Aquí se nos narra el proceso de búsqueda y ejecución de Osama Bin Laden. La película es suficientemente inteligente como para guardar cierta distancia, y dejar al espectador la valoración moral de unos hechos que, en el fondo, son la gestión de una venganza. Aunque, en este caso, no sea fácil discernir por dónde debe caminar segura la justicia humana. Sin duda, un hito del cine histórico
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PELICULA RECOMENDADA POR CINEMANET Título original: Zero dark thirty. |
SINOPSIS
La captura de Osama Bin Laden preocupó al mundo y a dos administraciones presidenciales estadounidenses durante más de una década. Al final, un pequeño y brillante grupo de agentes de la CIA le encontró. Fue una misión llevada a cabo en el secreto más absoluto. Algunos detalles han salido a la luz, pero las partes más significativas de la operación secreta, y sobre todo, el papel que jugó el equipo de agentes, se verán por primera vez en la fascinante película del oscarizado dúo compuesto por Kathryn Bigelow y Mark Boal.
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CRÍTICAS
[Julio R. Chico – Colaborador de CinemaNet]
Se buscan respuestas
No sin polémica se estrenó “La noche más oscura (Zero dark thirty)”, película que sigue la pista del paradero de Bin Laden, a partir de las investigaciones de un pequeño grupo de la CIA, hasta su captura y muerte en Pakistán. Quien firma este thriller es Kathryn Bigelow, que vuelve a dar el tono realista crudo y la tensión dramática que imprimiera a “En tierra hostil (The hurt locker)”. Pero la estrella aquí es Jessica Chastain, esa pelirroja que está convirtiendo en oro todo lo que toca, con papeles tan dispares como cargados de humanidad. Era evidente que el acontecimiento con que se abrió el siglo XXI tenía que llegar a la pantalla antes o después, pero no era previsible que el cine fuera el cauce para conocer algunos de los pormenores y prácticas de dicha operación.
Así arranca la película, advirtiendo al espectador de que todo lo que se va a contar son hechos reales, recogidos por testimonios de primera mano. Entramos sin anestesia en un desasosegante clima de angustia con un primer plano en negro que se prolonga… para hacernos reflexionar, mientras se escuchan las retransmisiones de radios y móviles en el momento de los atentados del 11-S, para seguir con los interrogatorios y torturas cometidos sobre islamistas encerrados en cárceles secretas norteamericanas. Son momentos de tensión y zozobra porque, si salvaje fue la masacre en que murieron tantos inocentes, no menos atroz es el sufrimiento al que se somete a los encarcelados, tanto en lo físico como en lo psicológico. Y ahí surge la pregunta y la polémica: ¿pueden justificarse o encontrar aquiescencia tales procedimientos inhumanos? Cara a la galería, la respuesta evidente es que no, que un juicio justo sería…
Pero, al menos para ver la película, es necesario meterse en la piel de los que allí están, y eso es lo que haremos de la mano de Maya, esa mujer de poca experiencia y frágil apariencia que se irá fortaleciendo a medida que entre en harina, y que se vuelve obstinada y tenaz cuando pierde a sus compañeros y amigos en un nuevo atentado suicida. De pronto, su pudor y resistencia a contemplar la tortura se convierten en rabia y empuje… y promete matar ella misma a Bin Laden. ¿Es este el sentimiento de impotencia de toda una nación, que se deja llevar por el odio y el arrebato? ¿Dónde han ido a parar sus convicciones morales?
Más adelante, en el asalto final a la residencia en que se esconde el terrorista, vemos a las fuerzas especiales andarse sin contemplaciones… y disparar y rematar a cualquiera que se mueva en la oscuridad (aunque respetan a mujeres y niños). Aquí volvemos a preguntarnos ¿es proporcional el uso de la fuerza hasta el extremo de matar a quienes… al parecer solo tenían una metralleta como defensa?
Durante la proyección asistimos a una realidad ética y político-jurídica espinosa y de difícil lucidez en la práctica, pero más problemas plantea aún la licitud de recoger las imágenes de esos interrogatorios y torturas… y también la conveniencia y prudencia de darles forma de ficción, pues aunque el carácter de denuncia del cine y su valor como instrumento para el esclarecimiento de la verdad son incuestionables, ¿no se alienta con ello a nuevas respuestas de odio y violencia?, ¿se deben mostrar en la pantalla todas las atrocidades y humillaciones de las que son capaces los hombres?, ¿es necesario hacerlo con tal explicitud y crudeza para despertar conciencias? Son preguntas que la cinta de Bigelow nos obliga a hacernos y que tienen difícil respuesta, porque hay que medir las consecuencias de esos disparos de metralleta o de cámara de cine.
Por otro lado y pasando a cuestiones puramente formales, sin duda la cinta de Bigelow tiene un potente ritmo narrativo y tensión dramática sobrada… sin recurrir a efectismos sonoros, su puesta en escena y ambientación resultan altamente verosímiles gracias a una espléndida fotografía, y el rodaje por ejemplo del asalto final está muy bien realizado y nos sitúa con claridad en el recinto, mientras que la interpretación de Jessica Chastain es sensible y enérgica a la vez, y arranca momentos de gran intensidad.
“La noche más oscura (Zero dar kthirty)” fue una de las favoritas para los Oscar y, de momento, parece que entre el público y la crítica americana ha sido muy bien recibida. Lo que no sé es si la cinta y sus preguntas tendrán la misma respuesta clara y contundente que en su día tuvo el 11-S.
[Juan Orellana – COPE]
La sexagenaria cineasta californiana Kathryn Bigelow, que impactó con la dura En tierra hostil —Oscar 2009 a la mejor directora—, vuelve a los conflictos internacionales de su país con otra cinta fuerte y contundente —y absurdamente larga, dicho sea de paso—, en la que narra el proceso de búsqueda y ejecución de Osama Bin Laden. Tras la matanza del 11-S, la captura del líder de Al Qaeda se convirtió en una cuestión de dignidad nacional en Estados Unidos. Este tema patriótico, en manos de una directora tradicionalmente crítica con la política exterior norteamericana, resultaba especialmente interesante. La película se basa en la documentación e informes que el equipo de producción ha sido capaz de conseguir. Muchas cosas, como la reconstrucción de los helicópteros Sikorsky Black Hawk, son aproximadas, ya que ningún civil ha visto nunca esas “naves fantasma”.
La película se posiciona desde el principio, cuando muestra las torturas que los agentes de la CIA imponen a los sospechosos de tener informaciones valiosas. El hecho es que, gracias a esos métodos inaceptables, conseguirán algunas pistas que, finalmente, y casi por casualidad, llevarán hasta el hombre más buscado del planeta, Bin Laden, que desde 2005 vivía recluido en un caserón de Abbottabad (Pakistán), a 160 kilómetros de Afganistán.
La película combina momentos brillantes, con una tensión bien dosificada, con otros más escasos de ritmo y fuerza dramática. Pero el conjunto es resultón, con aire documental, protagonizado por una Jessica Chastain que, en realidad, es el puente de empatía entre el público y lo que ocurre ante nosotros. La película es suficientemente inteligente como para guardar cierta distancia, y dejar al espectador la valoración moral de unos hechos que, en el fondo, son la gestión de una venganza. Aunque, en este caso, no sea fácil discernir por dónde debe caminar segura la justicia humana. Sin duda, un hito del cine histórico que, tras ganar diversos premios de la prensa, opta ahora a cuatro Globos de Oro: mejor película dramática, dirección, actriz (Jessica Chastain) y guión (Mark Boal).
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