Presentación
En su “Guía del espectador de cine” (2007) José María Caparrós resaltaba cómo la imagen fílmica capta por completo la percepción sensorial de la persona. Efectivamente, señalaba, el dinamismo de las imágenes, la multiplicidad de las misma y la selección que el realizador o realizadora lleva a cabo, provoca un tremendo impacto evocador en nuestro mundo de recuerdos. Y todo ello favorecido por dos condiciones importantes: la oscuridad de la sala de proyección y las condiciones de comodidad de la misma. Está bastante estudiado, proseguía en su argumentación, que el espectador, escapando de su realidad cotidiana desea sumergirse en un mundo en el que divertirse, emocionarse, para acabar de una forma u otra proyectándose en alguno o algunos de los personajes.
Ahora bien, y desde un punto de vista estrictamente personal, considero que el buen cine lo es si está orientado hacia la exposición de la belleza, la verdad y la bondad; y no por un simple ejercicio estético y moral, sino porque el cine ha de contribuir a que el espectador o la espectadora reflexione sobre lo que se desarrolla ante sus ojos. De cine comercial, destinado al uso y rápido olvido ya existen numerosos ejemplos, absolutamente prescindibles.
Pretendo, pues, exponer una propuesta basada en dos películas españolas. Una, muy reciente, Cinco lobitos, y otra con muchos años a la espalda: La gran familia. Las dos constituyen, en mi opinión, dos ejemplos de cine para la reflexión y el diálogo; las dos perfectamente utilizables en el ámbito familiar y educativo, reglado y no reglado.
Primero expondré las cuestiones relativas a sus argumentos y, a continuación, algunas pautas para su trabajo en familia o en el aula.
Dos películas…
Por una parte, la inolvidable La gran familia (Fernando Palacios, 1962). Fue icono de la campaña “XXV Años de Paz” y declarada como película “de interés nacional”. Su visionado constituye también un excepcional documento de propaganda del régimen político, rompiendo de forma contundente con una etapa anterior, marcada por el aislamiento internacional y la autarquía económica vigentes en aquellos años.
Se trata de una película coral que combina momentos trepidantes y de sosiego, emociones y sentimientos, elementos cómicos y dramáticos. Muchos personajes en constante movimiento escénico, que brillan por su optimismo ante el reto de compartir la vida en una familia de quince hijos, los padres más el abuelo, acompañados en ciertos momentos por el gran actor José Luis López Vázquez en su papel de padrino. Estamos ante un canto al modelo familiar donde el personaje central se localiza en los progenitores (aunque con especial relevancia el de la madre), sin entrar en mayores profundidades sobre las problemáticas de la adolescencia y retratando de forma benevolente el desarrollo capitalista que se estaba produciendo en España.
Pero era un retrato irreal: Ni existía esa felicidad desbordante que aparece en sus ciento cuatro minutos de duración, ni los modelos femeninos que se explican son reales: hacía ya tiempo que las mujeres y hombres españoles estaban dejando atrás todo un conjunto de valores que no casaban con los nuevos tiempos; hacía tiempo que las familias estaban, también, cambiando.
El siguiente ejemplo es el de una película muy reciente, de este pasado año 2022. Dirigida por una mujer, Alauda Ruiz de Azúa, es éste su primer largometraje. Su título remite a una conocidísima canción familiar, corta pero efectiva, que todos hemos escuchado y cantado en alguna ocasión: Cinco lobitos.
Amaia acaba de ser madre y se da cuenta de que no sabe muy bien cómo serlo. Al ausentarse su pareja por trabajo unas semanas, decide volver a casa de sus padres, y así compartir la responsabilidad de cuidar a su bebé. Lo que no sabe Amaia es que, aunque ahora sea madre, no dejará de ser hija. Será así como Amaia se convertirá en una ama de casa a la antigua usanza e irá descubriendo que el amor de pareja y la maternidad son un don. Pero ello nos obliga a salir de nuestro yo cómodo y egocéntrico para poder entregarse. Podría pensarse que se trata de un film donde el papel del hombre es secundario, pero no es así: tanto el padre de Amaia como su pareja asumen, a su ritmo, esa entrega a la que antes hacía referencia. Se trata de una historia de cuatro personajes en torno a un bebé y, en ningún momento, se roza la sensiblería.
… para descubrir
Durante muchos años he utilizado el cine como herramienta didáctica en mis clases de Historia. Tuve un excepcional maestro, José María Caparrós (q.e.p.d.), anteriormente citado. Y después a mis compañeros y amigos de Film Historia (Universidad de Barcelona), así como los integrantes de Cinemanet. Con todos ellos he descubierto que proyectar una película en el aula no es simple y llanamente, como decía el alumnado, “poner una película”. Y por ello, una actividad educativa que esté basada en la visualización de un film ha de seguir unos pasos previos que, creo, han de respetarse. A continuación los indico y, claro está, son susceptibles de crítica pero, en cualquier caso, quiero compartirlos por si alguien quiere utilizarlos.
- En primer lugar me parece importante PRESENTAR la película: título, breve, muy breve síntesis del argumento y visionado del tráiler, el cual completa lo explicado oralmente.
- También es interesante proporcionar la ficha técnica del film (dirección, guión, fotografía, música, reparto y montaje). En algunas ocasiones, y habida cuenta de la inagotable fuente de información que proporciona la red, aproveché la ocasión para que el alumnado investigase esos aspectos y tuviese ocasión de exponerlos ante el grupo-clase.
- Algo que me proporcionó muy buen resultado fue la indicación de que el alumnado reflexionase sobre el título y, especialmente, sobre el cartel o carteles publicitarios del film: protagonismo masculino y/o femenino en el mismo, elementos que avisan sobre el contenido del mismo.
- Finalmente, siempre he preferido dividir el metraje en tres bloques de contenido, no necesariamente iguales. El primero, destinado al planteamiento de la acción; el segundo al desarrollo y, el tercero, a la conclusión. Por otra parte, este sistema me permitió dejar siempre un tiempo, al final de la sesión, para plantear unas breves y pocas cuestiones que el alumnado debía resolver “in situ”, en media cuartilla y con carácter anónimo que recogía al final y que guardaba para revisar antes de la siguiente sesión.
- Sin embargo reservaba toda la información acumulada tras esas sesiones para plantear alguna o algunas cuestiones relativas al film en su conjunto, al tema que sostiene toda la acción y a los valores que pretende mostrar.
En el caso que nos ocupa, trabajar precisamente con estos dos films, sugiero lo siguiente:
- Que el alumnado observe las portadas de ambos films y sea capaz de verbalizar (de forma oral y escrita) las semejanzas y diferencias entre las mismas
- Que el alumnado [1] sea capaz de redactar un resumen del argumento de ambas películas y establezca las semejanzas y diferencias entre las mismas.
- Que el alumnado investigue y sea de capaz de exponer los contextos históricos en que fueron realizados ambos films.
- Que el alumnado sea capaz de definir los personajes principales de ambos films, tratando de encontrar un valor moral que sea el dominante en ellos.
- Que el alumnado conteste a las siguientes cuestiones tras el visionado de ambos films y, claro está, a partir de sus propias convicciones y vivencias personales[2]
Con algunas preguntas:
- ¿Sigue siendo la familia un pilar fundamental para el mantenimiento de la sociedad?.
- ¿Sigue siendo la familia el único destino para hombres y mujeres?
- ¿Cuál es el papel de las mujeres y los hombres en la familia?
- ¿En qué personaje o personajes, en qué situación o situaciones se han visto reflejados/as?
- ¿Qué emociones, qué recuerdos han despertado ambos films?
- ¿Qué cambios habrían introducido en el desarrollo y, especialmente, en el final de ambos films?.
…Un mensaje final
¿Sigue siendo la familia una institución social donde se viven los valores esenciales para la vida en este siglo XXI, que ya camina hacia sus primeros veinticinco años?. Para contestar dicha pregunta he propuesto la utilización de dos films que, desde mi punto de vista, tratan de forma poderosa el tema de la familia. Es cierto que los dos films seleccionados y, por ello, puede ser que algún lector o lectora considere que bien pudiera haber propuesto otros.
A mí me parece que, efectivamente la familia como tema, si no ha dejado atrás determinado tratamiento relativista, sí que ha iniciado desde hace ya unos años, el retorno a su consideración como lo que es y su importancia como institución social.
Y, como ello me parece muy importante, me parece muy adecuado hacer una reflexión a partir de la Didáctica , en este caso, aplicada a la necesidad de trabajar los valores familiares en diferentes ámbitos: la Escuela, los grupos educativos que llevan a cabo su trabajo en Parroquias, diversas asociaciones culturales y, claro está, familias anónimas que mantienen la sana costumbre de ver cine para, después, comentar lo visto. Como docente que he sido y utilizado el cine como herramienta de enseñanza y aprendizaje, se observará que escribo pensando más un público adolescente que en uno adulto, pero la cuestión familiar, hoy en día, se juega su futuro en una generación que acabará sustituyéndonos y, también y por ello, es necesario que jóvenes y adultos reflexionen desde el respeto sobre la familia, sabiendo distinguir lo verdadero de todo aquello que no lo es.
Como documento, una película puede incurrir en todo tipo de manipulaciones, pero eso no es ninguna novedad: la memoria oral histórica y las fuentes textuales son tan manipulables como las fílmicas. Y en eso estriba su riqueza: los diferentes elementos que configuran un film son bastante más comprensibles. El cine, es un hecho cultural de primera magnitud y ha de tratarse que desaparezca el carácter que se le ha dado de mero entretenimiento para resaltar sus valores educativos y culturales. Hay que educar la mirada, ayudando a descubrir los entresijos de la historia que se cuenta en las películas. En cualquier caso es una tarea importantísima de padres, educadores y agentes sociales ayudar a descubrir y analizar lo que se dice y, especialmente, lo que no se dice.
Decía Walter Benjamin que los jóvenes son el presente. Es una frase para pensar. Son el presente, un presente que hemos definido los que hoy somos adultos. Los jóvenes no son el futuro y, por ello, hemos de contribuir a que lo construyan, en especial el de las familias. Pero todo, repito, dirigido a recuperar la capacidad crítica del mismo, admitiendo que sus críticas pondrán en duda el mundo que nosotros les hemos entregado.
En base a lo anteriormente expuesto considero importante que, como texto conclusivo, el docente y su alumnado lean este texto, obra de sus realizadora, y trabajar los siete diferentes apartados en que lo he subdividido y que pueden ser trabajados de forma conjunta o, también, distribuidos de forma aleatoria en los grupos establecidos. En él se condensan todo un conjunto de ideas, de emociones, que son las que la motivaron a llevar adelante esta magnífica película. Puede ser un broche de oro para un trabajo individual y de grupo que, seguro, no les dejará indiferentes y , en cierta forma, obligará a repensar la figura de la madre y del padre, así como del protagonismo de los hijos y abuelos, en La Gran Familia.
- ¿Cómo se aprende a ser madre? ¿Cómo cambia nuestra propia maternidad la forma en que vemos a nuestros padres?
- He querido que ’Cinco lobitos’ combine el retrato generacional sobre madres actuales con el de esas otras madres, ahora abuelas, que se quedaron en casa, cuidaron de la familia y sin las cuales no se entiende la sociedad actual.
- A veces, no podemos entender al otro hasta que pasamos por lo mismo. Se da la paradoja de que ella (Amaia) llega a entenderla como madre pero sigue necesitándola como hija. ¿Por qué dignificamos tan poco lo doméstico ni nos paramos a pensar en el esfuerzo o tiempo que hay detrás de las personas que nos cuidan?
- ¿Cómo vamos a dignificar algo que no valoramos? El mundo doméstico está presente en toda la película de forma recurrente. El tiempo del cuidado no es épico, ni notorio, es casi ruido de fondo, y sin embargo, es imprescindible cuidar de nuestros seres queridos y vulnerables.
- He querido hablar de los cuidados desde lo emocional. Quién cuida a quién en las familias es algo que nos dice mucho sobre sus relaciones y el momento que vive una familia. Cuidar a una madre, cuando siempre fue ella quien te cuidó, es un viaje a la inversa, que tiene algo de reconciliación y de encontrarse desde otro sitio.
- Cuidamos a nuestros padres, incluso nos convertimos en sus padres durante su vejez y, sin embargo, siempre habrá momentos donde una mirada suya nos transporte al adolescente inseguro que fuimos o haga que necesitemos su abrazo familiar, cálido e irracional. Somos hijos de ida y vuelta.
- La familia es de las pocas cosas en la vida que no podemos cambiar. Puedes cambiar de ciudad, de pareja, de trabajo… pero no de padres. Ni de hijos. La familia nos condiciona, nos explica, nos abraza, nos saca de quicio, nos alienta… hasta límites insospechados. El cambio de roles en esta familia aparentemente convencional me ha llevado a entender la familia como un espejo honesto e implacable.
Notas:
[1] Evidentemente el alumnado puede ser sustituido por el grupo de trabajo que lo utilice
[2] La respuesta a estas cuestiones puede trabajarse individualmente o, como máximo, en grupos de tres para terminar con una puesta en común del grupo-clase