Ballerina, el esperado spin-off de la saga John Wick, se ha estrenado hace pocos días en los cines españoles. Sin duda, es una cita obligada para los fans de la saga que ven cómo Lionsgate, su productora, intenta explotar el éxito del sicario más carismático de los últimos años ampliando su mundo. Desde luego, la apuesta era arriesgada y me atrevo a decir que, para los fans de John Wick –entre los que me incluyo–, había una mezcla de ilusión e incertidumbre a partes iguales antes del estreno.
Los spin-off tienen sus riesgos. Pueden lastrar la apuesta original, y aquí no vamos a dar nombres concretos porque seguro que los lectores tienen sus propios ejemplos de películas y series en la cabeza; o, por el contrario, pueden consolidarla y ampliar el universo. En el caso de Ballerina, creo que la apuesta ha salido bien, bastante bien. Lionsgate ya hizo sus pinitos hace un par de años con El Continental: Del universo de John Wick; una miniserie que se estrenó en Prime Video y que resultó un producto muy interesante que cumplió su cometido. El universo de John Wick se ampliaba, en formato serie, desarrollando la historia y los personajes a partir de uno de los iconos más reconocibles de la saga, el hotel Continental. Y manteniendo las señas de identidad de la saga, con sus buenas dosis de violencia, sangre, oscuridad y unas coreografías imposibles en las peleas.
Pero no es lo mismo probar en formato serie que dar el salto a una película, con todo lo que ello supone. Sin duda, los riesgos son evidentemente mayores en el caso de una película. Y llegó Ballerina. Su director, Len Wiseman, tiene oficio y ha sabido combinar todo lo bueno que tenía a su disposición. La película cuenta con secundarios totalmente reconocibles en la saga como Winston (Ian McShane), Charon (Lance Reddick) o la Directora de la Ruska Roma (Anjelica Huston). Las escenas de acción son, simplemente, espectaculares; hay mucha sangre, mucha violencia gratuita y una acción trepidante, todo ello marca de la casa. El icónico hotel Continental, del que ya hemos hablado, aparece nuevamente en pantalla. Y, por si fuera poco, Keanu Reeves también está presente en Ballerina. Estos son los anclajes de la nueva película con el universo de John Wick, en modo fan service total. Por si hubiera alguna duda para el gran público.
Pero hay elementos nuevos que son determinantes y que apuntalan a Ballerina como una buena película de acción. Ana de Armas, encarnando a la bailarina Eve Macarro, está francamente bien y se echa a las espaldas una película muy exigente en lo físico; tiene una gran presencia en pantalla pero, a la vez, transmite esa imagen de fragilidad propia de una bailarina que encaja tan bien con su historia personal. Su condición de bailarina principiante, que la hace cometer fallos en sus misiones, aporta un contrapunto de humor divertido de ver. Además, la historia de las bailarinas está lo suficientemente bien planteada como para entender la conexión con John Wick. Las escenas de acción, siendo espectaculares, presentan una ejecución diferente, con una mujer como protagonista que, por lógica, es mucho más débil físicamente que sus oponentes y, por tanto, tiene que utilizar cualquier artefacto a su alcance, además de no enfocarse únicamente en la fuerza física, para derrotarlos.
Dicho todo esto, contestemos finalmente a la pregunta que daba título a estas líneas: ¿Está Ballerina a la altura de la saga John Wick? Me atrevo a decir que sí; quizás no en un plano de igualdad, pero sin duda está a un muy buen nivel. Mantiene las señas de identidad de la saga y, a la vez, aporta dosis de frescura. Ballerina ayuda a consolidar uno de los mejores productos que ha dado el cine de acción en los últimos años, dándole una imagen mucho más novedosa e impactante. Ojalá el mundo de John Wick mantenga este nivel presentándonos más personajes interesantes en el futuro, ya sea en formato de película o de serie.