Esta película fue un caso real ocurrido en 2010 en West Memphis (Estados Unidos) y muy interesante el tema. Es la historia de un padre y un hijo que van por la vida sin libro, sin DNI, pasaporte ni carné de conducir, aunque conduzcan un coche. Su hijo estudia en casa y su padre no quiere que vaya a la escuela. Su padre dice que si entra en el sistema ya estará manipulado.
Él se queda solo unos días porque arrestan a su padre y lo ingresan en un centro de menores. La profesora le pregunta por qué no va a la escuela y él responde que su padre le dijo que así tendrá un pensamiento libre. Su padre no cree ni en gobiernos, jueces, policías ni bancos; para él todo es un engaño y además da conferencias por las que le pagan sus pensamientos.
La película es dura, pero te hace pensar en el sistema actual, en el que todo está controlado y a veces con pocas libertades, muchos controles y un mundo casi de ciencia ficción actual. Es un thriller crudo que se cocina a fuego lento.
En la primera mitad empatizamos y hasta podemos entender ciertos aspectos que debate su protagonista, y en una segunda mitad todo explota y se hunde esa empatía con un clímax altamente desgarrador. Su director y guionista invita a la reflexión sobre lo que el llama el extremismo de la nueva derecha en una película contingente que calza precisamente en los tiempos que transcurren en el momento mundial y que ayuda a entender la idiosincrasia de una parte de los Estados Unidos.
Un grupo creciente de ciudadanos de distintos países del mundo ha tomado un impulso importante durante la pandemia del COVID-19 y han empezado a desafiar a la policía, las fuerzas de seguridad y todo lo que se relacione con el Estado: son los nuevos ciudadanos.
Está en Movistar y no se ha estrenado en salas. Entró en la lista de las 100 mejores películas del 2025. Puntuación: 7 sobre 10