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Título original: In good company |
SINOPSIS
Dan Foreman es un comercial de avanzada edad que ve peligrar su puesto cuando su empresa es comprada y un joven tiburón del márketing, Carter Duryea ocupa el lugar de jefe del departamento. Entre ambos se establecerá una curiosa relación en la que será un punto importante la dificultad de Carter para establecer relaciones con los demás, sumándose a esto la atracción que siente por la hija de Dan.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín, COPE]
Dan es un simpático neoyorquino de 51 años, felizmente casado, con dos hijas casi en la veintena y a la espera de un inesperado tercer vástago. Tras varias décadas como Jefe de Publicidad del semanario Sports America, Dan es relegado a un segundo nivel cuando la revista es adquirida por una agresiva multinacional, que además reduce la plantilla drásticamente. En su lugar ponen a Carter, un yuppie de 26 años, pipiolo y ambicioso. Las relaciones entre Dan y Carter se enrarecen aún más cuando Carter se divorcia de su joven esposa y se enamora de la hija mayor de Dan, que inicia sus estudios universitarios.
Cabe reprochar a esta película un par de leves groserías y un cierto esquematismo dramático, sobre todo en los trazos caricaturescos de los capitalistas salvajes. Sin embargo, sus demás componentes funcionan como un reloj. Así, con frescura, profundidad y buen humor, el guión plantea una lúcida crítica social y elogia un atractivo modelo familiar y laboral. Esto beneficia al estupendo reparto, en el que Dennis Quaid confirma su recuperación, Scarlett
Johansson consolida su camino ascendente y Topher Grace sorprende con una interpretación espléndida, que diluye los perfiles tópicos de su personaje. Todo esto, unido a la vistosa realización de Paul Weitz (Un niño grande) y a una animada banda sonora, convierte In Good Company en una deliciosa comedia, disfrutable por un público amplio.
Buena comedia en la que Paul Weitz (curiosamente, director de American Pie) nos hace pasar un buen rato con una historia muy bien contada y con un elogio de la vida trabajada con esfuerzo.
Pues sí, así es. Resulta algo sorprendente el resultado de una película que, en principio, parecía una comedia más de tantas que estamos acostumbrados a que nos echen. Pero no, no nos encontramos con eso, sino con una elegante comedia grabada con buen estilo y mucho optimismo. Y no dejaré de lado el elogio evidente del buen hacer en el trabajo, el respeto en las relaciones, y la familia como el mejor núcleo en el que desarrollarse y vivir.
Excelentes son las interpretaciones del veterano Dennis Quaid y el jovencísimo Topher Grace, estrenándose como protagonista (co-protagonista, en este caso). Hacen verdaderamente creíbles sus personajes, a pesar de que el personaje de Carter pueda parecer algo irreal… pero no lo es. Sin embargo, Scarlett Johansson se queda algo floja. Todos sabemos que es capaz de mucho más que poner los morritos, que es casi lo único que hace en esta película. Lástima.
Me gustaría remarcar el estilo sencillo -pero a mi parecer óptimo- que Weitz desarrolla en esta película. No se trata de una gran obra maestra, desde luego, pero tiene detalles de una calidad poco usual actualmente. Como ejemplo, puede servir la primera escena, en la que, con sencillas pinceladas, nos retrata al personaje de Dan Foreman. Un estilo elegante que deja constancia de un buen trabajo.
Y, por último, no querría dejar pasar los mensajes que se nos lanzan desde la pantalla. Creo que el más evidente tiene mucho que ver con las relaciones interpersonales. Empezando por la relación que mantienen Dan y Carter, pasando por la que mantiene Carter con la hija de Dan y llegando hasta la que se da en la misma familia de Dan o en su trabajo, entre compañeros. En ellas destaca un factor común: sólo el aprecio y el respeto al otro pueden hacer que esa relación sea duradera y fructífera.
Y el otro evidente mensaje es la importancia de la familia para conseguir un buen desarrollo. Aquí se nos dan dos muestras: el dolor inmenso que siente Carter al tener que firmar el acta de divorcio y, sobre todo, la felicidad que Dan lleva en sí gracias a su familia, a pesar de los pesares, que son muchos, por supuesto.
Buen trabajo de Weitz en esta comedia que no se limita a hacer pasar un buen rato, sino que nos regala una elaborada y muy humana película. Por cierto, curioso que sea el mismo director que American Pie… muy curioso.
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