteció en dicho aeroplano gracias a, por ejemplo, las múltiples llamadas que realizaron a sus seres amados las gentes que viajaban en el mismo, de ahí que no sea difícil que ya desde el principio exista una conexión entre el espectador y los protagonistas del filme. Ahora bien, Greengrass no pretende crear un espectáculo lacrimógeno alrededor de esta tragedia; de hecho, el relato es muy comedido al respecto y la narración discurre con una intencionada sobriedad , evitando en todo momento jugar con nuestras emociones en una temática en la que resultaría tan sencillo hacerlo.
Por otro lado, el realizador consigue dotar al filme de un ardoroso ritmo, situándonos tan pronto al lado de los infortunados pasajeros como dentro de los centros en los que trabajan los controladores aéreos o los militares . Sin embargo, no creo que tenga nada que ver con semejantes bondades el mareante uso de la cámara de Greengrass, algo típico en su filmografía y a mi parecer un defecto evidente de la cinta, siendo su notable montaje y el vigor de la historia que se nos está contando los responsables de que nos introduzcamos de lleno en la película. A ello cabe añadir instantes tan impactantes como el horror que provoca el choque del segundo avión contra otra de las torres, un pasaje sobrecogedor que nos hiela la sangre, reflejándose con acierto la incredulidad y el horror en los rostros de las personas que hasta entonces no entendían lo que estaba sucediendo y cuyas mentes aún tardarán en reaccionar tras percatarse de que lo que está aconteciendo no es una pesadilla, sino una espantosa realidad.
Sólida es también la conclusión de "United 93", dejándonos el largometraje un nudo en la garganta cuando finaliza. No obstante, he de reconocer que fue entonces cuando se me planteó una duda que creo es lógico exteriorizar en este comentario: ¿hemos presenciado una obra sobresaliente o simplemente las imágenes que hemos visto nos recuerdan unos hechos que en su día nos conmovieron? ¿Hasta qué punto la película puede calar tanto en buena parte del público precisamente a causa de estas circunstancias? Algunas de sus virtudes cinematográficas son incuestionables y, de hecho, ya las he citado aquí, pero creo que es obvio que si no estuviéramos enfrentándonos a un hecho real que tanto marcó a nuestra sociedad, la occidental, lo más probable es que el filme no nos llamara tanto la atención, y eso es algo que conviene tener en cuenta.
Por último, cabe elogiar dos aspectos de la cinta, empezando por su reparto, prácticamente formado por intérpretes desconocidos o incluso por personas que no tenían ninguna experiencia en el mundo de la actuación, y siguiendo por su banda sonora, escrita por John Powell . La música de este compositor es atmosférica y tan sólo se escucha en los pasajes oportunos, siendo especialmente estimable cuando los pasajeros llaman a sus seres queridos y se disponen a recuperar el control del avión.
[La butaca]
¿Qué ocurrió exactamente en el último minuto antes de que el Vuelo 93 golpeara el suelo en Pennsylvania?
«Muchos reportes de testigos del choque del Vuelo 93 atestiguaron la presencia de un jet estilo militar blanco sin marcas sobrevolando la escena del choque.»
El alcalde de Shanksville, el pueblo más cercano a donde «se estrelló» el Vuelo 93 dijo:
«Conozco dos personas – no voy a mencionar nombres – que escucharon un misil», dijo Stuhl. «Ambos viven muy cerca, como a doscientas yardas. Uno de estos individuos sirvió en Vietnam y dice que él los escuchó, y escuchó uno ese día.» El alcalde añade que con base a lo que sabe acerca de esa mañana, los jets militares F-16 estaban «muy, muy cerca».
«Otro testigo dijo que escuchó dos fuertes explosiones antes de ver al avión girar hacia abajo casi 90 grados.»
«También está registrado que los restos del choque estaban esparcidos a lo largo de un área de aproximadamente 8 millas. Pregúntense: ¿cómo podrían las partes de un jet comercial que supuestamente golpeó el suelo intacto estar a 8 millas del sitio del choque?»
Estos hechos son claramente consistentes con la idea de que se disparó contra el Vuelo 93 y fue derribado.
Por supuesto, si el Vuelo 93 fue derribado y no se estrelló como dijeron el gobierno de EU y la Comisión del 9/11, no sólo representa esto serias preguntas acerca de la autenticidad de las supuestas llamadas telefónicas hechas por los pasajeros en el sentido de que iban a tratar de «hacer algo» para arrebatar el control del Vuelo 93 de los terroristas, sino que pone en duda todas las demás facetas de la historia oficial de lo que ocurrió el 9/11.