Título original: Winter’s Bone Dirección: Debra Granik. País: USA. Año: 2010. Duración: 100 min. Género: Drama. Interpretación: Jennifer Lawrence, John Hawkes, Kevin Breznahan, Dale Dickey, Garret Dillahunt, Sheryl Tate Taylor. Guion: Debra Granik y Anne Rosellini; basado en la novela de Daniel Woodrell. Producción: Anne Rosellini y Alix Madigan-Yorkin. Música: Dickon Hinchliffe. Fotografía: Michael McDonough. Montaje: Affonso Gonçalves. Diseño de producción: Mark White. Vestuario: Rebecca Hofherr. Distribuidora: Golem. Estreno en España: 11 Febrero 2011. |
SINOPSIS
Ree Dolly, de 17 años, decide buscar a su padre después de que éste ofrezca la casa familiar como garantía para la fianza que le permitirá salir de la cárcel y desaparecer sin dejar rastro. Antes de perder su hogar y encontrarse sin techo en medio de los bosques de las montañas Ozark, Ree prefiere enfrentarse a la ley del silencio de sus parientes con tal de salvar a su familia. Poco a poco, consigue abrirse paso a través de las mentiras, evasivas y amenazas de sus parientes hasta llegar a la verdad.
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CRÍTICAS
[Julio Rodríguez Chico. La mirada de Ulises]
Nos adentramos en lo más profundo del country americano para contemplar una sociedad cerrada sobre sí misma y sujeta a la ley del silencio. Un entorno áspero e inhóspito para una joven que tiene que hacerse cargo de su madre enloquecida y de dos niños pequeños que no tienen quien les cuide. Los diecisiete años de Ree no son, sin embargo, inconveniente para aguantar heroicamente los golpes de unos y de otros, o para coger un rifle y enfrentarse a unos hombres que dan miedo y a unas mujeres endurecidas por la vida. Ahora, su padre ha salido de la cárcel bajo fianza y se encuentra en paradero desconocido. Si no se presenta al juicio, le será embargada la casa que puso como garantía de la fianza… por lo que es urgente encontrarle, y luchar contra el misterio que hace que todos callen y que nadie quiera hablar del asunto.
La sombra del padre desaparecido se proyecta como un fantasma sobre todos los personajes y durante todo el metraje de “Winter’s bone”. En torno a él, Debra Granik trenza una red de silencios y enigmas que esconde al espectador tanto como los vecinos y parientes lo hacen con la joven Ree. Con una información bien dosificada, se dilata el misterio de lo sucedido en el pasado y también el suspense sobre unos personajes cuyo rostro refleja las heridas de la vida y su mirada el miedo a decir más de la cuenta. Temor en la mirada y en el ambiente que el espectador percibe cada vez que Ree se acerca al porche de una de las casas buscando información y ayuda, o en la misma feria de ganado o en esa espantosa escena del pantano y la motosierra… en la que Granik juega con el fuera de campo de manera tan ética como artística.
Excelente guión y caracterización de unos personajes siniestros entre los que se tiene que desenvolver Ree, dibujada con rasgos firmes y secos como lo es su propio carácter. Su entereza y franqueza, su determinación y cariño hacia los suyos serán la fuerza que la sostenga entre golpes y adversidades, entre amenazas y temores de futuro, entre obligaciones y deseos de escapar de tanta miseria. Le da vida una gran Jennifer Lawrence, capaz de transmitir tanto esa fuerte personalidad como la ternura con su madre o los niños… porque es “una Dolly de los pies a la cabeza”. Un padre de pasado turbio y presente desconocido, y una madre que un día dejó de hablar… para protegerse de tanta mezquindad y miseria, y cuya actitud nos sirve de metáfora para comprender la ley que impera en ese hampa, siempre bajo la mirada de un sheriff que no sale bien parado.
Silencios, miedos, amenazas, podredumbre moral y chivatazos para un ambiente marginal dominado por la droga y la desconfianza, donde las sombras deben proteger la buena marcha del negocio y la frialdad de los sentimientos marca indeleblemente las relaciones personales aunque “sean de la misma sangre”. Un atmósfera de espesura anímica que es reflejo de otra ambiental muy bien recogida por la invernal y gélida fotografía de Michael McDonough que nos impide respirar a pleno pulmón aunque el cielo esté despejado, y por una banda sonora de Dickon Hinchliffe que nos mete el miedo y el desasosiego en el cuerpo de manera paulatina y continua. Granik nos da una película sobria y tremendamente dura, con un hondo poso de tristeza pero dejando que un rayo de luz traiga un poco de esperanza para esa atribulada familia.
Sugerente y sutil escena final con el tío de Ree que deja la guitarra a sus sobrinos y la mirada elocuente de una madre… que quizá no estuviera tan loca. Una cinta prototípica de lo que es el cine independiente americano y Sundance, pariente de la estupenda “Frozen river (Río helado)”. Granik logra un equilibrio entre los aspectos más duros y los más humanos –aunque sin calidez ni sentimiento– de esa América profunda y tenebrosa, con una sombría ambientación que se erige en protagonista destacada junto a la interpretación de Jennifer Lawrence y a un ejemplar guión. De ahí, las cuatro nominaciones a los Oscar® que se ha ganado con todo merecimiento. En definitiva, asistimos al viaje oscuro y frío de una mujer que supo guardar la ley del silencio para proteger a los suyos.
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