Desde aquella película, Boyhood (2014), que recorre la vida de un niño hasta su etapa adolescente (2002-2013), nos llega una apuesta más arriesgada; el director chino Jia Zhangke aborda la trama de una pareja durante 21 años de su vida y una nueva perspectiva de la China contemporánea, así como las experiencias individuales bajo las turbulencias, cambios emocionales y sociales.
Una película que va de menos a más, con unos 50 últimos minutos maravillosos; demuestra que en el cine, con pocas palabras e imágenes preciosas se puede hacer una gran obra de arte. En algunos momentos hay hasta 15 minutos sin una palabra y, no obstante, no se hace aburrida. Grandes interpretaciones de los dos protagonistas, buen guion, estupenda música, canciones y bailes. Es la historia de una pareja, como ya retrató el director francés Claude Lelouch en la trilogía Un hombre y una mujer (1966), Un hombre y una mujer 20 años después (1986) y Los años más bellos de la vida (2019).
En este caso el director hace una película muy intimista, que solo con las miradas de los personajes hace poesía; cómo se vivió el Covid en China y cómo todo el mundo iba con mascarillas. Escenas muy bonitas en los masajes, en el supermercado donde un robot adivina la tristeza de la protagonista. Un final mágico con esas oportunidades que en la vida siempre hay y las dejamos escapar. Fue finalista en Cannes en 2024; es de estas películas que a la media hora te dan ganas de salir del cine y en los últimos 50 minutos te enamoras de lo que cuenta. Puntuación de la película 8.