Notable película de intriga y acción que cabe incluir entre las mejores entregas de la ya cincuentenaria saga. Subraya la primacía del factor humano sobre el despliegue tecnológico y propone una atractiva integración superadora de lo antiguo y lo nuevo, al tiempo que suaviza el machista hedonismo característico de la saga y enriquece un poco los perfiles de las chicas Bond.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título Original: Skyfall |
SINOPSIS
En Skyfall, la lealtad de James Bond hacia M será puesta a prueba cuando el pasado de M vuelve para atormentarla. Su vida se verá en peligro, de modo que el agente 007 deberá localizar y eliminar la amenaza, sin importar el precio personal que tendrá que pagar. Tras el fracaso de la última y fatídica misión de Bond y revelarse la identidad de varios agentes secretos en distintos puntos del planeta, la sede del MI6 es atacada, obligando a M a trasladar su agencia. Debido a estos sucesos, su autoridad y posición se verán amenazados por Mallory, el nuevo Presidente del Comité de Inteligencia y Seguridad. Ahora, el MI6 se enfrenta a amenazas tanto externas como internas por lo que M decide acudir al único aliado en quien puede confiar: Bond. El agente 007 desaparece en las sombras con una única aliada: la agente de campo Eve. Juntos le seguirán la pista al misterioso Silva, cuyas letales y ocultas motivaciones están aún por desvelarse.
¡Debate esta película en nuestros foros!
CRÍTICAS
[Jeronimo José Martín – COPE]
Tras el estrepitoso fracaso de la última misión en Estambul de James Bond (Daniel Craig), queda al descubierto la identidad de numerosos agentes secretos británicos en todo el mundo. Además, la sede londinense del MI6 es atacada, obligando a M (Judi Dench) a trasladar su agencia a un lugar secreto y seguro. A causa de estos sucesos, su autoridad y posición se ven amenazados por Gareth Mallory (Ralph Fiennes), el nuevo Presidente del Comité de Inteligencia y Seguridad. De modo que M acude al único aliado en quien puede confiar: Bond. El agente 007 desaparece en las sombras con una única aliada: la agente de campo Eve (Naomie Harris). Juntos seguirán los pasos del misterioso Raoul Silva (Javier Bardem), cuyas letales y ocultas motivaciones todavía no se han desvelado.
Este largometraje número 23 de la saga oficial de James Bond —la parodia Casino Royale (1967), de John Huston y otros, y Nunca digas nunca jamás (1983), de Irvin Kershner, son consideradas “no oficiales”— se estrena durante el 50 aniversario de Agente 007 contra el Dr. No (1962), la primera aparición cinematográfica del popular espía británico, creado en 1953 por el escritor escocés Ian Fleming en su novela Casino Royale. Y lo cierto es que el filme está a la altura de la conmemoración. Ciertamente, el guión de Neal Purvis, Robert Wade y John Logan padece las típicas situaciones inverosímiles características de la saga —esa misteriosa resurrección de Bond en las playas caribeñas…—, así como varios desmayos de ritmo y un par de concesiones al erotismo light, metidas con calzador en la trama. Pero, en general, funciona bastante bien esta nueva actualización del personaje, que da continuidad a las dos anteriores entregas protagonizadas por Daniel Craig: Casino Royale (2006), de Martin Campbell, y Quantum of Solace (2008), de Marc Forster.
En este sentido, se nota para bien la elección del inglés Sam Mendes como director de Skyfall. Por un lado, la puesta en escena del responsable de American Beauty, Camino a la perdición, Jarhead, el infierno espera, Revolutionary Road y Un lugar donde quedarse es quizás la mejor de toda la saga, también en las secuencias de acción, desde el trepidante arranque en Estambul hasta el aparatoso desenlace en Escocia, pasando por las alcantarillas de Londres, los rascacielos de Shanghai y el foso de los dragones de Macao. Y, entre una y otra, Mendes mima los interludios dramáticos —más abundantes de lo habitual—, que esbozan algunos detalles del pasado del agente, subrayan la primacía del factor humano sobre el despliegue tecnológico y proponen una atractiva integración superadora de lo antiguo y lo nuevo, al tiempo que suavizan el machista hedonismo característico de la saga y enriquecen un poco los perfiles de las chicas Bond.
En esta mayor hondura narrativa se aprecia la influencia de la saga de Jason Bourne —iniciada por Doug Liman en 2002—, y de recientes películas de superhéroes, como las dos partes de El Caballero Oscuro, de Christopher Nolan; Los Vengadores, de Joss Whedon, o The Amazing Spider-Man, de Marc Webb. El caso es que dicho enfoque beneficia a la labor de los actores, todos ellos muy sólidos en sus respectivos arquetipos. Sorprende especialmente el español Javier Bardem en la piel del inquietante y complejo villano Raoul Silva, a veces un poco sobreactuado, pero deslumbrante en un par de secuencias de gran intensidad dramática. Todo ello, articulado por el sobresaliente montaje de Stuart Baird, lujosamente presentado por la fotografía de Roger Deakins, el diseño de producción de Dennis Gassner y el vestuario de Jany Temime, y envuelto sin respiros por la siempre sugerente banda sonora de Thomas Newman, que se completa con la vibrante canción de créditos, Skyfall, a cargo de Adele y Paul Epworth.
Queda así una notable película de intriga y acción, no tan rotunda ni rompedora como dicen algunos críticos, pero que cabe incluir entre las mejores entregas de la ya cincuentenaria saga de James Bond, el agente 007.
[Enrique Almaraz – Colaborador de CinemaNet]
Un disco duro con la identidad de diversos agentes secretos infiltrados en organizaciones terroristas es robado y el cerebro de la operación comienza a hacerlos públicos en la red. Esto es solamente una muestra de lo que es capaz de hacer, pues continúa su ataque a Inglaterra con atentados e incursiones en sus sistemas de seguridad destinadas a destruir la cabeza (in)visible del MI6, “M”. La única persona capaz de detener a tamaño psicópata es James Bond, tras una larga y forzosa ausencia de sus quehaceres. El duelo entre ambos promete ser tan peligroso como emocionante.
Durante la primera comparecencia y maniatado en una silla, James Bond responde a su villano que su hobby es “resucitar”. Ninguna palabra podría haberlo resumido mejor. Eso es justamente lo que pensamos quienes hemos visto la película con la perenne esperanza de rescatar a aquel espía británico con licencia para matar que lleva 50 años llenando los cines de todo el mundo, con diferentes rostros y estilos, pero (casi) siempre con un denominador común. Conocedores de la importancia de tal efeméride, los responsables de la franquicia no han escatimado esfuerzos en devolver a su preciado agente secreto a la vía trazada en sus mejores tiempos y que había sido desplazada hacia insólitos derroteros ‘impropios’ – aun dignos – de su legado.
Afortunadamente, ahora James Bond ya es más reconocible, gracias al pretendido estilo clásico que se ha dado a la vigésima tercera aventura del personaje –vigésima quinta si se cuentan la parodia Casino Royale (1967) y la fallida Nunca digas nunca jamás” (1983), las dos cintas ‘no oficiales’ – y el resultado no podría ser mejor. Lo tiene todo: argumento, acción, un malo malísimo (Javier Bardem), grandes intérpretes (entre ellos, Albert Finney y Ralph Fiennes, quien ya sonó hace décadas como candidato al doble cero), chicas – solamente dos, una de ellas con pocos pero interesantes minutos – y homenajes por doquier. Daniel Craig ha despejado definitivamente cualquier atisbo de duda acerca de su personaje, el que él había creado bajo una gran responsabilidad sostenida en el listón histórico. En sus dos films anteriores, Casino Royale (2006) y Quantum of Solace (2008), había construido un Bond diferente, casi un compendio de toda la dureza, frialdad y forma física de todos sus predecesores mezcladas y elevadas al máximo exponente. Estrictamente hablando, ese gran personaje no era James Bond, al menos no el que conocíamos y al que echábamos de menos incluso tras revisar determinados títulos de la saga, por cierto, la más longeva del cine. Ahora es mucho más que adrenalina máxima bajo control –su envidiable estado de forma haría creíble un hipotético rodaje a tiempo real–, también le queda bien el vestuario y por si fuera poco, ha añadido ironía y humanidad al espía que nos había ofrecido anteriormente. Datos estos que reconcilian los nuevos tiempos con la mejor esencia de siempre. ¡Si hasta los versos de Adele suenan a Shirley Bassey!
No cabe duda de que el trabajo realizado por todo el equipo ha merecido la pena. Compenetrar un film de acción de cinco estrellas según los páramos actuales con la tradición de un icono imprescindible de la cultura cinematográfica contemporánea no se adivina tarea fácil y, a la vista del resultado, hay razones más que suficientes para pasear con la cabeza bien alta. Por fortuna, quizá por la particularidad del aniversario, los responsables han reconducido hacia la senda correcta sin restar un ápice de personalidad y autenticidad al protagonista. Ahora sí, con todo derecho y orgullo, bienvenido al MI6, señor Craig, Daniel Craig.
¡Debate esta película en nuestros foros!