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Dirección: Diego Musiak. Países: España y Argentina. Año: 2007. Duración: 96 min. Género: Drama romántico. Interpretación: Gimena Accardi, Fabio Di Tomaso, Manu Fullola, Agatha Fresco, Beatriz Spelzini, Martín Seefeld. Guión: Andrea Bauab. Producción: Alejandra Brandan y María José Poblador. Música: Óscar Kaiser. Fotografía: Darío Sabina. Montaje: Juan Carlos Macías. Dirección artística: Edna Fernández Chajud. Estreno en España: 30 Enero 2009. |
SINOPSIS
Una madre de mediana edad deja cuatro cartas a su hija de diez años, para que el padre de la niña se las vaya entregando en los distintos momentos de su vida: el día de su BAT MITZVA, el de su casamiento, al tener su primer hijo y por si alguna vez se siente desesperada. La película, va mostrando la vida de Jenny y en qué circunstancias va abriendo esas cartas. Cuando por una determinada contrariedad Jenny abre la cuarta carta, encuentra la sugerencia de su madre de viajar a Jerusalem.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín, La Gaceta]
El día de su Bat Mitzvah —la fiesta judía de la mayoría de edad—, Jenny recibe un regalo inesperado de su padre. Se trata de cuatro cartas que le escribió su madre poco antes de morir a causa de una grave enfermedad. Años después, Jenny volverá a recurrir a las otras tres cartas de su madre, escritas especialmente para ser leídas cuando la joven se case, vaya a tener un hijo y no encuentre ninguna salida. Las tres circunstancias confluyen cuando Jenny se queda embarazada de su novio, un inmaduro cantante español al que acaban de ofrecer un concierto en una gran sala de Barcelona.
En esta esmerada coproducción, el director bonaerense de origen hebreo Diego Musiak (Historias clandestinas en La Habana, Te besaré mañana, La mayor estafa al pueblo argentino) afronta temas de primera magnitud, como el aborto, el matrimonio, la maternidad, las relaciones padres-hijos, la eutanasia, el sentido del sufrimiento, el trato con Dios… Y lo hace desde una posición decididamente moral y religiosa, que busca respuestas profundas con ahínco, sin dejarse llevar por lo políticamente correcto.
A veces, Musiak encuentra esas respuestas y las propone con un entusiasmo contagioso. Otras, se queda en una incómoda perplejidad —por ejemplo, respecto al suicidio—; pero la expone como tal, sin énfasis, dejando que el espectador pueda discrepar de ella. En todo caso, predomina una visión optimista, abierta a la vida, a la familia y a Dios, que siempre son presentados como opciones mucho más humanas que el aborto, el egoísmo o el nihilismo.
Esta sugerente propuesta se articula en un guión de ritmo bien medido y con un tono descaradamente melodramático, que quizá resulte excesivo a ciertos paladares, pues busca conmover hasta la lágrima. También refuerzan esta opción emocional la poderosa fotografía de Darío Sabina, la preciosa partitura de Óscar Kaiser y la intensas interpretaciones, entre la que destaca la que realiza la joven actriz argentina Gimena Accardi, todo un descubrimiento.
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