(Este análisis sobre La revolución silenciosa es el primero de una serie de tres artículos sobre la toma de decisiones. En este primer texto, Coín Tomás y Garrido reflexiona sobre la la trascendencia vital de poner en juego la libertad y la elección del bien en esta película)
Vibrante película inspirada en hechos reales. La importancia de una decisión verdaderamente heroica tomada por los alumnos de último curso de un instituto en la Alemania del Este tendrá unas repercusiones extraordinarias en sus vidas ya que no solo lograron salvarla, sino también rescatar la libertad, la honra, el futuro y la posibilidad de llevar a cabo la realización de la propia existencia.
La revolución silenciosa Se trata de la adaptación cinematográfica del libro autobiográfico de Dietrich Garctka, fallecido en 2006 que recrea, de modo magistral, un episodio vivido en la zona Este del Berlín ocupado -año 56- , en la ciudad de Stalinsdt (actualmente EisenhÜttenstadt), Brademburgo, cuando aún no se había alzado el tristemente famoso muro de Berlín.
Tiene como base un excelente guion que entrelaza maravillosamente diversas tramas relacionadas con conflictos morales relacionados con el compañerismo y la amistad puesta a prueba, la inmadurez afectiva o el miedo a la verdad, las actitudes de coraje y cobardía y el sentido de responsabilidad, las relaciones entre padres e hijos. Narrada con un intenso sentido del suspense y una profunda hondura dramática, está situada en un tiempo y lugar en el que el cine no ha explorado demasiado.
Sostenida por la interpretación de unos más que creíbles jóvenes, lanzados y rebeldes que no se adaptan a cualquier imposición de sus mayores, y por actores veteranos que interpretan sus papeles con convicción, nos sitúan ante una pieza sólida y atractiva del cine, de hondo calado educativo, que se eleva con la excelente puesta en escena.
Theo y Kurtz son grandes amigos, jóvenes y alegres estudiantes. Theo, hijo único de un comunista de alto rango, pasa con frecuencia a la zona occidental para poner flores en la tumba de su abuelo a pesar que sobre él cae el estigma de haber sido soldado de la SS. Su mejor amigo, Kurtz -que acompaña a Theo en algunas de sus escapadas-, tiene dos hermanos pequeños y es hijo de un minero, trabajador del acero, que desea para él un brillante futuro a través de los estudios.
Los dos estudiantes exploran secretamente el lado occidental de la ciudad y, junto a otros compañeros de clase, acuden a la casa de un anciano solitario donde se divierten y bailan con música occidental; también escuchan la radio libre. A través de los noticiarios, tanto del cine al que asisten, como de la radio, descubren con admiración la revuelta del pueblo húngaro contra la represión llevada a cabo por el poder soviético y se identifican con los rebeldes.
Su lucha por la libertad despertará la simpatía de los alumnos de la clase hasta lograr que todo el curso, alumnos a punto de graduarse, participen en una protesta silenciosa como una forma de conmemorar a las víctimas del levantamiento entre los que se encuentra el héroe de fútbol comunista Ferenc Puskas, y en contra de la represión soviética de Budapest. Theo propone guardar un minuto de silencio en una de las clases, dejando al profesor desconcertado en cuanto a porqué los alumnos no están respondiendo a ninguna de sus preguntas.
El director de la escuela espera mantener el incidente en secreto, pero se trata de un momento histórico en el que se pretende imponer el pensamiento único. El hecho de que los alumnos hayan reflexionado y tomado una decisión contra el aplastamiento del pueblo húngaro llevado a cabo por las tropas rusas, se considera un desafío contra las doctrinas ideológicas del Este.
El resultado es una investigación por parte de las autoridades académicas para descubrir a los cabecillas de semejante acto contrarrevolucionario que, en la Alemania oriental, era inherentemente político y un gesto subversivo antisocialista.
El hecho termina siendo investigado por el director, el Consejo de Educación del colegio y, finalmente, por el propio Ministro de Educación, investigación llevada a cabo con una actuación tan verdaderamente intimidante, exigiendo el nombre de los líderes, que pone en evidencia la profunda irracionalidad de los totalitarismos, la perniciosa propaganda que llevan a cabo extendiendo la proliferación de las “fake news” y la dictadura de lo políticamente correcto, hasta exigir lo que se puede y no se puede decir.
El silencio de los jóvenes tendrá consecuencias de un alcance imprevisto para los estudiantes y para sus familias. Sin embargo, “a pesar de lo dramático de las situaciones y del sufrimiento de los personajes, la película ofrece una salida esperanzada, no solo por la resolución de la historia, sino por la fe positiva que profesa en el ser humano y en su capacidad de nobleza” (en palabras de Juan Orellana). A lo largo de la película va tomando fuerza la importancia el tema de la verdad, que nos hace libres y capaces de las mejores decisiones.