Snoopy presenta: Un musical veraniego | Sencillísima película para los más pequeños que reivindica el campo y la naturaleza

Miguel Soria

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la UCM, Máster COPE de Radio y Televisión; crítico de cine en Pantalla90 y responsable de la sección de videojuegos en Aceprensa; director y presentador del pódcast 'Enciende el mando'

Hace unas semanas comentamos la nueva película de los Pitufos y, aunque alabamos sus aciertos, lo cierto es que su formato de animación 3D mezclada con imagen real rompía con el estilo de los originales provenientes de los cómics, amén de unas canciones por parte de Rihanna para intentar conectar con el público moderno. Poco queda ya del original, sí, a pesar de su simpatía y dinamismo. Pues bien, en el caso de la película que nos ocupa, la nueva de Snoopy, cuyo estreno ha sido directo en Apple TV+, no se caen en esas modas y se conserva lo principal. Vamos paso por paso.

Carlitos adora el campamento de verano y está decidido a que su último año allí sea inolvidable, mientras que Sally, en su primera experiencia como campista, se muestra nerviosa y algo escéptica ante un entorno nuevo y desconocido. Y mientras todos se van adaptando, Snoopy y Emilio encuentran un mapa del tesoro que los llevará a vivir una gran aventura por la naturaleza.

Una pena que la sinopsis oficial, absolutamente enorme y desmedida, elimine de un zarpazo cualquier posibilidad de sorpresa, por eso, y con permiso de los lectores, la hemos acortado y dejado en menos de la mitad. Alguna que otra distribuidora debería revisar los “resúmenes” que hace de las películas, solo falta contar el final.

Dejando eso de lado, retomamos lo dicho en el primer párrafo: Erik Wiese acierta de lleno al no cometer el mismo vicio que Chris Miller y Matt Landon con Pitufos y ofrece un estilo de animación muy sencillo, acorde con el material original de las maravillosas historias de Snoopy salidas de la pluma de de Charles M. Schulz y conservando su encanto. Igualmente, la trama es de lo más sencillo que se puede encontrar, haciéndola apta y comprensible para los más pequeños, a los que sin duda va dirigido el filme. Sigue siendo genial que Snoopy y Emilio (Woodstock en inglés) se entiendan perfectamente sin necesidad de hablar, solo con gestos y unos pocos sonidos.

Dado el título de la película queda claro que hay canciones, las cuales se han traducido al español para que no haya que leer subtítulos, aunque es verdad que algunas estrofas no se entienden del todo bien. A nivel trama, hay mensajes muy a favor de los campamentos de verano y la naturaleza, con críticas a la excesiva dependencia de las pantallas. Y se nota que los guionistas (tres, algo excesivo dada la sencillez de la historia) Craig Schulz, Bryan Schulz y Cornelius Uliano se han empapado bien de la cultura de la naturaleza, las excursiones y las acampadas dejando claro que “hay que dejar el sitio mejor de lo que lo hemos encontrado”. Se reivindican también las bromas a los novatos, siempre que sean inocentes y sanas, sin abusos ni humillaciones. Y, por supuesto, la llamada a la aventura personificada en Snoopy, y la llamada a abrazar lo nuevo aunque pueda imponer y hasta disgustar en un principio.

Quizás la parte más floja sean algunos altibajos en la historia, con canciones un poco más largas de lo deseable. Desde luego la parte que corresponde a Snoopy y Emilio tiene mucho más interés que la de Carlitos y sus amigos, además de ritmo y gracia. La muy corta duración del metraje tampoco ayuda a que todos los personajes que aparecen, que son muchos, tengan protagonismo y estén justificados, la mayoría son meras comparsas y están metidos porque aparecen en los cómics, no por necesidad.

En todo caso, y dado que el objetivo de la película es reivindicar la naturaleza, la amistad y el dejar a las nuevas generaciones un buen legado, todos esos fallos se pueden perdonar. Queda así un filme apto para los más pequeños que los padres pueden dejarles ver sin miedo a ver nada inapropiado.