Fernando Colomo lleva 48 años haciendo cine, desde su primera película en la movida madrileña, Tigres de papel (1977), y a pesar de tener cerca de 80 años, tiene una cabeza privilegiada contando historias y comedias españolas. Cinco de sus películas están entre las 7000 mejores de la historia: la primera Rivales (2008), La línea del cielo (1983), que rodó en Nueva York con un equipo de solo cinco personas y realizó una película intimista; y su película más poética, Isla bonita (2015). Nos llega ahora una nueva película que es la cuarta mejor de su filmografía, un largometraje fresco, divertido, que retrata Madrid, El Retiro y Lavapiés.
Como en la prehistoria, donde los humanos vivían en las cavernas, Fernando Colomo nos retrata casi lo mismo y asume un gran reto como actor principal, al estilo de Woody Allen. Colomo se separa de su mujer y vive solo en un garaje, sale poco hasta que un día se pone un traje, va a un evento y cambia su vida. Es una historia de una familia: padres separados que se llevan bien, un hijo que también pinta y que mantiene una gran relación con su padre, contando sus batallitas, hablando de política y yendo los dos al Museo del Prado. Colomo afirma que al Prado habría que ir cada mes; en la película va con su hijo para coger inspiración y van, al estilo Colomo, con un poco de droga para ver mejor el cuadro «El jardín de las delicias». El papel del hijo en la película lo interpreta su propio hijo en la vida real.
Antonio Resines aparece en tres momentos de la película y el tándem con Colomo se quedó corto, la película aumenta de tono con la actuación de los dos. Destacar que el director de fotografía fue José Luis Alcaine, con 155 películas en su haber, y esta producción se rodó con un móvil y no se nota en la pantalla.
Película entretenida desde el minuto uno, amena y con gran guion, con una historia un poco biográfica. Entra en el ranking de las 100 mejores películas del 2025, en las 7000 mejores de la historia por su frescura y entre las 1000 mejores del cine español de todos los tiempos. Película de pintura, líos familiares, personas solitarias, personajes quijotescos, con una Carmen Machi estupenda y un Fernando Colomo que, sin ser actor, lo hace de maravilla. Colomo es el director número 39 de la historia del cine español y el número 10 de los que están activos. Puntuación 7 sobre 10.