Publicamos dos visiones complementarias de la Gala de entrega de los Premios Goya. La primera fue publicada en ForumLibertas. La segunda está publicada en el blog de Julio Rodríguez Chico. Nos sumamos al deseo expresado en la última línea del comentario de Julio Rodríguez: vayan nuestras felicitaciones para los nominados y para los vencedores, y nuestros deseos de un cine y una Academia menos politizados.
[Isabel Ordóñez. ForumLibertas]
Este domingo, 13 de febrero, se ha celebrado en el Teatro Real de Madrid la XXV edición de los Premios Goya de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, presentada en esta ocasión por el showman Andreu Buenafuente. La gran vencedora de la noche fue la película Pa negre (Pan negro), de Agustí Villaronga, que se ha llevado 9 galardones de las 14 nominaciones a las que optaba. Ha obtenido estatuillas como Mejor Película, Mejor Dirección, Interpretación Femenina Protagonista (Nora Navas), Actor y Actriz Revelación, Actriz de Reparto (Laia Marull), Mejor Dirección Artística, Mejor Guión Adaptado, y Mejor Dirección de Fotografía. Icíar Bollaín, (También la lluvia) y Álex de la Iglesia (Balada triste de trompeta, la gran favorita), han sido los perdedores de la gala, con tres y dos galardones respectivamente. Por su parte, el filme Biutiful, del director mexicano Alejandro González Iñárritu, se hizo con la Mejor Interpretación Masculina Protagonista, que se llevó Javier Bardem, nominado también a los Oscar por este filme.
A la gran fiesta de los Goya asistieron hasta cuatro ministros del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: Ángeles González-Sinde (Cultura), Elena Salgado (vicepresidenta y ministra de Economía), Leire Pajín (Sanidad) y Miguel Sebastián (Industria). Todos ellos se fotografiaron junto a quien ejercía todavía en la gala de los Premios Goya como presidente de la Academia de Cine, Alex de la Iglesia, y la vicepresidenta, Iciar Bollaín. La imagen de los cuatro ministros en la alfombra roja junto a los máximos responsables de la Academia de Cine es un buen reflejo del interés del Gobierno por tener contento al mundo del cine; un interés que se refleja también en las cuantiosas ayudas estatales a una producción cinematográfica que recauda menos que lo que recibe del Estado.
Las películas españolas recaudaron en 2010 un total de 69,7 millones de euros, mientras que el total del fondo de subvenciones otorgadas por Cultura fue de 89,39 millones, según informaba el diario La Razón el pasado 7 de febrero. Lo primero que hay que considerar es que los ingresos de taquilla en 2010 fueron un 34% más bajos que en 2009, lo que da una pauta de la aceptación de público que tiene el actual cine español. Teniendo en cuenta que el año pasado se estrenaron un total de 106 películas en España, a una media de más de dos por semana, la recaudación media por película fue de 657.547 euros, mientras que cada filme obtuvo una subvención media de 843.302 euros. Al mismo tiempo, el coste medio por película es de tres millones de euros.
Todas estas cifras llevan a concluir que, a diferencia de cualquier otra actividad productiva, y el cine no deja de ser una industria, el Estado en este caso compra la mayor parte de la producción cinematográfica española. De esta manera, la industria del cine español vive de las subvenciones públicas mientras millones de personas siguen en paro. De hecho, con el dinero de todos se están pagando las aventuras cinematográficas de una serie de directores que ofrecen un producto que luego no se rentabiliza en taquilla, cuando lo lógico sería que la industria del cine ajustara su oferta a la demanda o bien que ajustara el coste de sus películas. Se puede entender que el cine se subvencione como séptimo arte, pero lo cierto es que en España las ayudas estatales al cine están fracasando en sus objetivos. De hecho, ninguno de los largometrajes españoles aparece en el top ten de los más vistos. Esta realidad en torno a las subvenciones al cine contrasta de forma más preocupante si tenemos en cuenta la otra realidad, la que muestra a su vez la crisis económica, con casi 4,7 millones de parados según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA).
[Julio Rodríguez Chico. La mirada de Ulises]
Sin duda, “Pa negre (Pan negro)” fue la gran triunfadora de los últimos Goya. Meritorio trabajo de ambientación e interpretación que fue reconocido por la Academia, aunque quizá haya sido excesivo el premio concedido por el mejor guión adaptado… porque Agustí Villaronga se dejaba arrastrar por los frecuentes tópicos en nuestro cine cuando habla de la Guerra Civil, y además Jordi Cadena hacía un impecable y más meritorio trabajo al escribir “Elisa K.”. Entre los guiones originales, la vencedora “Buried (Enterrado)” tiene todo el mérito de dar recorrido a una historia encerrada entre cuatro paredes… igual que lo hace con su labor de sonido y montaje, claves para la cinta y premiadas con el Goya. Sin embargo, pienso que “También la lluvia” se merecía más que ella el premio al guión original, y también otros reconocimientos como película y dirección… al menos (lo de Alberto Iglesias estaba cantado).
Nada que decir sobre el premio otorgado al trabajo de Javier Bardem o de Karra Elejalde, ni tampoco al de Nora Navas o de Laia Marull… porque entre ellos cualquiera podía llevarse la estatuilla sin demérito de ninguno de los candidatos, y los vencedores realizan interpretaciones muy dignas; mientras que entre ellas, ninguna destacaba especialmente este año… y Nora y Laia eran –con perdón– las menos malas entre las nominadas (una vez que se dejó fuera a otras como Petra Martínez o Esperanza Pedreño). Me alegro y felicito a David Pinillos por su premio como director novel por “Bon appétit”, lo mismo que a María Reyes Arias por “Una caja de botones” como mejor cortometraje de ficción. Justo reconocimiento para unas películas muy humanas y sutiles, bien escritas e interpretadas.
Pero, sin duda, la mayor satisfacción era ver el premio que obtenía “El discurso del rey” como mejor película europea, aunque sus rivales eran duras contrincantes: Tom Hooper nos da una película entrañable, de guión preciso e interpretaciones contenidas que hace que sigamos queriendo ir al cine con la esperanza de encontrar joyas como ésta. Triunfó la cinta de Villaronga, y fracasó la de Álex de la Iglesia que se quedó con el maquillaje, los efectos especiales… y un discurso de despedida con toda la metralla que le faltaba por soltar en el conflicto, aunque no fueran más que opiniones que cualquiera firmaría (hasta Sinde), junto a una proclama visionaria sobre el nuevo modelo que la industria necesita. Y todo en un nuevo año de crisis de taquilla… que sigue perdiendo millones de espectadores –el peor de la década– que no van a ver ni a la triunfadora “Pa negre (Pan negro)”. Así que ¿quién cree que a los internautas les interesa descargar cine español?
Pero, aparte de la polémica azuzada por Anonymous, sobre el escenario hubo como siempre muchos agradecimientos a los respectivos equipos de las películas y a la propia familia (en esto todos nos parecemos), emociones sinceras junto a sonrisas que escondían decepción… y risas huecas para chistes manidos y fáciles… de un Buenafuente que fue bueno con la ministra Sinde y sus descargas ilegales, por mucho que sacara el tema a relucir. La Gala fue como siempre, aburrida: aunque sean sus minutos de gloria, ¿no podría suprimirse tanto agradecimiento repetitivo?, ¿no podría hacerse un espectáculo con más categoría y originalidad artística, con menos zafiedad y vulgaridad?, ¿no podríamos superar el estadio de narcisismo y vanidad que se respira? Mis felicitaciones para los nominados y para los vencedores, y mis deseos de un cine y una Academia menos politizados.