Reflexionar sobre la naturaleza de los afectos es una tarea fundamental para cada persona y para toda sociedad, porque la esfera afectiva influye poderosamente en la vida humana. A esa tarea dedica Coín Tomás y Garrido este ciclo de cinefórum, dividido en seis capítulos
Los sentimientos son los grandes compañeros del hombre, y la plenitud de las personas depende, en gran medida, de su capacidad afectiva. Hemos de aprender a conocer y a reconocernos en nuestros sentimientos: son “unos traidores” que se cuelan en el alma, pero también es cierto que nos instalan en una existencia concreta: el Amor o el odio, la alegría, la tristeza, etc. son afectos presentes en el corazón del humano y juegan un papel fundamental en la dinámica de la propia vida.
Para el escritor C.S. Lewis, en cada nueve de diez casos, el afecto es la causa de toda felicidad sólida y duradera. Cuando soñamos con la felicidad, soñamos con un estado sentimental.
Pero si la dimensión afectiva juega un papel fundamental en la vida, no es menos cierto que la persona no se resuelve en ella, sino que su grandeza reside en la razón: las emociones conducen a la plenitud en la medida en que se encuentren dirigidas por la mente. Afirma Pascal en uno de sus famosos Pensamientos que el corazón es el lugar de la conciliación de sentimiento, inteligencia y voluntad
El cine es un instrumento de irrenunciable actualidad que, por su potencia antropológica y cultural, ayuda a descubrir todas las dimensiones -también la afectiva- de la persona humana. El objetivo de este ciclo de cinefórum, «El laberinto de los afectos», es explorar las diversas caras de esta dimensión fundamental: seis películas para seis formas de amar.
(Las películas analizadas se irán descubriendo a medida que avancemos en el ciclo. Por lo pronto, avanzamos cuál será la primera)
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