El gran aviso | Lo sobrenatural es inefable

Mª Ángeles

Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid. Crítica de cine. Miembro del Círculo de escritores cinematográficos. Directora del curso "El arte de ver películas" en la UPM. Directora de CinemaNet-Madrid.

De la mano del director y guionista mexicano Juan Carlos Salas Tamez llega a nuestras pantallas un documental que gira alrededor de las experiencias cercanas a la muerte y de las llamadas iluminaciones de conciencia, con una finalidad pedagógica explícita: que el público se plantee las últimas preguntas sobre el final de los tiempos, la lucha agónica entre el Bien y el Mal, lo que podría ser el Juicio Final y la realidad de la vida futura, y que obre en consecuencia.

La película está básicamente fundamentada en el libro The warning, de Christine Watkins, con profecías bíblicas —traídas bastante por los pelos, y con una interpretación bastante discutible— y los testimonios de personas que vivieron experiencias cercanas a la muerte. Rick, un hombre que estuvo casi dos horas en parada cardiaca; Amaya, una enfermera española abortista que en un instante se convirtió; Alan, un hombre que sufrió el ataque físico de un demonio monstruoso que le apretaba el cuello hasta asfixiarlo; y Emma, una joven que vivió una experiencia de fe durante un acto eucarístico.

Las primeras tres cuartas partes de la película se centran en dichos testimonios, a los que se añaden intervenciones de algunos expertos, como el sacerdote católico James Blount, el investigador de ECM (experiencias cercanas a la muerte) Jeffrey Long o la misma Christine Watkins, autora del libro The warning. Todos ellos tratan de establecer una relación coherente entre las distintas historias narradas y los contenidos de la Escritura y de la Teología. Todo ello con escenas de ficción para ilustrar lo que se explica en el documental.

La última parte del film trata del gran aviso, que da título a la película, que constituye una cosmovisión apocalíptica, tras la cual hay una tesis de que la situación  catastrófica de la humanidad en este siglo XXI puede constituir el primer acto de un final terrorífico para el mundo.

Los testimonios personales tienen la credibilidad y la validez del cambio que experimentaron esas personas, pero esas conversiones no avalan las pretendidas enseñanzas apocalípticas de la película. Cuanto expone la película no está forzosamente en contradicción con la enseñanza de la Iglesia, pero no es doctrina católica. En ese sentido el film va a chirriar para muchos creyentes, porque, entre otras cosas discutibles, su forma de interpretar los signos del final de los tiempos es muy peculiar. Pero lo más endeble de El gran aviso son los relatos de ficción. La escena del diablo apretando el cuello de un hombre en una habitación de hotel más que terrorífica resulta ridícula. Por no hablar de la figura de la pobre santa Teresa de Jesús o de las recreaciones del infierno.

Al final de la película se ofrece una conclusión que, de algún modo, salva el resto (en parte) y que viene a decir algo tan sencillo como tan profundo: haya o no gran aviso, todos debemos estar preparados para la propia muerte. Esto no da lugar a interpretaciones, pues todos tenemos que morir.

Sin duda una película muy bien intencionada, pero fallida.