(El texto contiene spoilers de Good bye, Lenin!: si no la has visto, considérate advertido)
Las palabras son armas de persuasión efectivas y en boca de algunas personas pueden resultar incluso dañinas. La acción de mentir suele llevar implícita la negación de la veracidad de ciertos acontecimientos y acciones en nuestra vida cotidiana pudiendo sacar, o no, beneficio de aquello que alteremos.
Sin embargo, hay otra clase de engaños o astucias, también conocidas como mentiras piadosas. En este grupo se encuentran aquellos discursos con leves modificaciones de los hechos que pretenden impactar de una manera una manera más positiva en terceras personas o tratan de conciliar conductas. En este análisis ahondaré sobre cómo esto se ve reflejado en la película.
Sobre la película
Good Bye, Lenin! (2003) en un largometraje alemán de carácter histórico que aúna el drama y la comedia a través de la reunificación alemana a finales del siglo XX, así como trata la relación del joven Alexander (Daniel Brühl) y su madre Christiane (Katrin Saß), siendo ella una mujer con fuertes creencias socialistas e incapaz de ver el surgimiento del capitalismo en la Alemania Oriental.
El inicio de la trama tiene lugar con el desmayo de Christiane al ver a su hijo manifestándose contra el régimen comunista al que ella es afín. Él, mientras ella trata de recuperarse, y viendo la seriedad con la que su madre trata los temas políticos, se ve obligado a engañarle sobre el triunfo del capitalismo y la caída del Muro de Berlín empleando todo tipo de estratagemas.
El director de la obra expuesta es Wolfgang Becker, quien también ejerció como guionista junto al poco conocido, hasta entonces, Bernd Lichtenberg. Las narraciones de Becker se caracterizan por tratar personajes que padecen desdichas en diferentes puntos de las localizaciones geográficas alemanas y esa combinación entre comedia sofisticada y drama trágico. Uno de sus trabajos anteriores es La vida en obras (1999), que gira en torno al sida desde un punto de vista diferente al que tratan producciones más conocidas en la industria cinematográfica.
En Good Bye, Lenin!, los personajes están construidos de tal manera que el público puede encariñarse fácilmente con ellos. Todos ellos desprenden cierta aura de inocencia acompañada de una actitud extravagante y exagerada, que aporta ese punto de comicidad sin llegar a resultar en acciones forzadas.
La voz en off
Durante el film se hace uso de la voz en off. Este recurso nos permite comprender los pensamientos de Alex acerca de los sentimientos por la figura materna, así como de la situación que vive su entorno, República Democrática, y de cómo se produce esa pérdida en el crecimiento demográfico en Alemania Oriental en favor de la república federal de Alemania Occidental. Esta última comenzaba a extender un sistema capitalista en ambas partes del país alemán, gracias a un proceso de globalización de mercado. Coca Cola, Ikea… son algunas de las marcas conocidas que se identifican dentro del largometraje.
El recurso de la voz en off también viene apoyado de un montaje atípico que combina imágenes de archivo como documentos de valor histórico y los sketches que graban algunos de los personajes para convencer a Christiane de que el régimen político se mantiene en pie y no se desmorona pese a la llegada de las marcas comerciales previamente señaladas. No hay grandes elipsis temporales destacadas, lo que permite un desarrollo de la trama fluido y natural.
Mentiras piadosas
La película gira en torno a la mentira y la dureza que a veces supone afrontar la realidad cuando nos cerramos en nuestros propios ideales.
El triunfo del capitalismo es la principal brecha a tapar, pero también hay otras verdades que pueden sentar mal a Christiane, como por ejemplo que su hija Ariane (Maria Simon) haya dejado los estudios para trabajar en una empresa multinacional, como lo es Burger King, o los escritos enviados por la figura paterna de los jóvenes que la propia madre escondía para que ellos no leyeran.
Aunque pase gran parte del metraje inconsciente en cama, nosotros sabemos que el comportamiento de la madre resulta muy poco tolerante. Otros detalles que no trascienden, pero que resultan meras invenciones son la procedencia de Lara (Chulpán Jamátova), novia de Alexander; y la actividad laboral de Rainer (Alexander Beyer), novio de Ariane. De conocerse la verdad podría significar un golpe duro, ya que esos aspectos están vinculados estrechamente a unos ideales contrarios por los que ella lucha.
Estas mentiras se dicen con la intención de edulcorar el resultado que tan dañino e incómodo suele ser para terceros. El film no defiende que mentir u ocultar la verdad es la mejor decisión a elegir; propone que el bienestar de algunos consiste en vivir de la ignorancia o desconocimiento de las cosas, aunque tarde o temprano nos demos de bruces con la realidad.
Engañar puede evitarnos conflictos a corto plazo, sin embargo, siempre permanecerá la incertidumbre por si en algún momento somos descubiertos. Las repercusiones pueden ser peores a largo plazo y tarde o temprano habrá que lidiar con esos problemas.
Bueno, el god bye Lenin solo muestra un matis del problema. usted seguramente critica sin haber vivido la realidad de la URSS y de otros países comunistas, y aun tenemos a Cuba, y se intentó en Venezuela. La realidad cruel del comunismo real, las limitaciones, la desesperanza, los gulaps, la mitad de Europa bajo la bota rusa, los rusos invadiendo a Hungría, a Chescolovakia, a Afgamistán, le quitaron un pedazo a Polonia… Usted habla del capitalismo, pero es que el capitalismo fue el vencedor, a pesar de sus defectos, el comunismo genera miserias colectivas, hambre, dictadores vitalicios, mentiras, élites parásitas, y la gente debe bajar siempre la cabeza, y a pesar de los defectos, la libertad vive en el capitalismo, no en el comuniso ni en Cuba. Nadie emigra a Rusia o a Cuba, sino a Estasos Unidos. Ls gente escapa de los países donde el leninismo mató a millones de personas. Así que esté bien dicho, Good Bye Lenin, vete a la chingada con tu miseria y tus muertos.