![]() |
Dirección y guión: Doris Dörrie. Países: Alemania y Francia. Año: 2008. Duración: 127 min. Género: Drama. Interpretación: Elmar Wepper, Hannelore Elsner, Aya Irizuki, Nadja Uhl, Maximilian Brückner, Birgit Minichmayr, Floriane Daniel, Felix Eitner. Producción: Molly Von Fürstenberg y Harald Kügler. Música: Claus Bantzer. Fotografía: Hanno Lentz. Montaje: Inez Regnier y Frank Müller. Diseño de producción: Bele Schneider. Vestuario: Sabine Greunig. Estreno en España: 6 Marzo 2009. |
SINOPSIS
Sólo Trudi sabe que su marido Rudi sufre una enfermedad terminal. En sus manos está decírselo o no. El médico sugiere que hagan algo juntos, algo que deseaban hacer hace mucho tiempo… Trudi decide no contarle a su marido la gravedad de su enfermedad y seguir los consejos del médico. Convence a Rudi para que vayan a visitar a sus hijos y nietos a Berlín… Pero cuando llegan allí, se dan cuenta de que sus hijos están volcados en sus propias vidas y no tienen tiempo para ellos. Y de repente, Trudi muere. Rudi está desesperado y no sabe qué hacer. A través de una amiga de su hija se entera de que el amor que sentía Trudi por él le había apartado de la vida que ella hubiese querido llevar. Empieza a verla con una mirada nueva y promete compensarla por haber desperdiciado su vida. Así que se embarca en un último viaje que le llevará a Tokio, donde se celebra el Festival de los Cerezos en Flor.
¡Debate esta película en nuestros foros!
CRÍTICAS
Toda una vida
[Miguel-Fernando Ruiz de Villalobos,
Vicepresidente de CinemaNet
colaborador de la revista Ciendecine]
En muchas ocasiones se dice aquello de que “el árbol no te deja ver el bosque”; pero también se puede invertir la frase y decir que “el bosque no te deja ver el árbol”, que es habitualmente lo que ocurre en el cine que llega a las pantallas españolas. Uno de los ejemplos más recientes es la soledad que vive, porque todavía se proyecta, una película tan profundamente emotiva, tan esperanzadora y, a la vez, tan crítica, como “Cerezos en flor”.
El boom mediático de las películas norteamericanas o de algunas españolas como está ocurriendo con ese horror que es “Mentiras y gordas” tapa, en demasiadas ocasiones, el valor y la importancia de otras películas como es el caso de “Cerezos en flor”. Está dirigida por la directora Doris Dörrie, nacida en la ciudad alemana de Hannover en 1955; es decir, esta mujer tiene ahora casi sesenta años, esa edad en la que la mirada se ha aposentado, las energías se administran sin despilfarro y la juventud es un recuerdo borroso, lo cual permite mirar al frente con más tranquilidad, menos prisas y más serenidad.
Su obra, “Cerezos en flor”, es una película sobre los sentimientos y la familia, sobre las relaciones de pareja, sobre la muerte y el nuevo mundo de la tecnología que invade y condiciona la vida de los humanos. Dörrie, viuda del director de fotografía Helge Weindler que falleció de meningitis en Almería en 1996, se inició en el cine en 1976 en el campo del documental, para debutar en el largometraje en 1985, después de una larga etapa en la televisión, con la película “El interior de la ballena”.
Su proyección internacional se inició ese mismo año con la comedia “Hombres, hombres…”, donde ya aparecía su sutil vena irónica y su crítica mirada sobre la sociedad capitalista, película en la que empezaría su colaboración con Helge Weindler, con quien se casaría en 1988. Siempre en la línea de la comedia, sus siguientes películas seguirían analizando las relaciones de pareja, el frenesí de la vida moderna y las situaciones más cotidianas del devenir diario.
Ahora, con su último trabajo cinematográfico, después de “Como cocinar tu vida” (una curiosa e interesante aproximación documentalista al maestro zen Edward Brown en sus conferencias y en sus clases de cocina para comprobar que cocinar, o mejor dicho, saber cómo cocinar, es cuestión de cuidarse uno mismo y cuidar a los demás), Doris Dörrie se plantea un tema tan serio y profundo como las relaciones familiares en el ámbito de la vida moderna, marcada por el stress, el consumo y el vivir cuanto más rápido mejor.
Una secuencia de la película explica perfectamente el desorden que vive la mal llamada “sociedad desarrollada”: Rudi, el personaje protagonista, ese hombre a punto de jubilarse que ha perdido a su esposa Trudi de forma sorpresiva, va a visitar a Karl, su hijo pequeño, a Tokio, y éste lo primero que hace es ponerle en las manos cuatro mandos a distancia (televisión, DVD, aire acondicionado , etc), antes de dejarlo solitario en un reducido apartamento y salir corriendo para ir a trabajar, sin mantener la más mínima conversación, en un perfecto ejemplo de la falta de comunicación que hay entre padres e hijos, entre generaciones. En la misma línea de secuencias que conforman el espíritu de la película, están las de la tierna relación entre el anciano y Yu, la joven japonesa, y como a través de la danza Butoh, que tanto gustaba a su mujer, nuestro protagonista proyecta el amor que durante tantos años consagró a su matrimonio, a la vez que el famoso Fujiyama se convierte en el símbolo del final del viaje vital.
Una película que propone una seria reflexión sobre las relaciones humanas en general (Rudi conecta más con la joven japonesa que con sus hijos, a través de la danza Butoh, en la que se pueden exteriorizar los sentimientos y crear un vínculo afectivo) y sobre las relaciones familiares en particular (los tres hijos de Rudi que han sido educados por unos padres sencillos, pero cariñosos y responsables, se han visto absorbidos por la vorágine de la vida moderna, el estrés, y el viaje a ninguna parte). La mirada de Doris Dörrie no es una mirada complaciente ni piadosa, es una mirada crítica, de anatomista que disecciona hasta el hueso para saber las causas del deterioro familiar. Gracias a un trabajo excepcionalmente sobrio y centrado de todos los intérpretes, “Cerezos en flor” se convierte en un testimonio inapelable de la realidad que vive la sociedad actual, más preocupada de su economía que de sus valores afectivos y espirituales.
¡Debate esta película en nuestros foros!
Una historia triste, lindamente presentada… buena fotografia, magnifica actuación. Sobran las escenas de lesbianismo y sexo… las cuales parecen ser una lamentable constante del cine actual…
¿En qué parque de Tokio se rodaron estas escenas?