El día 15 de septiembre se estrena en España la película Vencer o morir, sobre un héroe que lideró la lucha de los campesinos rebeldes de la Vendée, al sur del río Loira, en Francia. Se trata de François-Athanase Charette, al que pronto se conocería como «El rey de la Vendée».
Al principio, la Revolución francesa (1789) fue una época de esperanza de reforma en todo el reino. Pero, poco a poco, la confianza fue dando paso a la decepción. Los vandeanos, hartos de abusos y opresión, incluso en un tema tan sensible para ellos como su fe católica, se levantaron en defensa de su libertad al grito de «Por Dios y por el rey». Charette lideró la revuelta de los campesinos contra los desmanes de la Revolución, que supuso el comienzo de una guerra civil que duraría tres años.
Durante el llamado «período del terror» (1793-1794), la Convención, que regía el país, adoptó medidas de excepción. El terror hizo víctimas de todas las condiciones sociales, empezando por el rey Luis XVI y su esposa, la reina María Antonieta, ambos guillotinados en 1793.
La película narra una historia apasionante, casi una crónica de la realidad del movimiento campesino contrarrevolucionario que, a las órdenes de Charette consiguió plantarle cara al poderoso ejército revolucionario, desde 1793 hasta 1796. Finalmente, las Columnas Infernales del general Turreau, encargado por la Convención Nacional de pasar a cuchillo a los vandeanos para exterminar a la raza rebelde de los bandoleros, asolaron a sangre y fuego todo el territorio.
Vencer o morir es la primera película producida por Puy du Fou Films, codirigida por Vincent Mottez y Paul Mignot, con guion del mismo Mottez. Encabeza el reparto un Hugo Becker en estado de gracia, responsable también del doblaje al español del personaje, que es otro de los grandes logros de la cinta.
En Francia, la reacción del público ha sido espectacular, salas a rebosar y aplausos al final, sin embargo en la prensa ha habido diversidad de opiniones. Mientras algunos críticos han ensalzado la película, otros han denigrado la obra y han descalificado a todo el equipo hasta el insulto.
Entrevista al director y guionista Vincent Mottez
¿Pensó que la película podía provocar reacciones tan encendidas por parte de algunos medios?
Sí y no. Desde el principio sabía que era un tema delicado, casi un tabú de la historia de Francia, porque puede oscurecer la imagen mítica de la revolución, con sus ideales de libertad, igualdad, fraternidad. Evidentemente la Revolución francesa es el fundamento de la República actual y tocar el tema del Terror puede provocar ciertas reacciones. Por tanto, había que tratarlo con mucho rigor histórico, con fidelidad a la realidad. Y eso es lo que hemos procurado hacer en todo momento.
Si la película hubiera pasado desapercibida o hubiera dejado indiferente significaría que realmente no había alcanzado sus objetivos. Las reacciones excesivas obedecían a que la película ponía el dedo en la llaga.
¿Cuál ha sido la reacción del público en Francia?
La película no ha tenido mucha presencia en los medios, excepto en sus aspectos negativos. Pero lo que nos ha salvado ha sido justamente la reacción favorable del público. En primer lugar porque pienso que la censura no gusta a nadie, y si se dice a la gente que no debe ir a ver esa película, la respuesta es justo la contraria. Los espectadores han percibido la sinceridad en el planteamiento de la historia y las reacciones en la salas han sido extraordinariamente buenas.
Al principio la obra iba a ser un docuficción para la televisión. ¿Por qué cambiaron de idea y la convirtieron en un largometraje?
Cuando vimos la calidad de las primeras imágenes (mérito de mi compañero de dirección Paul Mignot), nos dimos cuenta de que teníamos un potencial real en nuestras manos, había personajes reales, había una historia real y había imágenes realmente hermosas. No tuvimos ninguna duda de que debíamos optar por hacer un largometraje.
No fue una decisión fácil, porque había que tener en cuenta cuestiones presupuestarias. Era arriesgado pero estábamos impulsados por un gran entusiasmo y nos determinamos a asumir el desafío.
¿Contaban con suficiente presupuesto para una película tan ambiciosa?
Nuestro presupuesto era relativamente pequeño para una película de época, pero esta falta de dinero ha sido compensada por los medios de Puy du Fou, como disfraces, decorados, dobles, animales, etc. También podíamos contar con especialistas, profesionales, personas capaces de representar peleas. Y, sobre todo, un equipo de personas muy cohesionado que vibraron con el proyecto. Al final, el rodaje ha sido una aventura humana.
Entrevista a Hugo Becker, protagonista de ‘Vencer o morir’
En Francia el público ha respondido muy bien a la película, pero, paradójicamente, ha habido algunas críticas muy desfavorables por el tema tratado. ¿Qué piensas tú de esos ataques?
Lo más importante siempre es el público, y al final hay que asumir riesgos y hay que estar listo también para lo que pueda pasar o nos puedan decir. Pienso que siempre está bien hablar de las cosas que han sucedido para aprender del pasado y no cometer los mismo errores. De hecho, hay personas que han descalificado la película sin ni tan siquiera haberla visto, solo porque no les gusta que se haya tratado la historia de la Vendée. Pero es importante que haya diversidad de películas, se podría hacer una película con el otro punto de vista, con el de los bleus, pero emitir un juicio sobre algo que no se ha visto no es correcto.
A mí la película no solo no me parece maniquea sino que al final es una invitación a la reconciliación.
¿Cómo consigues, como actor, hacerte tan cercano al espectador, establecer lazos, cuando de tus afectos apenas se habla en la película?, ¿cuánto hay de ti en el personaje y cuánto ha quedado del personaje en ti?
Nunca sabes si finalmente lo vas a lograr. Lo que yo intento hacer es fundirme en el personaje y confiar. No se trata solamente de hacer una escena aislada pensando cómo él se siente ahí. Hay toda una vida interior con la que hay que identificarse.
Durante la preparación para la película he aprendido una cosa: la dedicación. Pasé un mes y medio, cada día, domingos incluidos, preparándome, montando a caballo, haciendo esgrima, estudiando el texto. Y también trabajé con los otros actores, porque sabía que no íbamos a tener mucho tiempo. Todo eso con un único objetivo, entregarme del todo para hacerlo lo mejor posible. Esta manera de pensar es propia del carácter de Charette. Cuando él hace el juramento –Volveré muerto o victorioso– no es solo una frase, es su forma de ser y de actuar, es el personaje. Tienes que identificarte con él para darle vida. Hay que trabajar y prepararse tanto que ya no piensas en el personaje, sino que lo vives, su forma de hablar, de moverse, todo.