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Dirección y guión: Joel Hopkins. País: USA. Año: 2008. Duración: 105 min. Género: Drama, comedia, romance. Interpretación: Dustin Hoffman, Emma Thompson, Eileen Atkins, Liane Balaban, James Brolin, Kathy Baker. Producción: Tim Perell y Nicola Usborne. Música: Dickon Hinchliffe. Fotografía: John de Borman. Montaje: Robin Sales. Diseño de producción: Jon Henson. Vestuario: Natalie Ward. Estreno en España: 8 mayo 2009 |
SINOPSIS
Harvey es un compositor de música para publicidad en horas bajas que no puede cumplir con los plazos de entrega. Tiene que ir a Londres para asistir a la boda de su hija aunque promete estar de vuelta en Nueva York el lunes por la mañana para una importante reunión en la que se decidirá su futuro en la empresa. Aunque deja la boda antes de la recepción para poder coger a tiempo el vuelo de vuelta, no consigue llegar a tiempo, lo pierde, y es despedido. Estando en el bar del aeropuerto ahogando sus penas entablará conversación con Kate, una mujer soltera ya madura cuya vida social se limita a humillantes citas a ciegas y a interminables conversaciones telefónicas con su madre. Harvey se siente inspirado por su inteligencia y manera de ser y pronto habrá una conexión que hará que sus tristes vidas cambien para siempre.
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CRÍTICAS
[Maria Dolores Valdés, CinemaNet]
Dos estupendos actores, Dustin Hoffman (Kramer contra Kramer, Rain Man) y Emma Thompson (Regreso a Howard’s End, Lo que queda del día, Sentido y sensibilidad) son los protagonistas de esta historia sobre la vida misma, en la que se tocan temas tan importantes como la familia, la soledad, la amistad y la importancia que tienen decisiones de juventud que pueden arrastrarse toda la vida. Todo ello con una visión esperanzadora y optimista de superación.
Desarrollada en Londres, nos muestra una ciudad algo distinta de la que estamos acostumbrados a ver. No es casualidad que Joel Hopkins (Jump Tomorrow, premio BAFTA de 2002), guionista y director, provenga de Londres y viva actualmente entre esa ciudad y Nueva York, lugares en los que se mueve el protagonista de la historia.
Dos personas solitarias y con unas vidas bastante tristes, tienen ocasión de encontrarse por casualidad. Ella, una mujer soltera a la que su madre llama a todas horas y casi sin vida privada ni posibilidad de tenerla. Él un hombre centrado en un trabajo que no es lo que deseaba y del que además están a punto de despedirle, con una vida familiar rota. Ambos con una gran soledad interior y una falta de autoestima patente por lo que les ha tocado vivir y que poco a poco iremos descubriendo a lo largo de la cinta.
Es un lujo ver actores de este calibre, pero también lo es poder disfrutar con una película en la que se plantean conflictos de interés de manera creíble y sin recursos fáciles, sino a base de guión e interpretación. Los personajes son perfectamente empatizables, con sus respectivos problemas de soledad y de falta de autoestima creada por decisiones equivocadas que tomaron hace años. Así se ve el drama que supone un divorcio y la importancia del matrimonio y la familia. También la educación de los hijos y la relación paterno-filial, que siempre se debe intentar retomar si por cualquier causa se ha perdido. Y hay un leve apunte a un síndrome post-aborto que nos hace recordar el valor de la vida.
La amistad y lo bueno que hay en toda persona, que nos lleva a ayudar al otro cuando vemos que lo necesita, son temas que también están presentes. El salir de uno mismo y darse cuenta de que hay otra persona que lo está pasando aún peor a la que se puede ayudar venciendo el egoísmo, es una buena manera de ayudarse a sí mismo aún sin pretenderlo. Y un inicio de algo mucho más profundo.
No es una película «empalagosa» en ningún sentido. El tono es realista y en muchas ocasiones divertido por las situaciones que crea. Pese a la soledad inicial de los personajes, y a los problemas profundos que plantea, su visión es optimista, esperanzadora, y te deja con un buen sabor de boca. No sólo nunca es tarde para enamorarse, sino que nunca lo es para mejorar la vida en lo que de uno mismo depende ni para enmendar las decisiones y los caminos equivocados.
Atrapar el momento
Dos personas maduras, un encuentro casual, la oportunidad para el amor al caer el día. Él es Harvey, divorciado neoyorquino, cuya hija está a punto de casarse en Londres; le habría gustado ser pianista de jazz, pero ha debido conformarse con crear melodías y ambientes para anuncios comerciales. Y ella es Kate, eterna solterona, que trabaja en una empresa de encuestas en Londres, siempre pendiente de una madre que no para de llamarle, y que desea fervientemente que encuentre al hombre de su vida.
Agradable comedia romántica y otoñal, traspasada de buenos sentimientos capaces de conmover al público que «no busca tres pies al gato». El primer tramo del film sirve para que el desconocido Joel Hopkins, guionista y director londinense, trace en parelelo la trayectoria de los dos personajes, y lo hace con estupenda fluidez, sin que parezca artificioso el paso de una narración a otra. Con habilidad juega a amagar, despertando el deseo del espectador, que aguarda a que definitivamente Kate y Harvey entren en la vida del otro. Tiene la grandísima fortuna de contar con dos actores formidables, Dustin Hoffman y Emma Thompson, que bordan sus papeles; no caen jamás en la exageración, y hay química entre ellos, resulta creíble el modo tan normal en que intiman, donde uno y otra gozan de la mutua compañía. Resulta muy atractivo la capacidad de ella para sacar a flote lo mejor de él en relación a la boda de la hija, de la que un Harvey que se siente excluido ha decidido huir. En realidad, toda la cinta invita a aprovechar el tiempo de esta vida, atrapar las oportunidades que surgen e incluso crearlas.
Es ésta una de esas películas que puede despertar en más de un momento la lágrima del público. En tal sentido quizá peca de exageración cierto acontecimiento ya avanzada la cinta, que se diría un guiño no bien resuelto a Tú y yo. Pero conviene no exagerar este defecto en un film de hechuras clásicas, bien planteado y con muchas virtudes. Además Hopkins sabe guardar el adecuado equilibrio de lo emotivo con algunas buenas ideas humorísticas -el antirrobo del traje que luce Hoffman, la madre que sospecha que su vecino es un psicópata…-, que a buen seguro harán sonreír al espectador.