Entrevista con Stefan Ruzowitzky, guionista y director de «Los Falsificadores»
<<Espero que los espectadores se pregunten: ¿cómo me habría comportado yo en una situación así? >>
El ganador del primer óscar para una película austríaca, Stefan Ruzowitzky, nació en Viena, donde vive con su esposa y sus dos hijas. Dirigió documentales, anuncios y videos musicales para N’Sync, Scorpions o Die Prinzen. Como director, se le conoce internacionalmente por Anatomy (2000), All the Queen’s Men (2001), Anatomy 2 (2003), ninguna de ellas estrenada aún en España. Su próxima película, ya en postproducción se titula originalmente: Hexe Lilli.
[J. García Pelegrín, Textezumfilm; traducción por Marta Salazar, Conversar de películas]
«Los Falsificadores» nos muestra un capítulo algo fuera de lo común de la época nazi. ¿A qué dificultades se enfrentó Ud. durante la realización?
Es evidente que no queríamos rebajar el holocausto a una suerte de «daño colateral». No me habría atrevido a presentar el horror cotidiano en un campo de concentración. Me dije a mí mismo: «Eso es algo que no se puede filmar». Pero sí me interesó contar «otra historia», la historia de un grotesco enclave en medio de un campo de concentración. En todo caso, siempre tuve muy claro que la película sería altamente política. Por eso mismo, intentamos no exagerar nada. La mesa de ping-pong, por ejemplo y otros muchos detalles más son auténticos. Ningún guionista se habría atrevido a inventar algo así. Los productores reaccionaron positivamente frente a esta autenticidad.
¿Se puede decir que ha llegado el tiempo para las «aves exóticas» (como decimos en alemán) que también hubo durante el nacionalsocialista?
Por respeto a las víctimas, hay mucho que no se ha podido mostrar hasta ahora. Pero, la generación de los culpables y la de las víctimas se extingue. Hoy, el público cinematográfico se compone más bien de la generación de sus nietos. Esto abre nuevas formas de acceder a este intento de superación de la aflicción, de superación del horror de lo ocurrido.
A través de la película, ¿pudo Ud. llegar a entender mejor este tiempo?
Sí, sabíamos que mos movíamos en una piscina llena de tiburones, de fuertes emociones. Para no «meter la pata», tuvimos que investigar minuciosamente. Por ello, recomendé a los artistas, una y otra vez, leer mucho acerca de este tiempo.
¿Son auténticos los aspectos de comedia de la película?
En este sentido, nos ayudó mucho el hecho que Veit Stübner ?que interpreta a «Atze»? venga de la RDA y haya estado en una cárcel del SED (Partido único de la República democrática alemana). Veit nos explicó que «en una situación así, es habitual que se cuente chistes». Pienso además -aunque en otro nivel- lo que ocurre en «One Day in the Life of Ivan Denisovich» («Ein Tag im Leben des Iwan Denissowitsch»). Al final del «día», el protagonista puede decir que ha tenido, en cierta forma, suerte, pues ha encontrado algo de comer y ha sobrevivido esa jornada.
De la autenticidad, se preocupó también el nonagenario Adolf Burger.
Sin duda, fue muy emotivo que los últimos sobrevivientes, Adolf Burger y Jack Plappler hayan visitado el set. En realidad, el auténtico Burger era mucho más radical que el que se presenta en la película. En «Die Fälscher«, Burger no es él la figura principal, sino Sorowitsch, un falsificador «de profesión», pero me fascinó su figura. Él tenía ya «experiencia en prisión», como quedó de manifiesto en una escena de la cinta. Sorowitsch o Salomon Smolianoff, como se llamaba en realidad, era todo lo contrario a los intelectuales burgueses por quienes estaba rodeado. Después de la Guerra llamó la atención en Argentina por descubrir la existencia de obras de «antiguos maestros» de la pintura..
En su película, se enfrentan dos posiciones que tienen una cierta legitimación moral.
Sí, espero que los espectadores se pregunten: ¿cómo me habría comportado yo en una situación así? Salomon Sorowitsch tiene razón. Pero, Adolf Burger también la tiene. Todos están en la razón. De manera que no está claro quién se comporta correctamente. En el fondo, este es el tema de la película. Los sobrevivientes de la «Operation Bernhard» no están de acuerdo sobre si el oficial de la SS que la comandó, fue un criminal -porque permitió que mataran a seis de los falsificadores- o tal vez, y pese a todo, un héroe, porque salvó la vida de los demás.
¿Es un «happy end» apropiado para la película?
El «happy end» definitivo está más bien al comienzo de la historia. Vemos a un sobreviviente con los bolsillos llenos de dinero y una hermosa mujer en los brazos, en la Cote d?Azur. Entonces, este sobreviviente se plantea la cuestión: «¿Hice algo malo»? ¿Fracasé moralmente?» De ello se trata precisamente toda la película.
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