Dirección: Christopher Nolan. País: USA. Año: 2008. Duración: 152 min. Género: Acción, thriller. Interpretación: Christian Bale (Bruce Wayne/Batman), Michael Caine (Alfred), Heath Ledger (Joker), Gary Oldman (James Gordon), Aaron Eckhart (Harvey Dent), Maggie Gyllenhaal (Rachel Dawes), Morgan Freeman (Lucius Fox), Monique Gabriela Curnen (Ramirez), Ron Dean (Wuertz), Cillian Murphy (Espantapájaros), Eric Roberts (Salvatore Maroni), Chin Han (Lau). Guión: Jonathan Nolan y Christopher Nolan; basado en un argumento de Christopher Nolan y David S. Goyer; sobre los personajes creados por Bob Kane. Producción: Charles Roven, Emma Thomas y Christopher Nolan. Música: Hans Zimmer y James Newton Howard. Fotografía: Wally Pfister. Montaje: Lee Smith. Diseño de producción: Nathan Crowley. Vestuario: Lindy Hemming. Estreno en USA: 18 Julio 2008. Estreno en España: 13 Agosto 2008. |
SINOPSIS
Con la ayuda del teniente Jim Gordon y del nuevo y comprometido Fiscal del Distrito, Harvey Dent, Batman se propone destruir para siempre el crimen organizado en Gotham City. Al principio, el triunvirato resulta ser eficaz, pero pronto se encontrará preso de un incipiente cerebro criminal conocido como Joker, que introduce la anarquía en Gotham y obliga al Caballero Oscuro a cruzar aún más la fina línea que separa al héroe del justiciero.
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CRÍTICAS
Dejen de lado sus prejuicios, si es que los tienen: estamos ante una secuela de una saga de éxito, una película basada en un héroe de cómic. El protagonista va disfrazado de murciélago y su oponente va maquillado como un siniestro payaso. Pues bien, por extraño que les pueda parecer, “El caballero oscuro” (continuación de “Batman begins”) no es sólo la mejor película de Batman, no es sólo la mejor película basada en un cómic, es además una rotunda obra maestra del cine. La mejor película de lo que llevamos de año y una de las mejores de la última década.
En 2005 Christopher Nolan estrenó “Batman begins”, con la que reflotaba la saga de Batman prescindiendo absolutamente de la continuidad marcada por las cuatro películas anteriores. Nolan narraba el origen del hombre murciélago a través de sus motivaciones más profundas. El personaje de Bruce Wayne al fin lucía en pantalla todo el potencial dramático que siempre ha demostrado en sus mejores apariciones en cómic.
Nolan es un director muy personal, con películas tan interesantes y atrevidas como “Memento”, “Insomnio” o “El truco final”. Su visión adulta, realista y dramática de Batman entusiasmó a los fans del personaje, decepcionados por las infantiloides tergiversaciones que ha sufrido en algunas de sus anteriores encarnaciones cinematográficas. “Batman begins” también fue un éxito de taquilla, y obtuvo críticas muy positivas. No es por ello una sorpresa que la Warner le encargara una continuación.
Christopher Nolan no ha querido repetir la fórmula del éxito, y ha hecho gala de una gran ambición artística. “El caballero oscuro” supera a “Batman begins” en acción y espectacularidad, pero además ha elevado al máximo nivel el desarrollo de personajes y la complejidad narrativa. La historia se sitúa un año después de que Bruce Wayne empezara su carrera como azote de los criminales de la ciudad de Gotham. Los mafiosos y maleantes cada vez están más asustados, y además ven cómo el nuevo Fiscal del Distrito, Harvey Dent, se muestra implacable con ellos. Es entonces cuando aparece un nuevo y misterioso criminal, el Joker, que se ofrece para acabar con Batman y Dent. Sus intenciones son muy distintas: hacerse con el control del crimen organizado para sumir la ciudad en el terror y el caos.
En un plano puramente formal, la película es irreprochable: rodada con pulso clásico, tiene el sabor del buen cine negro, apoyada en una fotografía sobria, en una música consistente y en un montaje impecable. La primera parte de la historia se va desenvolviendo con ritmo pausado pero firme, y según va avanzando, los acontecimientos aceleran el ritmo hasta involucrar al espectador en un relato apasionante. El fantástico reparto agota hasta el último matiz los diálogos, convirtiendo cada escena en un placer para los amantes del buen cine. Y en ese reparto destaca el fallecido Heath Ledger, que consigue con su interpretación del Joker una auténtica creación, uno de los villanos más inolvidables de la historia del cine, alejado de la sombra de Jack Nicholson. Sin duda el fallecimiento prematuro de Ledger engrandecerá el carácter legendario de esta interpretación, por la que podría (y debería) recibir una nominación póstuma al Oscar.
Pero la grandeza de la película se basa en un estupendo guión, dotado además de reflexiones relevantes sobre el mundo actual y que permite lecturas a varios niveles distintos. En primer lugar, existe una reflexión sobre el mundo post-11 de septiembre y sobre el terrorismo internacional. Nolan nos hace ver que lo peor que nos pueden hacer los terroristas es destruir nuestros principios, y que precisamente es eso lo que quieren. El Joker no pretende matar a Batman: quiere destruirlo desde dentro, provocarlo y llevarlo al límite para hacerle ver que sus principios y valores no tienen sentido en un mundo como el actual. Si Batman cede, perderá sus valores y con ello el sentido de su vida; si no cede, el Joker continuará su reinado del terror.
El reto se extiende a toda la sociedad. No en vano, el Joker reconoce en un momento determinado que su pelea con Batman no es por poder o dinero, sino “por el alma de Gotham”, lo cual lleva la reflexión a un nivel existencial. Es todo un reto y una provocación para la sociedad occidental, en la que el nihilismo y el relativismo ponen en cuestión los valores más profundos del hombre. El otro punto del triángulo lo forma el Fiscal del Distrito, Harvey Dent, que encarna los ideales de Batman desde el lado de la ley y el orden. Hace dudar a Bruce Wayne de la legitimidad de su misión, y de hecho deposita sus esperanzas en Dent para poder dejar de ejercer como vigilante enmascarado. Finalmente, Nolan ofrece un relato inolvidable y profundamente humano sobre los temas más trascendentes del mundo actual.
Como se dice al principio de esta crítica, abandonen sus posibles prejuicios y reticencias y no se pierdan la que será sin duda la película del año. No pasará demasiado tiempo para que se la reconozca como un clásico del cine.
[Ramón Ramos, Colaborador de CinemaNet]
El caballero oscuro (The dark knight, Christopher Nolan 2008) no sólo es de las mejores entregas cinematográficas de Batman, junto con Batman begins (Chistopher Nolan, 2005), y no sólo es la película del verano sino que además es una muy buena película a todos los niveles. Al inicio parece que va a ser una película de acción más, incluso se permite algún chiste malo que no hace presagiar nada bueno. Sin embargo llega un punto en la película en que la trama empieza a complicarse, hay giros de guión, se va haciendo cada vez más oscura y sin que uno se dé cuenta acaba totalmente absorbido por la atmósfera tan inquietante y oscura que recrea la película. Si hubiese que definir la película con una sola palabra diría que es «absorbente».
La trama se mueve continuamente en el debate sobre el concepto de héroe y en el límite difuso entre el bien y el mal. El Joker es un sociópata cuya única función es crear el caos, y para combatirlo se generan dos frentes: uno encarnado por el fiscal Harvey Dent que combate el crimen con la ley en la mano, y por otro lado la justicia de Batman que opera al margen de la ley cuando ésta se hace insuficiente para encerrar a los criminales. Dos frentes que a veces chocan pero que se complementan en su lucha contra el mal.
El virtuosisnmo visual de Nolan es manifiesto. Los efectos especiales son espectaculares y verosímiles, algo cada vez menos frecuente en la películas basadas en comics y en las de acción en general. El diseño de producción está muy logrado y la música es muy adecuada.
Respecto a los pesonajes, Christian Bale interpreta a Bruce Wayne con la misma solidez que en Batman begins aunque su protagonismo en la historia se ve mermado respecto a su precedente. El personaje de Rachel creo que ha ganado solidez al sustituir a Katie Holmes por Maggie Gyllenhal. El trazado más interesante en cuanto a evolución del personaje lo lleva Harvey Dent, interpretado espléndidamente por Aaron Eckhart, y la estrella de la fiesta, el motor de todos los conflictos desarrollados en la trama, es sin dudas el Joker, un personaje siniestro y pasado de vueltas magistralmente interpretado por el tristemente fallecido Heath Ledger. La guinda de este estupendo pastel interpretativo la ponen los secundarios de lujo que retoman sus personajes de Batman begins con la misma eficacia y ese buen hacer de los grandes veteranos: Michael Caine, Morgan Freeman y Gary Oldman.
Siguiendo la estela del nuevo filón que ha encontrado Marvel en el mundo del cine con buenas películas como Iron Man, este verano ha aparecido en cartelera la nueva versión del superhéroe encarnado de murciélago Batman.
La historia se desarrolla en la famosísima ciudad de Gotham, en un momento temporal que Batman ya es conocido por los ciudadanos por su lucha a favor de la justicia pero desconfían de él porque nunca se le ha visto y sus métodos empiezan a ser un poco rudimentarios, ante el avance democrático y legalista de la sociedad, encarnado en el brillante abogado Harvey Dent. En este sentido recuerda a “El hombre que mato a Liberty Valance” de John Ford, la ley del oeste ante la supuesta civilización. De la misma forma que el western, Harvey Dent ha conseguido el amor de la antigua chica Batman, mientras el caballero oscuro se refugia en el recuerdo.
Pero una poderosa personalidad emerge en este panorama cambiándolo todo: el jocker. En mi opinión, nadie en la película está a la altura del jocker, ni siquiera Batman. El jocker, como dice en la película “solo desea que el mundo arda”. Es el anarquista que se afirma el sinsentido como respuesta a su sentido religioso. Es apasionante su figura, ya que su forma de vivir provoca a la gente que tiene alrededor a plantearse preguntas, a llegar a fondo de su humanidad y suele salir ganando (Harvey Dent, el policía de la mazmorra, los criminales de pacotilla cuando les quema su parte del dinero en su cara…).
Es interesante el dialogo que se establece entre el héroe (el abogado Harvey Dent) y el protector (Batman). El héroe es el prototipo americano, un hombre hecho a sí mismo, que afirma el orden y lucha por el bien ganándose el respeto y la admiración de todos. En cambio Batman lucha por una justicia que responde a una vida, resolver injusticias que ha experimentado y, a través de ellas ha experimentado las injusticias de los demás. Su vocación se define por buscar el bien y la justicia para salvarse a sí mismo, pero con métodos no siempre ortodoxos y a la luz del día (el caballero oscuro). Al primero, el abogado, el jocker se lo ventila en una hora de peli (no físicamente sino su supuesto orden establecido), en cambio Batman se da cuenta que el orden y el bien no están en él mismo, sino que afirma algo fuera de él con sencillez. De todos modos, a mi modo de ver, Batman no plantea una respuesta al enigma de jocker, simplemente reacciona, sobrevive a las embestidas del jocker, que ya es mucho, ya que el nivel está muy alto. Siguiendo los comentarios de nuestro Howard Hawks, estamos en una sociedad que sabe retratar muy bien el caos y el sinsentido (“No es país para viejos”, “Antes que el diablo sepa que has muerto”) pero una respuesta adecuada al corazón del hombre parece relegada a las magnificas películas de animación de Pixar.
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