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Título original: The Twilight saga: Eclipse. |
SINOPSIS
Tercera entrega de la saga basada en los best-seller de Stephenie Meyer. Mientras Seatle es arrasada por una extraña oleada de asesinatos, y una maliciosa vampiresa continúa su búsqueda de venganza, Bella se encuentra otra vez rodeada de peligro. En medio de todo, se ve obligada a decidir entre su amor por Edward o su amistad con Jacob… sabiendo que su decisión tiene el potencial para avivar la centenaria lucha entre vampiros y hombres lobo.
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CRÍTICAS
[María Dolores Valdés, CinemaNet]
Tercera entrega de la saga Crepúsculo, basado en las novelas de Stephenie Meyer, que muy inteligentemente ha incluido el elemento fantástico como marco para contar una historia romántica de amores imposibles y adolescentes confundidos. Tiene el mérito de su originalidad, ya que el resto de películas de «instituto» parecen todas cortadas por el mismo patrón. Si la primera parte de la saga tenía a su favor la sorpresa en el argumento (para los no seguidores de las novelas) y el valor del autocontrol para mejorar y proteger a las personas queridas, unido a una dosis de acción bastante aceptable, en la segunda entrega encontrábamos un ritmo lento, con muy poca acción y demasiado metraje para lo narrado, además de una peligrosa incursión en el tema del suicidio y la depresión adolescente, algo más suave a pesar de todo que en la novela.
En esta ocasión, la acción toma más protagonismo y aparecen escenas más violentas que en las entregas precedentes ya desde la primera secuencia. El fondo sigue siendo el mismo, los personajes evolucionan muy poco…pero sí se aprecia la madurez de un vampiro de más de 100 años y su visión de la vida, del compromiso y de lo que implica el matrimonio. Algo casi incomprensible para muchos jóvenes de hoy, representados tanto en Bella como en el hombre-lobo que la pretende. Nos sitúa un poco más en las vidas de los protagonistas, en cómo llegaron a ser lo que son, permitiéndose incluso algunas breves recreaciones de época, no demasiado logradas pero sí interesantes.
Contiene algunos valores que pueden hacer pensar a los miles de seguidores de la saga que ya están llenando las salas con los maratones organizados y también con la película en sí misma. Cinematográficamente hablando, no es que sea una maravilla, pero tampoco aburre como sí ocurría con la segunda parte. Al menos entretiene y de su contenido se pueden sacar cosas bastante positivas.
[decine21]
Venganza
Adaptación de la novela homónima de Stephenie Meyer, tercera entrega de la saga vampírico-romántico iniciada con Crepúsculo, convertida por los adolescentes en uno de los mayores fenómenos de masas del siglo XXI. Summit Entertainment, productora de las películas, parece seguir la premisa de reclutar directores de prestigio para cada entrega, por lo que la primera la dirigió Catherine Hardwicke (Thirteen), la segunda Chris Weitz (Un niño grande) y en espera de que cierre la serie Bill Condon (Dreamgirls), en esta ocasión han recurrido a David Slade, responsable de la impactante Hard Candy, también protagonizada por una adolescente.
En esta ocasión, Edward detecta gracias a su olfato que un vampiro desconocido ha estado en casa de Bella. Detrás de todo adivina a la vampiresa Victoria, cuyo amado murió a manos de Edward, y que ha organizado para vengarse a un ejército de neófitos, vampiros recién convertidos y por ello más salvajes que el resto. Jacob y el resto de lobos se ofrecen para aliarse con sus enemigos vampiros, con tal de proteger a Bella y frenar a Victoria y sus aliados, a punto de llegar.
El principal problema de Eclipse es que no aporta nada a sus predecesoras. Los personajes no evolucionan lo más mínimo, ni ocurre nada decisivo, por lo que un espectador que pasara del film anterior al próximo no notaría nada. Slade aporta un poco de violencia -marca de la casa-, pues aunque está todo controlado, hay descabezamientos que sorprenden teniendo en cuenta que las predecesoras eran más comedidas. Y ha desaparecido la sutilidad con la que se transmitía el mensaje proautocontrol en las relaciones amorosas, a través de una lograda metáfora del vampirismo como representación de la sexualidad. En esta ocasión se explica claramente, por si alguien no lo había entendido.
Fichar a actrices con posibilidades como Bryce Dallas Howard y Dakota Fanning resulta bastante absurdo, pues apenas aparecen en pantalla. Por lo demás, resulta un tanto repetitivo que Bella siga debatiéndose entre el vampiro y el hombre lobo, y que Taylor Lautner continúe descamisándose. Hasta parece que este tema se lo toman a broma, pues Edward Cullen llega a decir: «¿Este tío no tiene camisa?». A veces se excede en diálogos edulcorados, y algún momento roza peligrosamente el ridículo, como la irrupción del hombre lobo en la tienda de campaña de Bella y Edward para ofrecerse a abrazarla a ella y darle calor en el lecho en esa gélida noche, ya que el vampiro está frío.
Pero adapta con la suficiente fidelidad el libro, por lo que gustará a los fans, y además repite como director de fotografía el español Javier Aguirresarobe, que logra imágenes sugerentes, sobre todo de los bosques. Lo fundamental es que su reivindicación del romanticismo a la antigua aporta algo de fondo, y no viene mal que se transmita a la joven audiencia, dados los tiempos que corren. Aboga por el compromiso y el matrimonio con tanta frescura, que dará que pensar a la audiencia ‘teen’.
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